No dan más que para eso. Los dirigentes de la derecha venezolana no se pertenecen. Desde hace mucho tiempo le vendieron el alma al diablo, sí, al mismísimo diablo que el Comandante Chávez denunció valientemente en la ONU, el 20 de septiembre de 2006, con la impactante afirmación: “Ayer vino el Diablo aquí, ayer estuvo el Diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar!”.
Aunque el líder bolivariano lanzó la lapidaria calificación contra George W. Bush, a la sazón el inquilino de la Casa Blanca, no fue una acusación contra la persona sino contra el actual orden mundial injusto, el Imperialismo, el cual tiraniza a todos los pueblos del planeta. Sin duda, es una acusación que muchos quisieran hacer pero no se atreven, y otros, peor aún, jamás lo harían porque son solo lacayos.
A esta última estirpe pertenecen los dirigentes de la MUD. Por eso, en los actos de la celebración de los 205 años del 5 de Julio, el Presidente Nicolás Maduro calificó, y con toda razón, a Henry Ramos Allup de “capataz cobarde... de amos imperiales”. Fue bochornoso y público como Ramos, jefe de hecho de la oposición, ofendió una vez más a la gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana, después de haber sido derrotado de forma humillante en la OEA, cuando promovió descarada e indignamente la injerencia externa en nuestros asuntos de soberanía, obedeciendo como un bellaco órdenes del Imperio Yankee.
Pudiera parecer insólito que la dirigencia opositora, si no estuviera entronizada en la Asamblea Nacional sólo para hacerle daño al país, esté dedicada exclusivamente a impedir que el Presidente Maduro libre la batalla, como lo está haciendo sin descanso junto con todo el país, para vencer la guerra económica.
Guerra económica que esa misma derecha ha desatado con crueldad contra todos nosotros como pueblo, con la aviesa intención de doblegar la voluntad popular para ponerla al servicio de los intereses antinacionales, únicos intereses a los que esa derecha sirve. Esta es una de las estrategias de la guerra no convencional con la cual el Imperialismo asedia a Venezuela, con el propósito de acabar con la Revolución Bolivariana, y, de paso, poder colocar a los jefes de la MUD como sus caporales en nuestro suelo.
Por eso fue muy oportuno que el pasado 5 de julio el Presidente Maduro recordara las palabras pronunciadas por el Generalísimo Francisco de Miranda ante la Sociedad Patriótica: “¡No queremos más capataces ni más amos! ¡Nunca más seremos súbditos! ¡Desde hoy seremos República, seremos ciudadanos, seremos Nación!”. Palabras muy actuales, más aún en estos momentos decisivos para la Patria.