El "Buen Oficiante" está moribundo: ¡Viva el Acuerdo de Ginebra!

La actitud agresiva y desafiante del gobierno de Guyana sólo busca crear condiciones para justificar su renuncia al procedimiento de los “Buenos Oficios” y con ello abrir cauce al desconocimiento del “Acuerdo de Ginebra”. Consecuente con la orientación del Departamento de Estado, el gobierno de David Granger no avala en nombramiento de un nuevo “Buen Oficiante” y reitera su pretendido desconocimiento del “Acuerdo de Ginebra”. Detrás de esta absurda retórica hay un plan de desestabilización de la región.

            El “Acuerdo de Ginebra” firmado el 17 de febrero de 1966, en su artículo I, reconoce la “contención venezolana de que el Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica es nulo e írrito” y establece un lapso de 4 años para que una Comisión Mixta construya una salida pacífica a la controversia. De lo contrario los gobiernos están obligados “sin demora”  a escoger uno de los medios de solución establecidos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas. Allí está la esencia legal del “Buen Oficiante”, legitimado por el fracaso de la Comisión Mixta y las acciones del Secretario General de la Organización de Naciones Unidas en busca de una solución.

            El procedimiento de los “Buenos Oficios” es un camino para construir un arreglo pacífico de cualquier controversia entre Estados y al mismo tiempo garantizar la paz y la seguridad de las naciones. Supone el contacto directo entre los involucrados. Este procedimiento se estable cuando el Secretario General de la ONU ofrece, y es aceptada por los Estados en conflicto, la designación de una persona que sirva como “Buen Oficiante” para que construya una solución con el acuerdo de ambos países. No se trata de un tercero con potestad para tomar decisiones, es un proceso de construcción armoniosa entre las partes con la mediación necesaria y posible aunque algunos especialistas en derecho internacional sostienen que, en este procedimiento, no hay mediación como tal. Ningún Estado está obligado a aceptar este mecanismo y puede renunciar a él en cualquier momento. Guyana hace uso de este derecho para enturbiar cualquier salida pacífica.

            En 1989, Venezuela y Guyana acordaron asumir el procedimiento de los “Buenos Oficios”. El 08 de noviembre de ese año, en Puerto Ordaz, Carlos Andrés Pérez como Presidente de la República y Desmond Hoyte Presidente de Guyana  aprueban la designación de Alister McIntyre como “Buen Oficiante”, se formalizó 3 días más tarde. Venezuela nombró como Facilitador a Emilio Figueredo Planchart quien fue sustituido, en 1995, por Carlos Ayala Corrao y posteriormente Chávez designó a Roy Chaderton. Guyana  otorgó esa responsabilidad a Barton Scotland y luego a Ralph Ramkaram quien renunció en 2011.

            McIntyre, un economista oriundo de Granada, formado en Londres con un reconocido desempeño académico en “The University of the West Indies” (de la cual fue vicerrector). Había sido Secretario General de la CARICOM y promotor de la integración caribeña. Una formación y experiencia que le facilitó una persistente labor durante 10 años como “Buen Oficiante”. Muchas actividades, encuentros, desencuentros, propuestas y entuertos burocráticos cerraron cualquier salida. McIntyre renunció en 1999  y continuo vigente el procedimiento de los “Buenos Oficios”.  

            Oliver Jackman fue designado inmediatamente (octubre 1999) como nuevo “Buen Oficiante”. Su experiencia registraba la actuación como Juez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y miembro de la “Comisión por la Verdad y la Justicia de Haití” desde 1986 hasta 1993. Solida experiencia académica y su participación en programas de la ONU le dieron la confianza para buscar una solución a la controversia. Jackman muere en enero de 2007 y, nuevamente, queda el vació sin que eso suponga alguna duda sobre la vigencia del procedimiento de los “Buenos Oficios” en este caso.

