Decir que Venezuela puede representar una amenaza militar para el imperio más grande y sanguinario que haya conocido la humanidad no pasa de ser una pendejada que sólo pueden apoyar descerebrados como los escuálidos venezolanos. Por cierto, no entendemos porque se molestaron los escuálidos cuando Chaderton afirmó que una bala en el cerebro escuálido pasa más rápido que en el cerebro de un chavista. No entendemos, porque eso es una ley universal… en el vacío la velocidad es mayor.
Pero volviendo al tema que nos interesa. Venezuela podrá no ser una amenaza para EEUU desde el punto de vista militar, pero SÍ ES UNA AMENAZA gigantesca a la supervivencia de un imperio que intenta prolongar su existencia como tal.
Para no quedarnos en el terreno de la especulación, aclaremos el porqué de nuestra afirmación e intentemos hacerlo dando respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo puede algún país convertirse en una amenaza para un imperio sino tiene su fortaleza militar ni económica?
Comencemos por decir que todo imperio ha necesitado, necesita y necesitará siempre gobernantes sumisos y dispuestos a facilitarle acceso a sus riquezas. Del pillaje de los recursos que existen en las regiones dominadas se han alimentado todos los imperios que han existido hasta el sol de hoy.
En el caso que nos atañe, Venezuela no sólo dejó, desde la llegada de Hugo Chávez, de tener un gobierno sumiso al imperio norteamericano, sino que dio fin al robo descarado que tenían de sus recursos petroleros y como si fuera poco sirvió de ejemplo e inspiración a gobiernos como los de Argentina, ecuador, Bolivia y pare de contar.
En segunda instancia, bien conocido es que las correlaciones políticas de hoy exigen a los imperios una estrategia que garantice el control del gobierno de sus ¨áreas de influencia¨ por parte de una clase social y política plenamente identificada con sus intereses. El limitar el acceso a la educación a los sectores populares es una forma de impedir que ocupen posiciones de liderazgo y poder en la gerencia y administración pública y por supuesto una forma coartar el ascenso al poder a sectores o individuaos identificados con las necesidades y sueños de los sectores populares.
Esto les ha permitido siempre obtener respaldo internacional a sus decisiones del imperio, hecho sumamente importante cuando en el escenario mundial, como ahora, surgen nuevas potencias.
Venezuela con el acceso de Hugo Chávez al poder hizo trizas esa premisa, pero el Comandante no se quedó para vivir de sus glorias. Siendo un estudioso del pensamiento de Bolívar trabajó duro para que revertir aquella gran verdad del Libertador (¨¨un pueblo ignorante es herramienta de su propia destrucción¨¨). Acabó con el analfabetismo y abrió las compuertas que impedían el acceso del pueblo al conocimiento y la educación.
Hoy, por ejemplo, Venezuela es el quinto país del mundo con jóvenes estudiando una carrera universitaria. Esa situación en el país con mayores reservas de petróleo en el mundo es una amenaza para el imperio, pero el ejemplo que corre por los valles y montañas de esta América mestiza es una amenaza aún mayor.
El siglo XIX es un libro abierto para quienes quieren estudiar la forma como los imperios imponen a sus dominados condiciones de intercambio comercial injustas y limitantes. La premisa fundamental que rige ese intercambio es que sea entre el centro y las colonias satélites, nunca entre los colonizados, pues así se dejan pocas posibilidades para que ese mercado y esas regiones se desarrollen.
Petrocaribe y la Faja Petrolífera Hugo Chávez son un excelente ejemplo de lo que es luchar contra esa concepción centrista e imperial del mercado. Venezuela demostró que es viable el fortalecimiento de las relaciones económicas, sociales, y políticas entre los pueblos latinoamericanos y sigue insistiendo en que las mismas crezcan a través de estrategias como el Sucre, el Banco del Sur, Telesur, la creación de empresas calificadores de riesgos nuestras y muchas más.
He aquí entonces otra causa por la que el Premio Nobel de la Paz califica a Venezuela de amenaza extraordinaria e inusual. Claro que es una amenaza, claro que no es usual hechos como este y claro que es extraordinaria porque requiere de un líder como Chávez que nace cada cien años, cuando despiertan los pueblos.
Pudiéramos seguir enumerando las acciones o hechos que representan una amenaza para un imperio como el gringo, pero no disponemos de mucho espacio. Sin embargo, creemos que queda claro en nuestro lector lo que queríamos decir con esta nota. Sí, Venezuela es una gran amenaza con su ejemplo para el imperio norteamericano. El que los pobres de nuestro continente sepan que los humildes en Venezuela tienen atención médica y medicinas gratuitas en sus barrios; acceso a la educación gratuita hasta el nivel de postgrado; derecho a una vivienda y a una pensión digna son algunos de las realidades que atentan contra la dominación asfixiante y egoísta de las oligarquías y si eso no es amenaza para el imperio que las controla, que alguien nos diga que es entonces una amenaza.