Aún cuando Venezuela es u país pacífico y de pequeña dimensión militar, no deja de pesar mucho en la égida imperial, por ser la cabeza del movimiento libertario del SXXI con Chávez a la vanguardia que catapultó las ideas de liberación nacional en Latinoamérica después de ser elegido presidente constitucional.
Ciertamente que en ese contexto, de rebeldía patria e independencia política, Venezuela representa una amenaza para la política exterior y la seguridad nacional norteamericana, puesto que invocó el concepto de igualdad y reciprocidad diplomática internacional, puesto que al expresar su deseo de cortar el número del personal diplomático en la embajada de Caracas, de 100 a 17 personas, allí se convirtió en amenaza porque si esa línea diplomática la siguen los demás países de la región, se le desacomoda la línea de trabajo que tiene USA para sus países “vasallos” ya que la mayor parte de ese personal tiene que ver con los trabajos de la CIA, de inteligencia y espionaje, a los que están acostumbrados a hacer en cada país adonde tienen cuerpo diplomático.
Allí se “le enreda el papagayo” si cualquier país de ahora en adelante desea invocar esta medida de reciprocidad, ya que los planes de avasallamiento e inteligencia para resguardar sus intereses se le coartan en gran medida y se le enredan, de forma práctica. Están tan acostumbrados a llevar delante de forma segura y sencilla esta política, porque nadie ha reparado en ello y porque lo han hecho “desde siempre” que coartarlos ahora, es algo impensable.
Allí está el quid del problema y para ellos, esas situaciones deben cortarlas de inmediato para que no se propaguen en el orbe. Se quedarían sin llevar a cabo sus planes de trabajo en ese sentido, que serían mutilados casi que de raíz y eso es un problema de seguridad nacional para ellos.
Aún con el problema de la hegemonía geopolítica para llevarse el petróleo casi regalado, como antes, con el efecto dominó que generamos en la avanzada política de los grupos de izquierda en la conducción política de los pueblos de Suramérica que han seguido nuestro ejemplo, con los acuerdos comerciales del Alba, UNASUR y la CELAC, con Petrocaribe de por medio, añadir ese problema a todo esto, es una excusa para decir que somos un problema a su seguridad nacional.
Sabemos que somos cabeza de playa en el movimiento político de izquierda que gobierna ahora Latinoamérica y a eso debemos agregar también que tenemos en puerta unas elecciones importantísimas como son las Legislativas, en donde pueden llevar todo el proceso hacia atrás, de ganar ellos y por ello deben tratar de ganar ese combate a como dé lugar.
Sin embargo a pesar de lo que significa colocarnos en esa posición diplomática, creo que todo esto es una cortina de humo para el problema que tiene Obama con su política hacia Cuba, ya que tiene todo el congreso mayoritariamente en contra y para suavizar un poco esta situación, mientras que le “tiende la mano a Cuba” debe hacer algo que muestre o parezca que no es tan allá y eso lo está llevando a cabo con Venezuela, al margen de lo expresado en líneas arriba.
Es, más bien, para Cuba, un arma de doble filo puesto que sólo hay golpes de Estado en aquellos países donde hay embajada norteamericana y Fidel debe cuidarse de eso a mediano o largo plazo. Hay que recordar lo que decía el Che del enemigo común de Latinoamérica.
Por eso, puede llegar a verse como una “bravuconada política” aún cuando no puede dejar de leerse con pinzas porque de todos modos, estamos declarados enemigos de manera formal de los intereses de ese imperio que mata, asesina y libra guerras sin impunidad, por quitarle los recursos naturales para su beneficio, a los pueblos del mundo que los poseen.
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