La capacidad de respuesta del gobierno se agotó hace tiempo, sólo ha podido construir inmensos fracasos. Ahora está acorralado, sin dinero, sin apoyo efectivo. No sostuvo el camino al Socialismo, traicionó a Chávez, quiso gobernar a un país como se gobierna a un sindicatillo de tercera y perdió la pasión, la fuerza, que un día acompañó al Comandante; se debilitó, y ahora cualquiera lo patea. Ahora los gringos pasan a la ofensiva directamente, mueven los barcos, y la respuesta del gobierno lo muestra en toda su incapacidad.
El gobierno se agotó, de eso no hay dudas, y en su afán de permanecer destruyó al país, estamos en una guerra contra el guaidó-madurismo que perdemos por paliza. El madurismo nos aplicó una tierra arrasada, donde se meta la lupa se encuentran escombros y ruina. Pero no sólo nos destruyó materialmente, en lo espiritual el arrase es similar: nos dejó sin líderes, la campaña de descrédito en contra de los líderes del Chavismo que se mostraron fieles al legado de Chávez y críticos con el gobierno es brutal, pocas veces vista en el mundo, y la masa, los cuadros medios, caen mansitos en la patraña.
Los gringos, en complicidad con su franquicia nacional, guaidó, arrecian su ofensiva. Saben, sienten, los estertores de un gobierno agotado y preparan la transición con el menor costo posible: presentan un plan de transición que es una puerta al retorno de la cuarta república, y ese plan no encuentra respuesta del gobierno, no hay resistencia más allá de las declaraciones ridículas, acusaciones destempladas, ataques personales y profundización de la represión. El gobierno sólo consigue instalar un tarantín de unidad, de conciliación con lo peor, lo más oportunista, de la política forajida.
Los chavistas auténticos, los consecuentes, no presentan una alternativa de transición, se mantienen privados, tienen los elementos para hacer resistencia a los gringos y al madurismo y no los emplean. Allí está el Plan de la Patria, la presentación en el CNE; allí está la tradición antiimperialista y anticapitalista de Chávez, allí está el ejemplo de su vida y de su muerte. El pueblo chavista, en el fondo de su corazón, tiene la esperanza de que sus líderes verdaderos aparezcan en la escena, no lo dejen solos en las garras de los gringos y la incapacidad madurista.
Es la hora del Chavismo auténtico, debían aparecer ante el país y ante el mundo con un manifiesto, llamando a los hombres honestos, a los patriotas a la defensa de la Patria, declarando radicalmente que no reconocerán un gobierno que salga de las componendas de oportunistas y las armas gringas, un emplazamiento a los militares para que cumplan con su deber, no sólo en las trincheras bélicas sino también en las trincheras de las ideas, de la dignidad que tuvieron con Chávez, que acudan de verdad al llamado del clarín de la Patria. Éste de estar firmado por pocos, pero representativos del Chavismo auténtico, no es un problema de número, es un asunto de calidad, de ideas justas. Recordemos a Martí: una idea justa desde el fondo de una cueva puede derrotar a un ejército. Los chavistas tienen el deber de aparecer con esa idea justa, desenmascarar definitivamente al madurismo traidor, atacar a la franquicia gringa, y dar un paso al frente en la gran batalla por la sobrevivencia de la Patria amenazada.
¡CON CHÁVEZ, CON EL SOCIALISMO, CONTRA EL GUAIDÓ-MADURISMO!