Se cumple el décimo sexto aniversario de los actos terroristas de un 11 de septiembre en varias partes de Estados Unidos, cuyo mayor impacto ocurrió obviamente en la ciudad de Nueva York, con la destrucción de las torres del World Trade Center. Actos terroristas que, según la versión oficial, fueron ejecutados por el grupo Al-Qaeda, liderado por el fallecido Osama Bin Laden, pero que en realidad fueron planificados nada más y nada menos que por el mismo Gobierno de Estados Unidos junto con poderosos sectores dentro y fuera del país norteño. Y es que la élite estadounidense necesitaba, ante la pérdida progresiva de la fuerza imperial a escala global, debido en parte a la amenaza de una potencia insurgente como China, de una excusa contundente para justificar el reacomodo geopolítico, geoestratégico, militar y económico de Estados Unidos y sus aliados en el mundo entero, empezando por el Cercano y Medio Oriente, donde entraban en juego importantes intereses.
El reacomodo mencionado en el párrafo precedente, significaba evidentemente el empleo de la fuerza en distintas zonas del globo terráqueo, bien mediante el uso de ejércitos regulares o bien por medio de grupos terroristas creados y entrenados por militares estadounidenses e israelíes, por ejemplo. En este sentido es indudable que Bin Laden en realidad colaboró con el Imperio estadounidense, y su labor en pro de la elite política, económica y militar fue muy buena, hasta que las fuerzas especiales decidieron eliminarlo, bueno al menos según la versión oficial. Hay que ser claros, y afirmar que los grupos terroristas y el terrorismo de Estado van de la mano en el mundo entero, y organizaciones como el ISIS ("Estado Islámico") luchan en favor de los intereses de Estados Unidos, Israel y otras potencias.
Hoy, el terrorismo es la excusa y el enemigo perfecto que permite que la élite capitalista global siga oprimiendo y controlando a millones de ciudadanos, posibilitando en el proceso el empleo brutal de la fuerza por parte de los Estados burgueses. En Europa y Estados Unidos, en nombre de la supuesta lucha contra el terrorismo, se han suprimido aún más los derechos civiles, por ejemplo, además de que se ha exacerbado la xenofobia. Y es que el terrorismo da para muchas cosas, incluso para poder justificar una posible confrontación planetaria masiva, en la que finalmente choquen los intereses de las potencias que se vienen disputando el control de los mercados y la hegemonía global. De manera que el terrorismo planificado por el poder capitalista mundial es un gran enemigo de la humanidad, y un riesgo incluso para nuestra supervivencia como especie.
Dependerá de los ciudadanos conscientes de todo el orbe, no dejar que el miedo que día tras día trata de imponer masivamente el Statu Quo capitalista, nos termine de paralizar y que nos impida en definitiva luchar contra la tiranía global, responsable de las desgracias que vivimos en ámbitos como el económico, el social y el ecológico. Empecemos desde nuestro interior la lucha contra el terrorismo; entendamos que quienes afirman desde el sector gubernamental, que luchan contra el terrorismo, en realidad apoyan, promocionan y defienden al verdadero terrorismo, el terrorismo ejercido por la élite global, útil para preservar su enorme poder.