Debemos insistir: estamos en una guerra no convencional, asimétrica, y las agresiones contra la Patria Bolivariana, Zamorana y Chavista, vienen por los cuatro costados. La injerencia imperialista no se ha materializado porque hoy Venezuela cuenta con un pueblo monolítico, unido, que tiene meridianamente claro que el neoliberalismo es sinónimo de miseria, hambre, desempleo, asesinatos indiscriminados, en el entendido de que la calidad de los apátridas como individuos, está enraizada por la traición. Qué debemos esperar de unos lacayos vende patria, lambe hueso, que no saben que inventar para entregar la Nación a los designios de Estados Unidos (EEUU). De allí que, al igual que el año pasado, la agenda geopolítica e internacional golpista e intervencionista contra Venezuela ha colocado todos sus recursos en el quemador para aplicar la desarticulada Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Muestra de ello han sido las recurrentes exigencias de la ilegítima Asamblea Nacional al organismo internacional, las giras mundiales de los operadores políticos del antichavismo (Luis Florido, Freddy Guevara, Julio Borges y Lilian Tintori, entre otros) por Washington, Colombia, Brasil, Argentina y Perú, lo cual incluye el respaldo del Senado de EEUU al secretario general de la OEA, el traidor del hemisferio latinoamericano, Luis Almagro, en una resolución en la que apoya la aplicación del maléfico instrumento intervencionista. Contrario a todos los principios del derecho internacional sobre la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia de otros Estados en los asuntos internos de las demás naciones.
El escenario imperialista que pretenden activar para conseguir apoyo diplomático y fabricar condiciones para la aplicación de la trillada “carta democrática”, los fascistas apátridas no han logrado consenso en sus ansias diabólicas por instaurar un Estado de facto en esta alocada desventura contra la Patria Bolivariana, Zamorana y Chavista.
La Carta Democrática
La Carta Democrática quedó deslegitimada como instrumento para favorecer a los pueblos de Latino América, Centro América y el Caribe. Ahí está el golpe de Estado contra Dilma Roussef en Brasil, sobre el cual la OEA guardó un silencio sepulcral; tenemos otros eventos en que ha sido aplicada (Paraguay y Honduras) y se han sucedido indiscutibles golpes de Estado. Necesitan de una narrativa pre-fabricada que sea provocadora para presionar su aplicación, tras el montaje de la "crisis humanitaria", soportada con escritos carentes de validez, pero sí con un profundo contenido golpista avalado por ONGs financiadas desde EEUU. En esa búsqueda interminable para criminalizar a Venezuela en la esfera internacional y crear el escenario intervencionista, la derecha venezolana no ha cesado.
El anverso de la moneda revela que Venezuela cuenta con una importante proyección y el apoyo en el ámbito internacional, a través de organismos y foros multilaterales, en los que ejerce una
dinámica hacia la hermandad de los pueblos, al tiempo que despliega su influencia pacifica en la búsqueda de la paz en el hemisferio latinoamericano.
Allí está el CELAC, Petrocaribe, Alba, Unasur y Movimiento de Países No Alineados, entre otros organismos internacionales, incluyendo el apoyo de países como Rusia, la China, y otras importantes potencias, los cuales fungen como un recinto de protección para cercar y colocar al margen las maniobras de los operadores golpistas transnacionales, en su atormentada búsqueda para conseguir los votos necesarios en la OEA. Estamos montados en una trampa macabra que quizá en el pasado “puntofijista” no hubiera encontrado mayor oposición.
Lo que significa la Carta Democrática
A medida que esta trampa mediática se desarrolla, provocan acciones de descomposición social e intenta inocular en la opinión pública la criminal Carta Democrática. Sabemos cómo el presidente obrero Nicolás Maduro con su equipo de gobierno ha venido contrarrestando los efectos perniciosos del boicot económico, el contrabando, la crisis financiera, etcétera, que la burguesía ha generado para derrocar a Maduro.
Los medios de comunicación social privados (el poder mediático) y los lacayos politiqueros hacen un gran esfuerzo por hacer ver que la aplicación de la Carta Democrática no tendría ningún efecto sobre la población venezolana. El tratamiento de la misma se ubica, únicamente, en la esfera del gobierno (catalogado como una "dictadura" por el aparato mediático transnacional y las ONGs del Departamento de Estado de EEUU). Ocultando no vender esta patraña criminal como lo que es: un acto de intervención extranjera sobre los asuntos de la Patria Bolivariana, Zamorana y Chavista. Venezuela con su antecedente epopeyico es un pueblo que no se rinde ni se rendirá ni lo hizo en su glorioso pasado histórico y ahora mucho menos cuando está más fortalecida tras la alianza cívico-militar con rango constitucional.
La tal “carta” no es un instrumento angelical, es un portafolio de sanciones que incluso escapa a la exposición de motivos de su creación. Como dijo el internacionalista patrio, Roy Chaderton, "es una carta blanca", no sólo para gestionar una invasión multilateral en un caso extremo, sino para impulsar un conjunto de acciones ilegales contra la soberanía de países en el ámbito económico y financiero. Para nosotros es una suerte de un nuevo “caracazo”, pero de proporciones impredecibles, pues entraría a “gobernar” el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Departamento de Estado, la CIA, Washington y cuatro hojas más de etcétera.
