La siguiente afirmación es una verdad inexorable: el gobierno de los EEUU no sabe qué hacer con el Gobierno Bolivariano y el Presidente Chávez. Nuestra revolución es demasiado democrática, demasiado humanista, demasiado profunda y demasiado trascendente; escapa pues a la capacidad de análisis de un capitalista tradicional o del gobierno de un país donde los valores giran en torno al individualismo. Pretenden, a través de sus declaraciones y de su poder mediático y comercial, convencer al mundo de que el Presidente Chávez es un tirano, un autócrata. Asimismo, pretenden hacerle creer a todos que el nuestro es un gobierno totalitario, represor, restrictivo, no democrático y hasta comunista. Sin embargo la realidad radicalmente democrática de Venezuela los hace volcar y los atropella. Su preocupación es evidente. Sus acusaciones contra el gobierno venezolano ya no son mensuales o semanales, han pasado a ser un hecho cotidiano y diario de su política exterior mediatizada.
A la vez, Venezuela suple con absoluta puntualidad y seguridad a los EEUU de petróleo y sus derivados. Ni Australia o España son mejores socios comerciales de EEUU que Venezuela. Somos demasiado importantes como para arriesgarse a perder la energía que les suministramos. Bien saben que a lo interno el proceso Bolivariano es irreversible, por ello se asoma la posibilidad del magnicidio. No obstante, lo que más le preocupa a los estadounidenses no son las características del gobierno soberano y popular de Venezuela, y tal vez tampoco sea el suministro seguro de petróleo; a ellos les angustia sobremanera la posibilidad de que procesos como el venezolano proliferen en el resto de América Latina. El liderazgo del Presidente Chávez en la región es impresionante, a pesar del bloqueo comunicacional y la tergiversación mediática a la que ha sido sometido nuestro gobierno desde 1999. Debemos considerar además, que una revolución como la Bolivariana puede emularse en cualquiera de nuestros países, pues no hace falta derrocar gobiernos o apelar a la lucha armada, lo único que se necesita es voluntad política y ética para usar los mecanismos electorales de la democracia representativa, acceder al poder político y comenzar a gobernar para y con las mayorías, para y con los excluidos. En este sentido, el espíritu y la esencia democrática de la Revolución Bolivariana es mucho más "emulable o contagiosa" que el otras revoluciones, como la de Allende, los Sandinistas o la Cubana.
Así las cosas, la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Defensa no saben como transformar la profunda democracia venezolana en dictadura, ni a un Presidente relegitimado varias veces en las urnas en tirano, ni a un pueblo que apoya a su gobierno y que participa con coraje activamente en su destino en un pueblo dormido y atemorizado. Esta semana, han tratado de convencer al resto del mundo de que los vecinos de Venezuela comparten la preocupación de Washington y que todos temen que el Presidente Chávez pueda subvertir las democracias y conspirar contra los gobiernos de la región. Todo un absurdo. Por ejemplo, dicen los gringos, que los vecinos de Venezuela están preocupados por la compra que ha hecho nuestro gobierno de fusiles y helicópteros a Rusia, temiendo una carrera armamentista. Dichas afirmaciones son absolutamente falsas. Ninguno de los países latinoamericanos ha expresado preocupación alguna, incluso voceros oficiales de vecinos cercanos como Brasil y Colombia han desmentido semejante situación y han confirmado su respeto a la soberanía de Venezuela. De hecho, si existe alguna asimetría militar en la región sería la que EEUU ha ocasionado en Colombia a través del Plan Colombia. Es más, si algún país está gastando abrumadoramente dinero en la compra y fabricación de armas convencionales y de destrucción masiva es los Estados Unidos, cuyo poder legislativo a aprobado sólo para este año 81 mil millones de dólares para gastos militares sólo en Irak y Afganistán (multipliquen esa cifra por 2120 para que sepan la cantidad en Bolívares, no la escribo porque no sé ni como leerla). ¿Con qué moral puede entonces Washington hablar de carreras armamentistas?
Debemos, eso sí, establecer una coincidencia, o más bien, una comprensión de una de las principales acusaciones del gobierno de Bush. Efectivamente, ellos consideran que la situación ideal es contar con una América Latina sumisa, plena de desigualdades, subdesarrollada, llena de excluidos y dependiente. Para ellos el actual statu quo representa la estabilidad, la tranquilidad, la mordaza social, el bozal del mercado capitalista. En este contexto, evidentemente la situación de sumisión y dependencia ha sido subvertida en Venezuela y los excluidos son hoy protagonistas, no mano de obra barata para las transnacionales o para "votar" cada 5 años. Efectivamente, la Revolución Bolivariana como referencia, puede inspirar otras "subversiones" éticas y democráticas en alguno de nuestros países. En este sentido, efectivamente, y con mucho orgullo, el Presidente Chávez es un desestabilizador y subversor, pues su acción de gobierno ha subvertido la situación interna de exclusión e injusticia en Venezuela y ha desestabilizado a los Estados Unidos y su pensamiento único. Lo peor del caso, para ellos, es que un país que se autocalifica como el más democrático, igualitario y libérrimo del planeta, se ve amenazado por otro país, el nuestro, que no ha hecho más que profundizar su democracia, combatir la desigualdad y hacer proliferar los derechos humanos y las libertades públicas.
Entendemos pues, que la situación del Gobierno de EEUU no es fácil, que ver surgir una verdadera democracia popular en lo que ellos consideran su patio trasero no es sencillo; que asimilar que un país de la región pretenda tener relaciones de respeto mutuo con ellos, dejando atrás la sumisión y subordinación históricas es humillante para un imperio. Para colmo, el ejemplo venezolano pudiese ser seguido por otros pueblos que luchan por la justicia, la soberanía, la equidad y la paz. Y como guinda de la torta, Venezuela tiene petróleo, gas y es ha sido y será un suplidor seguro, siempre y cuando, ellos respeten nuestra soberanía. Si los pueblos campesinos, indígenas y obreros de la Latinoamérica asumen sus luchas con perseverancia democrática y valor, saben que sí es posible conformar gobiernos populares y soberanos, en Venezuela está el ejemplo. Por todo lo anterior, EEUU no halla como detener este proceso, seguir hablando de democracia en el mundo y seguir obteniendo nuestro petróleo a la vez. Están confundidos. Por eso algunos hablan de magnicidio, otros de invasión. Los pobres creen que este proceso continental se neutralizaría con acciones semejantes. Que sigan pensando como lidiar con nosotros, hasta que tropiecen cien veces con la dignidad de nuestros pueblos y aprendan a respetarnos.
(*) Internacionalista