En blanco y negro

EEUU

La postura de los pueblos de Nuestraamérica contra la criminalidad imperialista es producto de todo un proceso histórico de agresión, desprecio, humillación, violación y pisoteo de los más elementales derechos humanos, llevado a cabo durante más de 200 años de opresión y de intervenciones armadas y disfrazadas de las sucesivas administraciones de EEUU contra este hemisferio.

Es la historia de siglos de intervenciones militares, invasiones abiertas, injerencias políticas y de violaciones a la soberanía nacional de nuestros pueblos por parte de un imperio que se fortaleció después de la I Guerra Mundial y emergió como superpotencia después de la II Guerra Mundial. Los antecedentes se remontan al siglo XIX. En 1823, James Monroe, elaboró una declaración basada en un “destino manifiesto” que invocaba su ambición política en las relaciones internacionales  la “doctrina Monroe” la cual proclamó el sacrosanto principio de “América para los americanos” rechazando cualquier intervención europea en América, toda vez que nuestros espacios pasaron a convertirse en el patio trasero y en una zona geoestratégica de la política de seguridad estadounidense.

Alimentado por los mitos de ser el país elegido por Dios para logras la “búsqueda de la felicidad” proclamada en su Carta de Independencia, y tantos otros mitos imperialistas, comenzó en el siglo XIX con una voraz guerra de conquista que le permitió agrandar sus 13 colonias inglesas en un extenso territorio a través de guerras de saqueo, convenios truncados y anexiones

Más de la mitad del territorio mexicano sirvió para crear Texas, Nuevo México, California, etc.; también obtuvo el botín de guerra de Puerto Rico y Filipinas, las compras de Alaska a la Rusia zarista y la de Luisiana a Francia, las truculentas anexiones de Florida y de Hawai, etc.; ha sido el ejemplo de un país edificado en base a saqueos, el genocidio de pueblos indígenas enteros y las adhesiones por las fuerzas más brutales. Es un territorio que no significa nada, pues al igual que su gentilicio no son de por sí nombres propios sino una generalidad continental que el imperialismo también se expropio.

El núcleo duro del imperio está constituido por un oligopolio de capitales que adoptan la forma corporativa para desde allí tomar las grandes decisiones del gobierno mundial desde el tejido de instituciones que le brindan “legitimidad democrática” como  la ONU, el FMI, la OMC, la OTAN, etc., cuya función es filtrar y adecuar las primordiales opciones de carácter estratégico que faciliten las orientaciones para el dominio de nuestra hermosa Tierra.

Ha generado una voracidad sin límites ni control por el poder y el dinero. Irradia el individualismo más exacerbado y mantiene un culto sobre la propiedad privada que lo convierte en el país más criminal del planeta y está llevando a la humanidad hacia el exterminio total.

 

 



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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