La presencia e influencia de los Estados Unidos de América en Venezuela ya dura más de 100 años y se inició con la aparición de la imperio-colonialista “Doctrina Monroe”, que unilateralmente declaraba al todo el continente americano como espacio bajo el dominio geopolítico de esa naciente potencia y se afirmó, con el control mayoritario que la Estándar Oil de New Jersey y otras grandes empresas de ese país tuvieron en la explotación de la riqueza petrolera nacional, lo que les permitió mantener durante 27 años al sátrapa dictador Juan Vicente Gómez en el Poder fático de Venezuela y decidir, con dictaduras y democracias represivas, el curso político, económico y cultural de la Nación, hasta la llegada el gobierno del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y la Revolución Bolivariana, cuando se inició un proceso de revisión soberanista de las relaciones entre ambos Estados.
Pero, más allá de las relaciones de Estado, los Estados Unidos siguen siendo el principal comprador de petróleos y sus derivados de Venezuela, está posicionado como uno de los más importantes suplidores de bienes y servicios para la industria, la agricultura y las comunicaciones, empresas como la CHEVRON están incorporados al esquema de explotación asociada de la Faja Petrolera del Orinoco y Venezuela, a través de PDVSA, conserva la propiedad de CITGO, una poderosa empresa ´petrolera con varias refinerías en territorio de los EEUU y más de 14 mil estaciones de servicios en ese país y, las operaciones comerciales de y en Venezuela – se realizan con base al dólar de los Estados Unidos, constituyendo hoy uno de los factores más determinantes de la peligrosa situación económica-financiera-monetaria que enfrenta el gobierno bolivariano del Presidente Maduro.
A pesar de la expulsión de la Misión Militar de EEUU, de la DEA, la USAID, las Nuevas Tribus, la reducción importante del personal No Diplomático de la Embajada, la expulsión del último Embajador y de una Encargada de Negocios y especialmente, en el vitraje hacia la integración de Nuestra América y la Asociación Estratégica con potencias como la Fderación de Rusia y la República Popular China, es tal aún la omnipresencia de los Estados Unidos en Venezuela que, desde el Presidente Barak Obama y su Secretario de Estado Jhom Kerry y los Jefes del Comando Sur de EEUU, continúan declarando sobre los asuntos internos de Venezuela, siguen financiando partidos, seudo ONGs y medios opositores y organizaciones empresariales y estudiantiles, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), la NED y la Agencia Nacional de Seguridad, (NSA), emitiendo exigencias sobre órganos del Poder Público Nacional (TSJ, CNE, especialmente), dictando amenazadores Decretos u Ordenes Ejecutivas que declaran a Venezuela “un peligro inusual y extraordinario para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos” y, dictando leyes extraterritoriales que pretenden regular la conductas de personas venezolanas fuera del territorio de ese país.
Pero, resulta especialmente despreciable la presencia inamistosa hoy, en la Patria de Bolívar y Chávez, del Sub-Secretario de Estado, Thomas Shannom, con el fin de sostener reuniones en la mismísima sede de la Embajada de los Estados Unidos en Caracas, con los representantes de la oposición contra-revolucionaria del país, con el inocultable propósito de unificar y direccionar la visión injerencista de su gobierno con el plan desestabilizador de sus aliados internos, en una estrategia que pretende llevarlos a derrocar “por cualquier vía y usando cualquier medio”, las autoridades legítimas de la República y su Jefe de Estado, Nicolás Maduro Moros.
Podría parecer la presencia en Venezuela del agente imperial Thomas Shanom, como una operación política en clave electoral interna de EEU, para favorecer la acosada candidatura de la Señora Hillary Rodas Clinton en el disputado Estado de Florida pero, por encima de ese posible propósito, tal visita debe tener el objetivo fundamental de imponer la agenda y la dirección imperial en la representación opositora en la Mesa de Diálogo, la cual tiene en la celebración del Referendo fraudulento antes del 10 de Enero 2017, su principal objetivo; visto que los millones de dólares invertidos en estos 17 años de Revolución Bolivariana en Golpes de Estados, Paros Patronales y Meritocráticos, Guarimbas Criminales, presiones diplomáticas, visitas de ejemplares de la zoología derechista del continente y España y, su última Guerra Económica-Financiera-Mediática (2014-2016), no ha conseguido sacar a la Revolución Bolivariana de la Casa de Gobierno de Miraflores.
No debe haber duda sobre la condición patriótica y revolucionaria del Presidente Nicolás Maduro Moros y debe haber comprensión sobre la flexibilidad que exige un dificil y complejo proceso de negociación política como la que hoy se realiza en Caracas pero, hay límites a la “insolente bota extranjera” que en éste y en cualquier escenario, ofenden la dignidad del pueblo y reclaman una firme postura nacional de las bolivarianas y los bolivarianos que no somos gobierno y por ello, no tenemos que respetar los deberes propios del Estado.