Grecia y Venezuela: dos caras de una misma moneda sin valor

Hoy la cuna de la democracia es el epicentro de una batalla desigual, se enfrentan en la arena los modernos espartanos aglutinados en torno a un partido político de tendencia izquierdista y nacionalista contra un monstruo ciclópeo que amenaza con llevarlos a la era del Neolítico. A la UE no le importa convertir en ruinas a un país al que le deben toda su cultura con tal de aplastar al partido político que se ha atrevido a desafiarlos. Mañana domingo 5 de julio los griegos le darán una respuesta a ese monstruo, estoy seguro que este pueblo descendiente de los dioses del Olimpo sabrá defender su causa.

Grecia ha sido saqueada impunemente. Por sus venas rotas corre la sangre de viejas glorias y esa sangre será el veneno que el monstruo insaciable beberá para terminar muriendo a los pies de troyanos y aqueménidas. El empeño del Nuevo Orden Mundial por borrar la Historia pasa por subyugar a los pueblos que habitan los lugares desde los cuales se irradió la civilización a la humanidad. Hoy las arenas del desierto van desapareciendo lentamente lo que queda de Mesopotamia, en el Valle del Tigris y el Éufrates sólo se respira muerte y destrucción. Ahora le toca a Grecia. Los padres del concepto de ciudadanía y democracia jamás pensaron que podrían dejar de ser ciudadanos para convertirse en parias en la periferia de un nuevo reino y que la democracia que rige desde la antigüedad su modo de vida daría paso a una nueva democracia: la democracia corporativa.

A Venezuela no le ha tocado un destino mejor que el griego. Por revelarse contra la bota insolente yanqui ha sido sometido durante 16 largos años a toda suerte de experimentos de control de masas, sobre la patria de Bolívar se han ejecutado las más perversas y criminales formas de socavación política y económicas que se hayan aplicado a país alguno y en esto hay dos cosas que duelen hondo: el imperio cuenta con cómplices que operan a sus anchas y en nuestras narices a favor del imperio y un gobierno que ha dejado al desnudo sus debilidades y precariedades para defender una revolución que se niega a morir y que venderá cara su derrota. Aquí, sobre la misma tierra donde nació la libertad de Suramérica, siguen en pie los centauros de Páez, los valientes de Rivas, los indomables de Piar y los gloriosos guerreros que bajo el mando del Libertador Simón Bolívar hicieron claudicar al imperio más grande de su época.

Hoy, los desaciertos de los líderes de la Revolución amenazan con poner en bandeja de plata a los enemigos de la revolución lo que el pueblo le arrebató a la oligarquía: NUESTRA SOBERANÍA. Devolverla no es una opción para los revolucionarios. Quien traicione el legado que nos dejó Hugo Chávez, obtendrá el desprecio del pueblo. La traición puede tener mil rostros pero siempre es la misma, al traidor se le reconoce por sus actos salpicados de odio e irracionalidad, el traidor es un ciego que no ve llegar la espada a su cuello, y esa espada siempre llega y su cabeza rueda por el suelo. El 28 de junio el pueblo dio un mensaje claro: está dispuesto a defender su revolución por encima de quien sea y cuando sea necesario. No se equivoquen los apátridas y los que presumen que la Revolución es sólo un color. La sabiduría del pueblo es honda e insondable como las cosas ciertas que no se dicen.

El que lance esta moneda al aire obtendrá la misma respuesta del azar: los pueblos de Grecia y Venezuela no se someterán ante nadie.

Fidel J. Rodríguez

matatigre68@gmail.com

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Fidel José Rodríguez


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