“La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos” (Bolívar, discurso en la Sociedad Patriótica)
“Los principios de humanidad mal entendidos no autorizan a ningún gobierno para hacer por la fuerza libres a los Pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos” (Bolívar, Manifiesto de Cartagena)
La libertad suramericana y caribeña, para formar una gran República, independiente y soberana, era el fundamento de las luchas que encabezó Bolívar para alcanzar la victoria de la patria que nacía frente al poderío del imperio español.
Su línea política tenía como principal fortaleza la enseñanza de los derechos de ciudadanía de los nuevos republicanos de Venezuela, la Nueva Granada, Ecuador, Perú, Bolivia, y todos aquellos pueblos que pudiesen haberse sumado a su obra de edificación de la Gran Colombia.
Esos derechos no se imponían por la fuerza mediante decretos, o a punta de bayonetas, había que enseñarlos, con la pedagogía del ejemplo, en el decreto de guerra a muerte, en las cartas, manifiestos, discursos y proclamas, y sobre todo, en los campos de batalla donde su ejército libertador se coronaba con los laureles del triunfo. “Queréis Repúblicas, tenéis que formar a los republicanos” decía Simón Rodríguez.
Para entonces “los principios de humanidad” eran esenciales para ser un buen republicano de Venezuela, o de la Gran Colombia. Son los fundamentos del humanismo ilustrado los que llevaron ideológicamente a la burguesía a derrotar a los señores feudales, en los imperios de Europa; y lógicamente esos principios encarnaban los derechos de la nueva ciudadanía suramericana liderada por el pensamiento de Simón Bolívar.
Cuando Bolívar convence a los patriotas de la Nueva Granada en Cartagena de Indias, para que secunden su empresa de liberar a Venezuela del yugo del imperio español para impedir que sus ejércitos se tomen la América entera, gana para la causa la más importante de sus batallas por la libertad.
Ningún patriota hoy podría ser anti bolivariano, sin dejar de ser un cipayo del capitalismo y del imperialismo. Pero los derechos del pueblo trabajador venezolano en este momento, van más allá de los derechos de ciudadanía, y del humanismo ilustrado burgués. Nuestros derechos actuales, son derechos de clase, de liberación de clase frente a la burguesía, y su modo de explotación del trabajo asalariado. Para hacer posibles esos derechos tenemos que conocerlos. Nuestra principal debilidad frente al enemigo, que en este caso, no es el imperio español, fase superior del feudalismo hispano, sino el imperialismo, fase superior del capitalismo mundial, es que desconocemos nuestros derechos ciudadanos establecidos en la CRBV, y sobre todo desconocemos nuestros derechos de clase obrera, que siempre serán la razón suprema de toda revolución verdadera por la liberación nacional, y el socialismo científico en la edificación del Estado Obrero, para liquidar definitivamente el modo de producción capitalista.