El ocaso del imperio

“Cuba es como el vaso que arrojó el profeta, en el camino de los pueblos de América, Cuba es el hierro clavado en las entrañas, sus penas son nuestras penas, sus dolores son nuestros dolores”. Si quienes hoy nos gobiernan hubieran , permitido el hundimiento de esta gran nación, habrían marcado el principio de nuestra desaparición, como pueblo como países libres, y estaríamos convertidos en colonias del imperialismo.

El primer gobernante de América, en darse cuenta del drama terrible de lo que podría acontecer en cuba, fue el comandante Hugo Chávez Frías, quien no dudo un momento en hacer convenios de mutuo beneficio con ese gran país, representado por el Cte. Fidel Castro Ruz. Luego fue emulado por varios gobernantes de países hermanos quienes han apoyado a la revolución Cubana sin condición alguna.

Cuba no debe acabar de renacer o de morir, sin que, nosotros todos, sintamos vivir de su vida, o morir de su muerte. No podemos ser extraños a pueblos Hermanos. La desaparición total de un país de nuestro continente por fuerzas del imperio Norteamericano, sería el comienzo del festín de su ególatra destino, se podría escribir la historia como epitafio de la independencia de aquel pueblo, debido al patriotismo glorioso de su juventud, que sigue soñando con la defensa de su Patria, bajo un viento pavor que sopla sobre América; el miedo continua, porque acecha la amenaza a la Cuba de Martí, ante el pensamiento conquistado que avanza como una ola y crece y se hincha ante el corazón de aquel Gigante, el despojo de Guantánamo por las águilas de picos encorvados del norte continúan marchando erguidas y soberbias. Amenazando al mundo silencioso y asombrado.

Guantánamo no fue conquistada por la fuerza, fue dominada por el crimen, los conquistadores victoriosos contemplaron la odisea de ese pillaje y al grito de libertad se lanzaron contra Cuba y Puerto Rico y las hicieron suyas anunciándose como los héroes de Washington así llegaron a esos pueblos como el pie de un elefante y aplastaron su corazón, a este vil despojo lo llamaron Victoria.

América latina noblemente engañada por el miraje lejano aplaudió ese engaño pérfido, en burla a la calidez humana. Fue el zarpazo de tigre disfrazado de tartufo y deslumbrado por la victoria se ha convertido en culto de la fuerza. Y así se han empeñado en hacer crecer a nuestros países en la amañada mentira mediática haciéndolo ver como modelo de la gran Republica del Norte, en ponerlo como amigo y como hermano de los pueblo de América Latina y el Caribe. (Hoy todavía hay lacayos que le creen).

Patria socialismo, viviremos y venceremos



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Juan Rafael Rangel Ortiz


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