A trece años de un golpe de Estado salvaje, y un contragolpe cívico militar sin precedente, aún hoy lloramos nuestros muertos y nos paseamos por la impunidad que persiste, mientras Simonovis está con su familia.
En este marco de la histórica política venezolana contemporánea ha concluido La VII Cumbre de las Américas, y tal como anticipamos “…todo lo que pasa antes de la Cumbre, seguirá su destino después de ella, solo que con alguna foto y algún anécdota adicional.” (http://elestimulo.com/blog/entre-cumbres-y-abismos/)
Y han sido varias las anécdotas dignas de comentar sobre el desarrollo de la cumbre. Sin embargo quisiera relevar cuatro. La primera está referida a la desfachatez de Obama cuando expresó en su discurso, refiriéndose al tema de los Derechos Humanos, producto de la magistral intervención del Presidente Correa:
Estoy sumamente consciente del hecho que hay capítulos oscuros en nuestra propia historia en los que no hemos, en efecto, observado y cumplido los principios y los ideales sobre los cuales se fundó nuestro país.
La arrogancia de la institucionalidad gubernamental de los Estados Unidos, hace sin duda que reconociendo que no tienen moral para exigir moral, es más fácil autoerigirse policía del mundo por la fuerza más que por la inteligencia y esto no deja de ser parte de la política de Obama, aún a pesar de su reivindicación histórica por parte del Presidente Raúl.
La otra sorprendente declaración fue la del Presidente Raúl, cuyo discurso considero fue magistral, pero no deja llamar la atención la afirmación donde expresa:
¡País terrorista nosotros! Sí, hemos hecho algunos actos de solidaridad con otros pueblos, que pueden considerarse terroristas, cuando estábamos acorralados, arrinconados y hostigados hasta el infinito, solo había una alternativa: rendirse o luchar.
No desdigo de las razones de realineación de fuerzas de Cuba ante un asedio y bloqueo como el que ha vivido ese digno pueblo, pero no creo que exista terrorismo bueno y terrorismo malo, sea por el motivo que sea, por lo que una afirmación formulada de esta manera termina dándole la razón a los motivos por los cuales fueron incluidos en esa lista, y no creo que esa haya sido la intención del Presidente Raúl.
Un tercer aspecto relevante fueron los desplantes de Obama, en una demostración muy burda de diplomacia obligada, pero con verdadero desprecio. Hoy Obama tiene la necesidad de reconquistar a América Latina, que demostró nuevamente que es un pueblo rebelde e indomable, a pesar de los vasallos malinches que siempre existen. Su innecesaria salida de la sala de convenciones en el momento más álgido del evento, cuando la Presidente Cristina articuló un discurso lapidario, y seguía el Presidente Maduro, que fue mayoritariamente apoyado en contra de la resolución del gobierno estadounidense contra Venezuela, sumado al gesto de masticar chicle ante la exhortación histórica del Presidente Raúl, en verdad terminan siendo claros signos del nivel de irrespeto que tiene este gobernante por sus iguales latinoamericanos.
Punto aparte, quisiera hacer mención al constante desprecio de Obama por la historia. El positivismo lógico, estructura de pensamiento del modelo liberal burgués, parte de este mismo desprecio, y siendo lógico que Obama responda a esta lógica, sin embargo, su reiterada mención en un tono de fastidio, denota claramente el más profundo rechazo por la estructura de pensamiento historicista predominante en América Latina y que tiene su origen en el pensamiento socialista. Para quienes se enfrascan en un discurso ahistoricista, pensando que por eso son más modernos, les informo que es más antiguo el pensamiento liberal que el socialista, y que el historicismo nace como respuesta al positivismo, así que difícilmente ser liberal y positivista sea más “moderno”.
El último aspecto que deseo comentar tiene que ver con Venezuela y la participación del Presidente Maduro. Debo recordar que mi postura inicial ante la cumbre es que Venezuela debió boicotear la misma, buscando impedir que esta reunión de colonias con el imperio se diera. Sin embargo, al realizarse, no quedaba más que lograr el objetivo de generar el mayor ruido posible para centrar la atención del mundo ante la arbitrariedad imperial.
Hoy, al momento de escribir este artículo, sólo el Presidente Maduro sabe el verdadero saldo de la Cumbre, que para Venezuela se definió en esos diez minutos de encuentro con el Presidente Obama. Todo lo demás, aunque positivas, son anécdotas y fotos, pero no logros concretos que puedan repercutir en el bienestar del pueblo venezolano.
Pero al final, la realidad es que, después de la Cumbre, mi salario vale menos, el dólar Simadi sigue subiendo, y la crisis de liderazgo no se supera. Esperemos que el presidente Maduro llegué con nuevos bríos, y llegara convencido de que la mejor lucha contra el imperialismo es la verdadera libertad e independencia de nuestro pueblo, superando la impunidad, dando el golpe de timón que el Presidente Chávez pidió y que aún le debe a su pueblo, con más socialismo y mayores espacios democráticos y productivos reales.