El 10 de enero de 2019 culminó el último periodo para el cual fue electo como Presidente Hugo Chávez Frías, el 7 de octubre del 2012. Periodo que le tocó culminar al Presidente Nicolás Maduro Moros, electo el 14 de abril de 2013, tras la partida física del Comandante Chávez.
Los y las chavistas honramos nuestro juramento a pesar de la guerra total desatada, de las traiciones, de las desviaciones y logramos mantener la Independencia nacional, el mandato del pueblo, la paz de Venezuela y algunos de los más significativos logros de la Revolución. No obstante, las heridas de la dura confrontación que hemos librado siguen latentes. Una economía caotizada, debido principalmente a la agresión financiera internacional, lacera diariamente los derechos sociales de nuestro pueblo y su vida cotidiana. Superar esta situación es el gran desafío de toda la dirigencia del país.
El 10 de enero de 2019, se inició un nuevo periodo presidencial. De acuerdo a lo previsto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela asumió el candidato que, en las últimas elecciones, directas, secretas y universales, había obtenido la mayoría de los votos, Nicolás Maduro Moros. El Presidente Maduro se juramentó ante el Tribunal Supremo de Justicia, excepción prevista en la Constitución, como consecuencia de la situación de desacato judicial en la cual se encuentra la Asamblea Nacional y del desconocimiento por parte de la mayoría opositora en ese Parlamento, de la pasada elección presidencial.
Se ha consumado un hecho político y jurídico, en el marco de nuestra Constitución Nacional. Es por ello que el desconocimiento de un bloque de gobiernos al actual gobierno de Venezuela no tiene ningún asidero en el derecho internacional.
Los argumentos que esgrimen los actuales gobernantes de esos países, no dan pie para el desconocimiento arbitrario que están realizando de la soberanía política que como pueblo nos hemos ganado a lo largo de la historia. Veamos y desmontemos los supuestos que esgrimen los gobiernos injerencistas:
1. Proceso fraudulento. Más allá de declaraciones políticas de la oposición, no hay ninguna impugnación legal al proceso electoral del 20 de mayo del 2018, donde resultó electo Nicolás Maduro, como Presidente. En Honduras, uno de los países que integran el Grupo de Lima, la oposición y los observadores internacionales denunciaron y demostraron legalmente un gigantesco fraude, en las elecciones presidenciales pasadas. No obstante, el Presidente de ese país, tiene un año ejerciendo y ningún gobierno del mundo lo ha desconocido.
2. Las elecciones se realizaron sin la participación de todos los actores políticos. Para las elecciones de 2018, participaron al menos 2 candidaturas opositoras importantes, con propuestas antagónicas a las del Presidente Maduro. Es decir, los electores y electoras que participaron tuvieron la oportunidad de elegir entre opciones programáticas.
Otro hecho político a destacar es que hubo un sector de la dirigencia opositora que decidió, decidió, no participar con la finalidad de boicotear el proceso y deslegitimar los resultados. Ciertamente, tres principales dirigentes opositores están inhabilitados para el ejercicio electoral, debido a sanciones penales o administrativas dictadas por los organismos correspondientes.
En este último aspecto, expongamos el caso de otro de los países del llamado Grupo de Lima. Luis Ignacio, Lula, Da Silva era el candidato con el mayor favoritismo para ganar la Presidencia, sin embargo, fue sentenciado e inhabilitado de participar por el sistema de Justicia de esa Nación. Las elecciones se dieron sin él y hubo un ganador, que asumió la Presidencia el pasado 1 de enero de este año. Nadie en el mundo desconoce al actual gobierno del Brasil, aun cuando es obvio que Lula está preso injustamente como parte de una maniobra política para evitar que participara y ganara en el referido proceso.
Veamos pues que las acciones del gobierno de los Estados Unidos y sus “socios” de Europa y de América Latina son politiqueras, injerencistas, ilegales y sin ningún efecto jurídico. No hay tal usurpación, ni tal dictadura. Es el mundo de la doble moral, del doble rasero. Donde se premia la subordinación y se castiga el ejercicio de la soberanía.
En este punto, quiero rechazar de manera categórica, como venezolano, el punto 9 de la Declaración del Grupo de Lima, donde se pretende desconocer nuestra soberanía territorial en el océano atlántico. Saludamos la rectificación que ya han hecho algunos gobiernos del referido grupo.
En cuanto a otro de los falaces argumentos esgrimidos por la directiva de la Asamblea Nacional de Venezuela (AN), respecto a la falta absoluta que traería como consecuencia que el Presidente de dicha institución se deba encargar del Ejecutivo Nacional. Simplemente hay que constatar que Nicolás Maduro fue juramentado, por un órgano constitucionalmente competente para ello, y está en ejercicio de sus funciones. No hay tal falta absoluta.
Como siempre lo afirmamos, el 10 de enero de 2019 no sería una fecha terminal. Es una fecha que marca el inicio de una etapa más compleja en la vida política, social y económica de Venezuela. Esta etapa requiere de mucha madurez política, de auténtica voluntad y capacidad de rectificación de errores y de un alto nivel de conciencia Patria en la toma de decisiones, por parte de todos los actores políticos.
Lamentablemente las acciones aventureras de la directiva del Poder Legislativo, en desacato judicial, alejan la posibilidad de un acuerdo para el funcionamiento armónico de todos los Poderes Públicos, esencial, para poder abordar, de manera soberana, temas urgentes como la deuda externa, financiamiento y contratos de inversión internacionales, vitales para la necesaria recuperación económica que devuelva la tranquilidad a la familia venezolana. Ojalá un sector de la oposición rectifique a tiempo y se deslinden de una nueva locura, que agrave la situación nacional.
Los revolucionarios y revolucionarias no debemos dejarnos arrastrar por el extremismo opositor. Un show mal montado, no debe provocar un desenfreno autoritario que contribuya al incremento de la agresión extranjera.
Nuestras tareas principales son defender la Independencia y la paz en democracia, crear las condiciones para levantar la producción nacional y detener el latrocinio que están cometiendo los grupos mafiosos contra el patrimonio nacional.
Comenzó temprano el año 2019. Seguimos en la batalla de ideas, en la calle, junto al pueblo por el camino de Chávez.