Hace tiempo que deje de ser un fanático de las armas y la violencia. No siento ya ningún atractivo, afortunadamente, por los desfiles militares y otras “muestras de musculo”, que continuamente nos vemos obligados a observar en televisión y demás medios, nacionales e internacionales.
Sin embargo, dadas las circunstancias, cabe preguntarse si de verdad Venezuela se enfrenta a una guerra inminente. Para algunos de nosotros, lamentablemente la respuesta es sí, ya casi no nos queda la menor duda.
Analicemos fríamente los sucesos en los Estados Unidos, país gobernado por las transnacionales y cuyo administrador es un sociópata megalómano, acostumbrado, supuestamente, a conseguir todo lo que quiere. Rodeado además por personajes nefastos como los neoconservadores fundamentalistas Mike Pence y su tocayo Pompeo, un declarado agente sionista como yerno, un tal Jared kushner, que se ha convertido en una poderosa figura en la casa blanca y lo peor, el ultra guerrerista John Bolton.
El magnate presidente Trump se enfrenta actualmente a un consejo especial de investigaciones que ya ha señalado y acusado a mucha de su gente más cercana y que investiga ciertos aspectos de su campaña electoral y su supuesta relación con Putin. Además sigue el problemita de sus declaraciones de impuestos, las cuales se niega a hacer públicas. Sumado a esto, el payaso anaranjado acaba de perder una importante batalla política relacionada con su infame muro en la frontera con México, batalla que cerró el gobierno causando que miles de trabajadores dejaran de recibir su sueldo durante meses. Para agregar pena a la injuria, esta batalla la perdió con una mujer, Nancy Pellosi, que además es miembro del partido demócrata, partido que obtuvo la mayoría del congreso norteamericano el pasado noviembre.
Sumémosle a esto el no haber logrado, como era su intención, “torcerle el brazo” a la mayoría de los países en la O.E.A., su ministerio de colonias, y su derrota en el consejo de seguridad de las Naciones Unidas .Esto lo vuelve un animal peligroso, herido en su orgullo, pues se le derrumba toda esa fanfarronería de ser el mejor negociante y un súper macho anglosajón.
Mr. Trump necesita entonces algún evento importante que le permita mantener el apoyo de esos “red necks” (cuellos rojos) esos anglosajones protestantes y en su gran mayoría ignorantes que constituyen sus bases populares. Una guerra en nuestro país, ya sea una invasión directa, (aunque poco probable no la podemos descartar) o una guerra “proxy” o sea con terceros, que en nuestro caso sería muy probablemente llevada a cabo con fuerzas paramilitares apoyadas por los gobiernos anti bolivarianos de Colombia y Brasil, y con el hampa común organizada en bandas criminales financiadas por la extrema derecha, podría levantar la popularidad y la autoestima del payaso anaranjado.
Un conflicto de este tipo, que aparentaría ser un conflicto interno tipo Libia o Siria, que como sabemos solo buscaría la destrucción del estado y el desmembramiento de la nación, sería la excusa perfecta para una “intervención humanitaria” bajo la tutela del magnate, que vendría a “socorrer” al pobre pueblo venezolano.
También debemos tener en cuenta que un conflicto bélico en Venezuela sería un negocio excelente para el aparato de la industria militar gringa; la destrucción resultante y la subsiguiente crisis humanitaria y de refugiados, se convertiría en una mina de oro para las diversas organizaciones “no gubernamentales” y las industrias de la reconstrucción que se alimentan de las guerras y los conflictos.
Por lo tanto, aunque me declaro un pacifista, debo admitir en este caso, la necesidad de mantener en alto la moral y la unión de nuestro pueblo y sus fuerzas armadas bolivarianas y de mantener el apresto operacional de estas para prevenir o enfrentar cualquier tipo de aventuras.
Mientras se desenvuelven los hechos, sigamos luchando por mantener la paz y promoviendo por sobre todas las cosas la unión de todos los venezolanos.