            El 19 de abril de 2010,  Norman Girvan fue designado como “Buen Oficiante”. Profesor Emérito de “The University of the West Indies” con amplía formación en Relaciones Internacionales y una gama de investigaciones sobre la Integración Caribeña, la deuda externa y su relación con el FMI como expresión del colonialismo moderno. Su designación fue cuestionada por voceros de la oposición venezolana debido a su nacionalidad jamaiquina que lo convertía en el tercer caribeño designado como “Buen Oficiante”. Una crítica que desconocía sus vínculos con América Latina y El Caribe hispanoparlante. Defensor de la Revolución Cubana y con solidaridad fraternal hacia la Revolución Bolivariana. Inició sus actividades con un plan de trabajo que buscaba construir propuestas en el marco de la nueva realidad política de América Latina y El Caribe donde él vislumbraba un novedoso proceso de integración que cambiaría la geopolítica mundial. Su empeño en construir una salida a la controversia territorial nunca fue, cabalmente, comprendido y oportunamente atendido. Me consta su esfuerzo porque tuve la suerte de compartir su visión y amplio conocimiento del tema. Girvan muere en La Habana, tras un accidente en abril de 2014. La vigencia de este procedimiento nunca estuvo en tela de juicio.

            La semana pasada el Presidente  Nicolás Maduro solicitó al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas el nombramiento de un nuevo “Buen Oficiante” con sólidos argumentos que demuestran nuestro compromiso con una diplomacia de paz y complementariedad. Inmediatamente, Guyana anunció que no avalaba, ni compartía tal designación porque considera que ese procedimiento está agotado. Hasta ahora, esa declaración no ha tomado carácter formal, parece solo una provocación más. De formalizarse tal anuncio, se ratifica que Guyana no quiere una salida pacífica y sus acciones obedecen a otros intereses y la orientación que, desde el Departamento de Estado, se le da a un Plan de Desestabilización de la Región lo cual incluye la destrucción de PETROCARIBE y la ocupación abusiva de nuestra salida al atlántico por el Delta del Orinoco donde se pretende ubicar la ExxonMobil como estandarte del capital transnacional e instrumento de la política exterior norteamericana.

            El “Acuerdo de Ginebra” cobra cada día mayor vigencia. Su extinción está determinada por la solución del conflicto. Guyana no puede desconocerlo porque se ubicaría al margen del derecho internacional y su relación con los organismos multilaterales. Su verdadero objetivo es acabar con el procedimiento de los “Buenos Oficios” para acudir a la Corte Internacional de Justicia y colocar la decisión en un tercero donde ellos pueden negociar una salida a su favor aunque tengan que hipotecar su soberanía. Ya lo hicieron en 1989-1990 cuando lograron la modificación del artículo 8 de los estatutos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para garantizar su admisión como miembro pleno.

El tiempo de un litigio internacional favorece a la ExxonMobil y permite al Departamento de Estado avanzar en su plan para retomar el control político del Caribe como lo planteo Hillary Clinton, en Barbados, con su “Iniciativa para la Seguridad de la Cuenca del Caribe” y ratificó el gobierno norteamericano a comienzos de año con su “Iniciativa para la Seguridad Energética del Caribe”

            En este momento es imprescindible comprender que está en marcha un plan que va más allá de la controversia territorial. Venezuela puede enfrentar, exitosamente, cualquier litigio internacional. Tenemos un nutritivo contencioso que lo garantiza y los hechos históricos reafirman que ese territorio es nuestro. Guyana está matando el camino del “Buen Oficiante”. El “Acuerdo de Ginebra” adquiere más vigencia que nunca. Sin embargo, hoy el Esequibo es una excusa para la desestabilización de la región y Guyana el epicentro estratégico de una conjura que busca destruir PETROCARIBE y limitar nuestra libre salida al atlántico lo cual pone en peligro la recuperación de las Empresas Básicas de Guayana y el desarrollo de los proyectos de la Faja Petrolífera del Orinoco.

            Hoy, como nunca antes, es necesaria la unidad de todos los venezolanos en defensa de la Soberanía… No es tiempo de aplazar verdades…



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Darío Morandy


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