Los planes de las elites que manejan la derecha internacional son claros y evidentes, ya muestran descaradamente su intención de destruir el derecho internacional, la democracia y todo tipo de convivencia pacífica entre las naciones del mundo. Su prioridad, acabar completamente con la revolución bolivariana y el chavismo para luego lograr el "cambio de régimen" en Nicaragua, Bolivia y en Cuba, la más grande de las Antillas, que durante más de 5 décadas ha resistido los embates del imperialismo. Todo para traer su versión de "libertad y democracia". Investiguemos un poco los resultados de sus mal llamadas libertad y democracia en Libia, Irak, Afganistán, Sudan y tantos otros, donde sus "cambios de régimen" han tenido éxito.
Por supuesto, según ellos, derrotados estos "regímenes dictatoriales", las elites imperiales seguirán imponiendo sus políticas Neoliberales y sometiendo a los pueblos.
El verdadero motivo de esta embestida es apoderarse de las inmensas riquezas de NuestraAmérica, para poder mantener una hegemonía global y seguir expandiendo su imperio de destrucción y muerte. Para ello tienen una estrategia que ya aplican con todo descaro:
Por medio de su maquinaria de propaganda, buscan criminalizar a los más populares líderes progresistas latinoamericanos, y hacerles creer a todos, sobre todo a los más jóvenes, la gran mentira de que la corrupción no existía antes de llegar los gobiernos progresistas al poder, y que todos los problemas y desastres económicos, que esa misma derecha capitalista crea, son solo culpa de esos malos gobiernos "comunistas", o "socialistas" (como despectivamente ha comenzado a llamarlos el payaso anaranjado Donald Trump), los inmigrantes y esas razas inferiores que, según ellos, son pobres porque no les gusta trabajar y merecen vivir en la miseria.
Las nuevas formas de guerra utilizadas por las elites imperiales se van mostrando ya sin tapujos: "Lawfare" la guerra judicial, aplicada por jueces y fiscales tarifados y adiestrados por las organizaciones "no gubernamentales", siempre muy bien financiadas por las elites internacionales y las agencias de inteligencia gringa, europeas y del sionismo internacional. Se acusa sin pruebas, cuando el acusado demuestra su inocencia, es atacado con uno o dos casos inventados más. Lo de milagros Salas y Cristina Fernández son casos verdaderamente indignantes de persecución judicial, pero recordemos el golpe contra Lugo en Paraguay, la farsa montada contra Lula, encarcelado sin ninguna prueba, lo del ex presidente Correa y el vicepresidente Jorge Glas, todo demasiado similar, parte de un mismo libreto para destruir al enemigo sin disparar una bala. En esto, los prostituidos medios de comunicación y la industria cultural en manos de las elites juegan un papel principal, acusando, desacreditando y destruyendo la imagen de los principales enemigos políticos del fascismo corporativo, mientras van construyendo hermosas fabulas llenas de esperanza y falsas promesas alrededor de los líderes políticos y empresariales de la derecha, quienes en su gran mayoría tienen abiertos casos de corrupción y malversación de fondos públicos, cuentas offshore y otras oscuras historias que son invisibilisadas por los medios e ignoradas por las cortes y los jueces amañados.
En este entramado de diferentes tipos de guerras que se aplican sucesiva y muchas veces simultáneamente en los países en los que se desea un "cambio de régimen",( léase cambiar un presidente progresista y nacionalista, por un dócil y corrupto perrito faldero de los oligarcas y las transnacionales), nos encontramos con la muy efectiva guerra mediática y sus ya famosas "Fake news", estas mentiras descaradas, inventadas para confundir a los pueblos, desacreditar al enemigo, y más que nada, desaparecer todos los grandes logros de los gobiernos progresistas que en menos de 20 años lograron hacer lo que los gobiernos plutocráticos de la derecha no lograron en más de 100, como sacar a millones de personas de la miseria y la pobreza, acabar con el analfabetismo, reducir los niveles de desigualdad, y comenzar la construcción de una Latinoamérica y el caribe con países más solidarios y unidos. El objeto es algo que el infame Goebles, principal encargado de la propaganda nazi instaló como política de estado, repetir una mentira miles de veces hasta que sea tomada por la gente como una verdad.
Por otro lado, en los países ya dominados por la derecha neoliberal, se va implementando cada vez con más violencia y más drásticamente la doctrina del neoliberalismo, un robo descarado que ha legalizado fraudulentamente la transferencia de las riquezas de todos hacia las manos de unos pocos milmillonarios. Para instalar su ideología neoliberal, reprimen y criminalizan todo tipo de protesta y van asesinando poco a poco a líderes sociales, indígenas y campesinos, en una especie de genocidio a cuentagotas. Eliminados los líderes, los movimientos sociales se van debilitando, volviéndose más fáciles de manejar para los fascistas corporativos. A través del paramilitarismo y la delincuencia organizada mantienen a los pueblos aterrorizados y van sembrando el caos en las naciones, caos que solo produce ganancia para las elites y sufrimiento para casi todos los demás
Que no nos quepa duda, para seguir implementando su plan de austeridad permanente para las grandes mayorías y el saqueo y despojo de los todos los bienes comunes, la barbarie del capitalismo salvaje necesita gobiernos totalitarios, fascistas y represivos que no permitan la organización popular.
De instalarse completamente estos tipos de regímenes a escala planetaria, como es su siniestro plan, la resistencia horizontal de los de abajo sería casi imposible y la salvación del planeta una meta irrealizable.
¡Es hora de que los pueblos despierten, es, necesariamente, tiempo de contraatacar!