La OEA es parte de la red de instituciones al servicio del capitalismo salvaje creada después de la II Guerra Mundial (ONU, Banco Mundial, FMI, Banco Interamericano de Desarrollo, etcétera), por lo que, en un supuesto negado, la aplicación de la Carta Democrática traería consecuencias inimaginables por lo criminal, al sistema financiero del país, con repercusiones funesta hacia la población. Es decir, traería la precarización económica de la población; esa “bendita” Carta es un arma de doble filo que a la final despacharía a un sin retorno a la clase trabajadora.
La verdad del cuento es que los fascistas de la derecha vende patria están impidiendo que el país pueda importar productos y materias primas necesarias para relajar la presión económica, con planes contra los CLAP y la Gran Misión Abastecimiento Soberano, entre otros programas sociales que dependen en buena medida de las importaciones de países próximos al nuestro. Están utilizando como arma de extorsión la promesa de "ayudas económicas" para el "rescate humanitario"; tras una infundada criminalización contra el país que enriqueció a esas aves de rapiña que no pueden vivir sin estar chupando del erario nacional.
La “crisis humanitaria”, es un plan enmarcado en la irresponsable locura criminal. Desde su verborrea desquiciada la derecha venezolana ha manoseado cuanto ha podido para calumniar al Proyecto Revolucionario Bolivariano, Zamorano y Chavista que tiene al Socialismo como método hacía la victoria final.
Es la carrera desesperada abyecta y obcecada de una derecha embrutecida por su avaricia, codicia, el egoísmo y su urgencia de ganar dinero repartiendo a las transnacionales estadounidenses las riquezas naturales del pueblo. La burguesía ha hecho de todo en esta guerra sin cuartel, impulsada por su moral macabra y por su desprecio de clase.
La historia devela como la clase opulenta, ha asesinado pueblos, movimientos, líderes, etcétera, utilizando métodos criminales inimaginables. Ha ideado y financiado y puesto en práctica toda clase de metrallas y explosiones, bajo las escalas más diversas y los costos más sangrientos.
Inventaron lo de la “crisis humanitaria”. Salen al mundo a decir que hay en Venezuela una “crisis humanitaria”. Precisamente ellos que van a limosnear la chatarra del dólar para financiar “guarimbas” criminales; precisamente ellos que anhelan saquear y explotar a palos al pueblo venezolano; ellos que no derraman una lágrima por los pobres del mundo ni por las injusticias monstruosas que el capitalismo salvaje nos impone hora tras hora, día tras día, justamente ellos, la derecha más inhumana y más desalmada, lloriquea por una “crisis humanitaria” inventada a su medida en los laboratorios de guerra mediática.
La derecha fascista, en su carrera loca por manipular la “opinión pública” mundial y por justificar una intervención militar yanqui contra el pueblo y el gobierno pacífico y legítimo de Venezuela, anda quejumbrosa por el mundo vendiendo su fantasma apocalíptico llamado “crisis humanitaria”, pero, no se los ve seguir un protocolo de ayuda humanitaria, ni una sola palabra sobre el tipo de ayuda de emergencia que ha de llevarse a qué lugares, a qué personas, en qué tiempos y con qué garantes neutrales, legítimos y avalados en el concierto de las naciones dispuestas a asistir a aquellas personas en situación de “crisis humanitaria” verdadera. Ni una palabra sobre los diagnósticos, la duración, los alcances ni los escenarios donde ha sido consensuada semejante situación extraordinaria. Como es el caso de sectores indígenas mexicanos en condición de hambruna, o los inmigrantes en la frontera México-americana, que han sido ya denunciados en múltiples foros y múltiples voces, están otros ejemplos del hemisferio latinoamericano, Brasil, Argentina, Colombia, etcétera, y no suenan en la tal ayuda “humanitaria”.
Esto no interesa a un grupo minúsculo de agitadores burgueses que en su locura de poder manosea todo lo que se le pone a la mano para llamar la atención. No importa cuántos intelectuales de derecha contraten para eso. Se trata de un acto de irresponsabilidad delincuencial, se trata de una exageración insensible e inhumana que usa el escandalo para infiltrar calumnias y baratijas ideológicas. Se trata vulgarmente de una delincuencia bien estructurada y organizada.
Su incapacidad política, su orfandad de pueblo, su miseria metodológica y la pobreza de espíritu, con su discurso politiquero que ensucia la verdadera política porque son incapaces de sostener un debate verdadero y un compromiso sincero a la hora de decir verdades argumentadas, contextualizadas e integracionistas, sobre lo que piensan y lo que quieren, para exponerle al mundo los verdaderos intereses a los que sirven y para explicar, con lujo de detalle, a quién quieren entregar la riqueza natural de Venezuela, la mano de obra de sus trabajadores y la dignidad de un pueblo que no merece ser manipulado con aspavientos ruidosos de politiqueros de la peor calaña criminal.
Una y otra vez haciendo llamados a debate, una y otra vez fueron exhibidos sus ombligos pro-yanquis, una y otra vez han corrido a las faldas de la “Casa Blanca” y sólo hasta hoy sacaron de la chistera publicitaria esa “crisis humanitaria” recurrente tras la aplicación de la destornillada “carta democrática” con que lloriquean lágrimas falsas. Cuando sabemos hasta la saciedad que es el capitalismo salvaje el responsable de la peor crisis humanitaria de la Historia, que está, por cierto, conduciendo a la humanidad hacia la extinción de toda forma de vida en nuestra hermosa Tierra.