Ante la imposibilidad de que las, al menos cuatro, facciones de la indolente oposición venezolana se pusieran de acuerdo para encontrar una sola ruta para desconocer el mandato popular del Presidente Nicolás Maduro, esta última semana el Señor Obama, en una declaración desesperada e infame, le dictó la ruta a la MUD: ¡Nuevo gobierno de inmediato!
Como en el cronograma electoral venezolano no hay elecciones presidenciales este año, entonces uno deduce que el Presidente Obama está llamando a derrocar al gobierno constitucional de nuestro país. Es el corolario esperado del golpe parlamentario en marcha, sobre el cual escribimos la semana pasada.
¿Qué hace que el Presidente de los Estados Unidos, saque de manera impúdica el garrote contra Venezuela y contra Brasil en forma simultánea? No hay otra razón que el afán de construirse un legado antes de entregar la presidencia de su país a finales de este mismo año, en base a la recolonización de América Latina y volver a convertirnos en su patio trasero.
Otra vez se equivoca el establecimiento norteamericano, al subestimar el avance organizativo y de conciencia de la corriente histórica bolivariana, que el Comandante Chávez rescató desde lo profundo del alma de nuestros pueblos. Especialmente, en el alma de las vanguardias populares venezolanas está encendido el fuego de los libertadores y libertadoras de este continente y eso se demostrará en las semanas por venir, en la medida que los escenarios planteados por el gobierno de Estados Unidos y sus subordinados partidos de la MUD se desarrollen.
Las vanguardias populares venezolanas, que hoy se cuentan por millones de trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas, pescadores y pescadoras, indígenas, comuneros y comuneras, militantes de las Unidades de Batalla Bolívar Chávez, pobladores, jóvenes del barrio, mujeres, estudiantes socialistas, oficiales, soldados, milicianos y milicianas que en este momento discuten escenarios, se organizan y tienen una decisión: defender el poder político del pueblo. Esta fuerza histórica popular bolivariana y chavista, contrasta contra las divididas, desmoralizadas y ambiciosas facciones de las élites anti patria que le sirven de operadores al poder norteamericano.
El legado de Obama se va pareciendo más al de Bush, que no es otro que una historia de agresiones contra los pueblos soberanos del mundo, sin victorias, pero con mucha destrucción. Pero, “Por suerte se ha visto en la historia, no pocas veces, a un puñado de hombres libres derrotar a imperios poderosos” como le escribió nuestro Libertador Simón Bolívar al agente norteamericano Mr. Irvine, en 1818, quien pretendió condicionar a las fuerzas patrióticas en lucha por nuestra Independencia.
Hoy domingo de Ramos, día de buenas nuevas, le pedimos al Cristo redentor que nuestra victoria sea la paz y la prosperidad. Que así sea.