El 09 de junio del año 2010, Hiillary Clinton llega a Barbados después de visitar Colombia y Perú donde sostuvo reuniones privadas con lideres de ambos gobiernos. Ante los Ministros de Asuntos Exteriores del Caribe y dirigentes políticos invitados, comenzó su intervención diciendo: “venimos a recuperar el espacio político perdido...” y pasó a esbozar las líneas maestras de un plan conocido como “Iniciativas para la Seguridad de la Cuenca del Caribe” (CBSI, por sus siglas en inglés). Allí se comenzó a delinear una clara estrategia para desestabilizar la relaciones de Venezuela con la CARICOM y destruir PETROCARIBE. Guyana se convirtió en territorio estratégico para la decisiva jugada del Caribe.
A partir de este encuentro se desarrolló una ofensiva del Departamento de Estado en El Caribe, a través su Coordinación de Asuntos Energéticos Internacionales, bajo la conducción de David Goldwyn quien había visitado Guyana para definir acciones junto con las empresas transnacionales del petróleo y posteriormente se retira del Departamento de Estado para constituir la empresa “Goldwyn Global Strategies” que comienza a trabajar con “New Atlantic Council Global Energy Center” como asesores directos del Departamento de Estado en asuntos energéticos del Caribe.
En junio de 2014, estos dos “tanques de pensamiento”, presentan al Departamento de Estado el documento “Uncertain Energy: The Caribbean's Gamble with Venezuela” (Energía Incierta: La apuesta del Caribe con Venezuela) que bien puede ser traducido como la jugada del Caribe con Venezuela. En él se define la urgencia de destruir el Acuerdo Energético PETROCARIBE (aprovechando la caída de los precios del petróleo) como requisito para recuperar el mercado petrolero de la región y quebrantar la influencia política de Venezuela en los países de la CARICOM.
En este documento se establece una estrategia para concretar el anuncio de Hillary Clinton en Barbados y comienza una serie de acciones donde Guyana se reafirma como el espacio estratégico determinante para alcanzar este objetivo y se le da un impulso a Exxon Mobil, Shell, CGX Energy, Canacol, Andarko, Groundstar y Tullow Oil Company como instrumentos para la desestabilización.
Guyana es tomada como espacio estratégico por 6 razones fundamentales, a saber:
1.- Georgetown es la sede de la Secretaría Permanente de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y, en consecuencia, centro de decisiones políticas del Caribe angloparlante.
2.- En el Caribe Oriental hay 6 países (Antigua y Barbuda, Dominica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Granada) que son miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América y el Caribe (ALBA) y en esa subregión la influencia del Departamento de Estado es casi nula.
3.- La debilidad política del gobierno de Donald Ramotar y el Partido Progresista Popular (PPP, por sus siglas en inglés) y el inminente surgimiento de un gobierno de derecha bajo la presidencia de David Granger que venía siendo impulsado por el capital transnacional y el Departamento de Estado.
4.- Su ubicación geográfica como salida al atlántico y su vínculo directo con el caribe.
5.- La inmensa reserva de gas y petróleo que subyace en el Esequibo.
6.- La sensibilidad, ante la comunidad internacional, de la controversia territorial con Venezuela por el histórico reclamo del Esequibo lo cual lo convierte en una perfecta excusa para la desestabilización de la región.
Desde esta perspectiva estamos obligados a entender que el Esequibo se convirtió en una excusa para la desestabilización de la región y al mismo tiempo permite esconder una estrategia que busca bloquear nuestro acceso al atlántico por el Delta del Orinoco, lo cual coloca bajo riesgo la salida comercial de las Empresas Básicas de Guayana (hierro, acero, aluminio, etc.) y el desarrollo pleno de los proyectos en la Faja Petrolifera del Orinoco y por supuesto PETROCARIBE.
El reclamo del Esequibo debe continuar su marcha. Nos corresponde impulsar el inmediato nombramiento del nuevo “Buen Oficiante” y construir una propuesta que abra una negociación dirigida a recuperar el territorio posible preservando el espacio estratégico y haciendo valer la Soberanía Territorial. Convocar a los especialistas para elaborar una propuesta que pueda ser sometida a la consulta popular.
Resulta urgente e inaplazable enfrentar el plan desestabilizador que adelanta el Departamento de Estado y el capital transnacional con la complicidad del gobierno de Guyana. Ese plan ahora se denomina “Iniciativa para Seguridad Energética del Caribe” y, en parte, fue presentado ante los países de la CARICOM durante la Cumbre de Seguridad Energética del Caribe convocada por el gobierno norteamericano a comienzos de año. En esa oportunidad el “nuevo” Coordinador de Asuntos Energéticos Internacionales del Departamento de Estado, Amos Hochstein, aseguró “estar dispuestos a llevar al Caribe a una nueva fase de su historia” para lo cual necesitan impedir cualquier avance de la Revolución Bolivariana.
Las concesiones para la exploración y explotación de los Bloques Stabroek, Pomeron y Roraima ocupando territorio venezolano, (Delta del Orinoco) no puede ser visto como una simple provocación de la Exxon Mobil. Se trata de un peligroso avance del plan desestabilizador que cuenta con la anuencia de la llamada Alianza del Pacifico (Colombia, Perú, Chile y México) e involucra a la Shell, Andarko, CGX Energy y otras expresiones del capital transnacional que incluyen hasta un grupo económico asiatico.
Las últimas acciones de la diplomacia colombiana. Su apresurada Nota de Protesta contra el Decreto 1.787, tratando de relanzar el Diferendo por el Golfo y las declaraciones del General John Kelly, Jefe del Comando Sur de EEUU, durante la XXXII Conferencia Internacional para el Control de Drogas realizada en Cartagena de Indias (Colombia), pretendiendo calificar a Venezuela como un paraíso del tráfico de drogas. Son acciones que ponen en evidencia una conjura con múltiples expresiones en el ámbito internacional y confirman la participación de factores de la Alianza del Pacifico.
La delicada situación creada por esta perversa jugada del Departamento de Estado y el capital transnacional con el gobierno de Guyana como punta de lanza, requiere una atención urgente con la cautela política y la prudencia diplomática necesarias. Cautela y prudencia no pueden ser confundidas con ausencia de respuestas oportunas. En diplomacia como en política, la falta de de respuestas puede convertirse en un pernicioso silencio. El país espera una respuesta a esta situación y una posición clara que permita la convocatoria a la unidad nacional para defender la Soberanía Territorial.
No es tiempo de aplazar verdades, el país sigue esperando respuestas. Le corresponde al Presidente de la República convocar al Consejo de Estado para diseñar un Plan de Acción. Es necesario crear un Frente Institucional por la Defensa del Delta del Orinoco con participación de las Gobernaciones de Delta Amacuro y Bolívar con sus respectiva Alcaldías, sindicatos de las Empresas Básicas y de la Faja Petrolera del Orinoco, organizaciones sociales y comunitarias.
Guyana se convirtió en el epicentro de la jugada del Caribe...construyamos la respuesta necesaria.