Se ve venir otra temporada de The Walking Dead, pero esta vez ambientada en escenarios venezolanos y de la mano del laureado cineasta de fama internacional, Oskhar Fu He Nmayor. En esta versión tropicalizada, nuestro héroe, miembro de la burocracia nacional del partido, tras despertar en un CDI abandonado por la ineficiencia gubernamental, de un coma político inducido por las sonrisitas con la burguesía, se da cuenta de que el país que conocía ya no existe.
Apenas se asoma al exterior percibe los cambios anunciados por los tres chiflados anunciados en el Acuerdo Nacional Para la Transición:
Hordas de zombis, estimulados por CNN y TELEVEN, recorren el país sedientos de cerebros chavistas para descargar su arrechera; el país es un pandemónium de violencia de clases.
La televisión y los medios anuncian que Obama ha decidido ejecutar el decreto y una flota del comando sur se dirige a Venezuela a realizar un bombardeo humanitario para terminar de torcernos el brazo y controlar la situación. La llamada sociedad civil se ha instalado en PDVSA en la que ondea una bandera venezolana al revés con una esvástica nazi como emblema de poder de comerciantes y banqueros apátridas. Fedecámaras está feliz; La burguesía y la boliburguesía están felices.
Las calles llenas de basura y cauchos humeantes han sido tomadas por zombis de la clase media disociada, quienes desfilan de un lado a otro con sus miradas extraviadas diciendo como en una letanía intermitente: No al socialismo, no al socialismo. Los políticos presos de Ramo Verde, sedientos de cerebro como cualquier muerto vivo, van al frente con unas pancartas que dicen ¡Viva Uribe! ¡Viva Obama! Muy extrañado por esta situación surrealista se pregunta si está despierto realmente y se pellizca y nada: Esta vez ve a las delicadas muchachas de la sociedad civil con sus manitas blancas y sus licras derrochando silicona y con unas caras de endemoniadas dignas de hallowen, y diciéndole groserías irrepetibles a todo el que se atraviesa en su camino.
Por todas partes se ha desatado un apocalipsis; bandas organizadas de encapuchados pacíficos han creado barricadas, pero esta vez dentro de los preescolares y las barriadas populares que impiden respirar y caminar libremente por las comunidades. Alguien dice haber visto a Ceballos encapuchado y lanzando piedras a diestra y siniestra por el Táchira.
Los colectivos han sido exterminados por los zombies y por brigadas policiales en complicidad con el hampa común y el paramilitarismo. La MUD se ha dejado de disimulo y diplomacia barata y ha nombrado a Leopoldo Presidente del Estado de Transición Zombie y le han entregado las llaves de la ciudad al doctor Varito para que entre y salga libremente a supervisar a los paracos, que continúan realizando el trabajo sucio de la MUD y de la MID.
Un sector de los zombies está reunido en la plaza Altamira pidiendo una constituyente; entre ellos, una ex diputada de Panamá de nombre María Machado; a su lado un extraño sujeto que parece un vampiro y un zombi desequilibrado de apellido Gómez Saleh vocifera algo relativo a seguir tumbando muñecos.
Mas adelante ve a los que se fugaron del país a Miami por la televisión hablando acerca de la libertad y la democracia y de especular pero dar empleo. VTV ha sido clausurada por Enrique Mendosa y en su lugar han puesto a Luis Chataing, a horrorizar a los chavistas sobrevivientes del holocausto con unos chistes bien grotescos que él llama humorismo. Ensartaos y Aporrea no ha corrido con mejor suerte y, en lugar de los críticos revolucionarios de siempre, ahora solo van a escribir Patricia poleo y Miguel Henrique Otero. ¡Ave María Purísima!
Nadie sabe qué hacer ni se sabe del paradero de nadie; se oyen lamentos lejanos que parecen provenir de Miraflores o lo que queda: ¡Coño si hubiéramos profundizado a tiempo el Socialismo! ¡Si hubiéramos sido más democráticos dentro del partido! se le oye gritar de terror a Ameliach, quien huye a toda máquina de los zombis que se habían infiltrado en las altas esferas del partido y que nadie denunció, quienes lo persiguen con los brazos extendidos, como si lo fueran a agarrar.
A estas alturas María Machado ya es la nueva Presidenta de la Asamblea Nacional y ha decretado la legalidad de la guarimba y el uso de guayas y sustancias resbalosas en las calles. La ley del trabajo y la Ley de Precios Justos han sido abolidas y los comerciantes asolan el presupuesto familiar con sobreprecios del 3500 %. Lorenzo Mendoza, junto al equipo de funcionarios que le facilitaron las divisas -y que nunca estuvieron presos- está preparando una nueva fórmula para acceder a las divisas, más rápidas que la anterior, y hasta una nueva ley de precios acorde con los llamados sectores productivos.
La Conferencia Episcopal ha tomado partido por los caminantes y los acompañan en este frenesí onírico de violencia de clases invocando la acción armada de los cascos azules de la ONU, para que restituya el orden anterior a 1998 cuando Chávez ganó las elecciones. Al frente de esta cruzada están dos zombis distinguidos: Urosa Sabino y el Padre Palmar agitando la bandera de los Estados Unidos.
Por todas partes se ve a caminantes sin cerebro celebrando la fiesta mejicana; el buen whisky y el caviar fluye a raudales. Carmona Estanga luce feliz como si fuera a juramentarse a si mismo otra vez y, Manuel Rosales, quien no cree en cantos de ballena, ha venido a ocuparse del asunto de unas tierritas que tiene por ahí y que compró con su humilde sueldo de maestro.
Se espera que esta ficción apocalíptica sea un verdadero record en materia de audiencia.