La subsecretaria de estado norteamericana Roberta Jacobson, entró en la opinión pública internacional con la información de una posible suspensión de las sanciones a las autoridades del gobierno nacional bolivariano, por una petición de miembros de la Mesa de la Unidad Democrática, de hacer una pausa mientras se dialoga por la paz en la conferencia convocada por el Presidente Nicolás Maduro. Por supuesto que a las pocas horas fue suspendida la visa al Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello y publicada una lista de funcionarios sancionables de alto gobierno, dentro de estos: Luisa Ortega Díaz y Miguel Rodríguez Torres (Fiscal General de la República y Ministro del Interior Y justicia respectivamente).
La triada John Kerry (secretario de Estado de los Estados Unidos), Roberta Jacobson y John Kelly (Jefe del Comando Sur), han utilizado la información dejando la sensación de preocuparse por la situación de Venezuela, que según las grandes empresas de comunicación, el país está en una cruenta represión y persecución a los sectores opuestos al gobierno.
La olla está montada, el objetivo es conmover la opinión pública internacional para justificar lo peor que pueda suceder, si tienen el atrevimiento de promover una invasión militar de los Estados Unidos a la tierra de Simón Bolívar.
Las máscaras se cayeron y las acusaciones hechas desde el lado de la revolución hacia el fascismo se verifican una vez más. El afán de la derecha por alcanzar el poder con el apoyo de un gobierno extranjero es la degradación y la entrega. Lo más conveniente para los opositores es retirarse de las mesas de diálogo, el juego avanza por un camino inadecuado, para ellos, signado por la desesperación de una nación poderosa como la norteamericana, en retomar el control de lo que era su patio trasero en Latinoamérica.
Juzgar a la directiva de la MUD, por traición a la patria, sería sentar precedentes ante una élite que todavía se legaliza con sus propios delitos, desde el año 2002 durante el golpe de estado y el sabotaje económico andan en la impunidad, aun cuando llevaron a cabo un plan elaborado por el gobierno norteamericano representado por la CIA.
La acusación en los medios de comunicación de la participación de la Guardia Nacional Bolivariana, Policía Nacional y Colectivos en incendios de universidades, escuelas, autobuses, se convierte en un bumerang hacia la misma conspiración mediática aliada al imperialismo y la oposición fascista. Es imposible que un gobierno quiera derrotarse a sí mismo, es el colmo de la miseria de estos golpistas, mantenerse sumergidos en un concepto que subestima al pueblo venezolano. Están faltándole el respeto a la inteligencia.
No se puede esperar menos de estos personajes de la MUD. Mantienen un doble discurso entre la democracia y la instauración de un régimen dictatorial a nombre de la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos.
Mientras exista una identificación de las mayorías del pueblo venezolano, con las políticas democratizadoras e incluyentes del gobierno bolivariano, es cuesta arriba el golpe de estado.