La venganza es uno de los platillos que se sirven fríos. La venganza, es una acción tajante que no permite dejar ni una brecha para la duda, ni un instante para la vacilación. Se da el golpe y ¡zaz! muerte al enemigo. En este caso, no se crean artilugios para simular la jugada. Nada está escondido. Nada está oculto. Un golpe certero que asesta en el blanco “elegido”. Y su causa o motivación, es casi siempre la misma: una enorme frustración y el amargo que ha dejado una acción anterior. Y pareciera que ésta es la receta de Estados Unidos. Su reacción ante la expulsión del capitán de fragata John Correa, integrante de la misión diplomática de Estados Unidos en el país, por haberse demostrado, con pruebas fehacientes, sus acciones de espionaje en el seno de la Fuerza Armada Venezolana, fue más que evidente. Inmediatamente, Estados Unidos, reaccionó ante este hecho, declarando como persona «non grata» a la Ministro Consejero, Jenny Figueredo Frías, directora del gabinete del
Embajador de Venezuela ante la Casa Blanca, Bernardo Álvarez.
Esta disposición del Gobierno norteamericano no es aceptada por el Estado venezolano en términos de la reciprocidad diplomática, por el contrario, es considerada como un acto de retaliación política, dado que las razones por las cuales se ordenó el retiro del agregado militar norteamericano en nuestro país, están legalmente basadas en la Convención de Viena, como lo dio a conocer la Viceministro de Relaciones Exteriores para América del Norte, Mari Pili Hernández, quien señaló que los artículos invocados de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas para respaldar las expulsiones, revelan el carácter “vengativo” de la decisión estadunidense. “Venezuela, señaló la funcionaria, invocó el artículo de la Convención que prohíbe a los diplomáticos utilizar medios ilegales para obtener información, mientras que EU se acogió a uno que permite a los países expulsarlos sin ofrecer explicaciones. Por eso consideramos inaceptables las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, que presentó el caso como una cuestión de equilibrio, de reciprocidad, cuando en realidad se trata de una venganza”.
Latinoamérica toda, desde el río Bravo hasta la Patagonia, es el noble amasijo donde se forja buena parte del futuro de la humanidad. Sus esfuerzos creativos por fundar un nuevo orden económico, social, político y humano, hacen de estas tierras, poderosas promonturas que se están consolidando a la par de una integración con fines reales y específicos: Eliminar la pobreza de estas tierras latinas y caribeñas. Y el impedimento principal, siempre ha sido el vecino del norte, que Bolívar ya vislumbraba, como americano profundo que era: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”. Por lo que, y parafraseando al Presidente Chávez: es importante que el pueblo asuma "la batalla de la conciencia, el conocimiento y las ideas" para contrarrestar las arremetidas ideológicas del imperio.
Bolívar decía: “El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad”. Por ello, hoy le damos la bienvenida a nuestro país y un abrazo fraterno y humano a nuestra compatriota Jenny Figueredo Frías, mujer de valiente estampa que ha sabido llevar este proceso de cambio a los corazones raídos de los más pobres de Estados Unidos, quienes hoy padecen las miserias de un gobierno fatalista.
Sirva esta oportunidad, también, para exigir una vez más, el respeto a nuestra soberanía y a nuestros derechos como pueblo libre, independiente y democrático.
Prof. Jubilado de LUZ
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