Saddam y otros asuntos del mismísimo Don Bush Diablo

Bush ha amanecido sin congreso, los demócratas dominan la escena, y por primera vez una mujer es la coconaza de la legislatura norteamericana. Esto si que es un duro revés para las pretensiones hegemónicas de los halcones. Más de uno de los hombres duros del Diablo renunciará, ya cacareó uno que todos conocemos por su olfato de negociante en la recontracción de ciudades devastadas.

Los sesudos del imperio saben que están en un atolladero, y ahora son más peligrosos que nunca. La ejecución de Saddam es un acto premeditado por la astucia halconérica para crear un conflicto de civilizaciones que empantane la paz mundial, por lo menos, los venideros 40 años.

Más allá de que sea una acción desesperada, es una jugada maestra para desviar la atención de los fracasos de la Invasión a Irak, y del sur del Líbano a través de ejército sionista de Israel. Es una forma de ahogar el grito de la sangre que corre, con la sangre de alguien que a pesar de todos sus errores, es el jefe de un partido de hondísima raigambre popular dentro de una de las tradiciones religiosas de mayor firmeza y devoción.

La horca de Saddam será la mecha que encenderá conflictos mundiales inapagables al menos en esta primera mitad de la centuria que corre.


ADIVINEN QUIÉN SE HA GANADO LA “B” PARA LOS PRÓXIMOS CINCO SIGLOS

Una vieja edición fascímil de la inmortal obra del Manco de Lepanto, puesta en nuestras manos por la abuela, como ponía todo aquello que iba a durar; nos daba cuenta de las primeras nociones de la ortografía del idioma nacido de las Jarchas, en la expresión mozárabe. Aprendimos a leer la epopeya de Alonso Quijano el bueno en aquella singular escritura que trocaba frecuentemente la “V” de vaca por la “B” que ya desde entonces se distinguía de la otra, como B de Burro.

Viniéndose el caso, después de haber pasado un bojete de años, que las actuaciones y el decir particularísimo de un truhán cuyo desconocimiento del castellano antiguo y del vigente, es tan espantoso que lo que profiere de su bozal es un producto lastimoso sin el menor asomo de gracia; hemos venido percibiendo que la desproporción en el lenguaje, el atentado en contra del idioma, es tal que ya el susodicho mengano se ha ganado el privilegio de disputarle la “B” a su antiguo dueño el burro.

A consecuencia de este despelote, ahora es usual escuchar a los jóvenes y no tan jóvenes preguntar: “¿Con qué B se escribe Bribón?” y es más usual todavía que alguien le conteste: “Con la “B” de Rosales”.

Dándose la ocasión de que ahora vuelve a surgir la perenne confusión para distinguir la labidental de la que no lo es; y a propósito de ello, en estos candentes días en que la oposición se desboca intentando poner en práctica su cacareado plan B, y se enfrenta nuevamente al terrible dilema de no estar segura de cual es la B que corresponde para apellidar su plan, de ella, y de Bush. Sin embargo, de acuerdo con las nuevas evidencias que indican quien es el nuevo dueño de la B, dudamos que nuestros queridos opositores se vayan a confundir, y atendiendo a los últimos decires de su inefable aspirante a la copa ballenera, estamos casi seguros que se pronunciarán por la “B” de Rosales; y desecharán esa terca idea de utilizar para esa enfermiza psicopatología de plan, la “V” de nuestra gloriosa Venezuela.

Sería hasta lícito decir, un poco a manera de sugerencia a nuestros dislocados opositores, que la “V” de Venezuela tiene un pacto secreto, profundo y ancho con Hugo Chávez, que es la expresión más pura del actual momento histórico de este Pueblo nuestro de Bolívar. Y además deberían recordar que los Planes “B” siempre surgen a consecuencia del fracaso de los planes A; y que ese plan segundón se escribe con la “B” de Rosales. Sería conveniente que recordaran que el empecinamiento en distinguir a esa operación marramuncia con la “V” de nuestra Patria, que parece que no es la de ellos, es la aceptación tácita de que ellos han fracaso 27 veces siguiendo la secuencia del alfabeto castellano, y que van a seguir fracasando, en operaciones similares a esas.

Seguros como estamos de la capacidad sesuda de nuestra querida y disminuida oposición, esperamos ver cómo cesan las metidas de pata; y agarran así, su “B” de Rosales, y se la encasquetan al retorcido producto de sus mentes de invernadero.


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Eduardo Mármol


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