Los burócratas se preocupan, a veces demasiado. Obama tiene muchas preocupaciones, por tanto él en sí mismo es la burocracia; es transitoriamente el dueño de un poder que no es de él, como su negritud falsa, y sus fementidos deseos democráticos y libertarios. Después de dirigir un ataque para nada burocrático sobre la economía venezolana, se desespera al ver que el gobierno del presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, todavía no ha rodado por el piso.
Obama decide entonces que la estocada final debe comenzar a darse con una orden burocrática suya: Hablando de la crisis económica que sufre el pueblo venezolano, el hijo de la antropología burguesa, opina que "eso está directamente ligado con los desafíos de la gobernanza" y por tanto su burocracia considera que la víctima, o la sociedad venezolana debe elegir "cuanto antes un gobierno en el que ellos confíen, que sea legítimo y pueda comenzar a implementar políticas económicas que los saquen del espiral en el que están, tanto mejor será para todos nosotros". Pues claro después de consumar el secuestro, el sufrimiento y el asesinato de los niños, quitándole su leche, hay que elegir un gobierno de criminales entreguistas de la riqueza nacional y de su soberanía, o fascista, que sea mejor para defender los intereses de la burguesía trasnacional máxima jefa del supremático Obama, blanqueado por la postmodernidad.
Obama, el ultra capitalista, armado de los nuevos constructos del pensamiento postmoderno, se desboca: "Estados Unidos no tiene ningún interés en ver fracasar a Venezuela" El genocida del Medio Oriente considera la realidad de la interconexión de todos los países, eso que llaman la Aldea Global, y que por tanto el fracaso de Venezuela, "podría tener un impacto en las economías de Colombia o de América Central, o de México".
El burócrata, genocida, y postmoderno, se confiesa ante el mundo que considera su iglesia: reconoce que la economía colombiana depende directamente de la riqueza venezolana; que desde el Estado narcoparamilitar, opresor del hermano pueblo trabajador colombiano, confundido por los diversos empaques del postmodernismo, se reparte el botín del cambio paralelo y fraudulento bolívar-peso, traducidos luego en billones de pesos, cambiados seguidamente en centenares de miles de millones de dólares, que se reflejan posteriormente en el producto interno bruto de sus países acólitos en Centro América, muy especialmente en Colombia, paraíso de los cambistas, y en la propia economía norteamericana. Admite el títere Obama que han devaluado y siguen devaluando el bolívar, que siguen robándose la gasolina para exportarla como gasolina colombiana, y continúan desviando los alimentos regulados o revendiéndolos a precios exorbitantes para mantener en emergencia la seguridad alimentaria del Pueblo trabajador venezolano.
El Imperialismo, se propone derrocar el gobierno bolivariano encabezado por Nicolás Maduro, un golpe anunciado, frustrado el 11. 12 y 13 de abril del 2002; en el golpe petrolero a finales de ese mismo año y principios del 2003. En sus múltiples intentos ha sido derrotado por el pueblo trabajador. Sin embargo ha aprendido en cada fracaso, y ahora ha preparado un ataque integral y reforzado, en el cual ha reunido una amplia alianza con las fuerzas más retrogradas y fascistas que haya conocido toda nuestro periodo republicano. Todo parece indicar que no va a dar marcha atrás en su empecinamiento genocida.
Confiado el Imperialismo en la confusión que ha desatado sobre el pueblo trabajador que sido atacado con saña en su sueldo, en su estómago y en sus necesidades más elementales; no cuenta con el heroísmo del pueblo venezolano, que estará dispuesto a todo para defender la Patria venezolana.