El famoso decreto de Barack Obama señala que "la creciente corrupción política" en Venezuela constituye "una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de EE. UU.". Es irónico, por no decir hipócrita, que uno de los más acérrimos defensores del decreto está siendo investigado por lo que en lenguaje común se llama "soborno". Se trata del Senador Demócrata Bob Menendez del estado New Jersey, quien, conjuntamente con Marco Rubio y varios otros congresistas, es el más apasionado denunciante del gobierno venezolano. Pocos días después de la firma del decreto de Obama, se anunció que Menendez está siendo investigado por el Departamento de Justicia y también por un jurado federal (Federal Grand Jury) por "corrupción criminal". Menendez recibió $582,000 dólares como donación política aparentemente por haber promovido los intereses de los donantes y los de un asesor suyo. En estos casos, el cargo de "conflicto de intereses" es un eufemismo para soborno. Por cierto, no es la primera vez que la ética de Menendez ha sido seriamente cuestionada. Associated Press (AP) reportó que el gobierno federal norteamericano dio instrucciones a los agentes federales de no arrestar a un internista de la oficina de Menendez – que había cometido ofensas sexuales entre otras cosas – hasta después de las elecciones de noviembre de 2012 en las cuales el senador era candidato para la re-elección.
Todos los países del mundo están sujetos al flagelo de la corrupción, y Venezuela no es una excepción. Inclusive, el Presidente Nicolás Maduro, como también su predecesor Hugo Chávez, ha reconocido la seriedad del problema. Pero hay cierta arrogancia en la decisión de Obama de firmar su decreto con el argumento de que hay corrupción en Venezuela cuando los EE.UU. está muy lejos de ser libre de la misma. La modalidad de "conflicto de intereses" en la cual congresistas y otros políticos reciben donaciones generosas de poderosos grupos económicos para votar en favor de legislación favorable a sus intereses es rutinaria y legendaria en Washington. En la mayoría de los casos, esas prácticas, tan denunciadas por grupos de ciudadanos, ni siquiera están consideradas anti-éticas, es decir son perfectamente aceptadas. Menendez está siendo investigado solamente porque lo que hizo era demasiado evidente, por no decir descarado. La pregunta que mucha gente está haciendo es: ¿los casos de corrupción norteamericana como el del Senador Menendez ponen en peligro la seguridad nacional de otros países del mundo?