La humanidad no puede continuar imperturbable ante los crímenes de EEUU

Los pueblos del mundo, Intelectuales, artistas, movimientos sociales, etc., que actúan en defensa de la Humanidad deben impulsar campañas para denunciar los crímenes estadounidenses contra la humanidad. Recientemente se cumplieron 75 años del lanzamiento de la segunda bomba nuclear sobre Japón en la ciudad de Nagasaki. Tres días antes EEUU ya había lanzado la primera bomba sobre Hiroshima, en la que fueron asesinados impunemente y a mansalva niños, hombres, mujeres, abuelos, lo cual incluye los destrozos materiales como viviendas, escuelas, hospitales, etc. Los principales objetivos eran el efecto psicológico, es decir, sembrar el terror y la "propaganda" sobre la superioridad bélica norteamericana y para ello necesitaba mostrar imágenes de devastación y muertes masivas.

La administración estadounidense había lanzado una bomba sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 que causó 166 mil víctimas; prácticamente todas eran población civil. Dado que no se trataba de un objetivo militar, la ciudad nunca fue advertida de que sería bombardeada. Con esta bomba, la demostración práctica del poder de destrucción de la nueva arma y el daño y el sufrimiento que podía causar ya estaba hecha; sin embargo EEUU lanzó una segunda bomba.

La segunda bomba se lanzó sobre Nagasaki, que tampoco era un objetivo militar y causaron 80 mil víctimas. El propósito de este segundo horror fue: demostrar sin ningún género de dudas que EEUU tenía la voluntad y la determinación de usarla cuantas veces considerara conveniente.

En ninguno de los dos casos EEUU asistió a las víctimas; lo que sí hizo fue utilizarlas para medir con precisión los efectos de las bombas sobre las personas y su entorno.

Los planes del nuevo imperio eran someter totalmente a Japón, adueñarse de su área de influencia y establecer un "enclave" que le permitiera dominar la zona. Más allá del dominio militar se buscaba un control total y para lograrlo se recurrió a la violencia y al horror sin límites. En un instante, EEUU vio afianzada su figura como hegemón del nuevo orden mundial, como líder indiscutible de una coalición imperialista en que las antiguas potencias coloniales quedarían integradas de forma subordinada.

La barbarie llega a lo más irracional de la inteligencia humana, porque cómo se explica que Japón se haya aliado a EEUU en la guerra que existe contra Venezuela, Japón se olvidó de Hiroshima y Nagasaki (1945), dos poblaciones que fueron objetos de par de bombas nucleares cuya reactividad todavía sigue afectando a esa poblaciones en la que fueron masacradas impunemente unas 200 mil personas, entre niños, mujeres, hombres y ancianos, y el responsable de estos asesinatos fue Estados Unidos.

La expansión imperial de los EEUU desde la II Guerra Mundial ha costado, hasta el momento, cerca de 20 millones de víctimas mortales y 85 millones de desplazados a causa de las guerras y las hambrunas. Este es el resultado de la Guerra Mundo que se ha extendido por todo el planeta contra cualquiera que no se someta plenamente, una guerra que utiliza cualquier medio y una violencia sin límites. Baste como ejemplos la guerra del Congo, en la que se contabilizan más de 6 Millones de víctimas mortales o, en la década de los 90, las "sanciones económicas" a Irak que mataron a medio millón de niños.

En los últimos diez años se ha hecho evidente el declinar de la hegemonía de EEUU, pero en modo alguno se ha reducido su capacidad criminal; su violencia ha ido en aumento, así como su desprecio por el Derecho Internacional y las instituciones que deberían defenderlo

Se ha intensificado la lógica del saqueo, las guerras económicas se han multiplicado por diez, las amenazas militares son noticias diarias, criminaliza a sus víctimas y continúa promoviendo golpes de Estado para revertir cualquier proceso de soberanía nacional o que comporte cualquier forma de resistencia. La agresión de EEUU en alianza con gobiernos satélites del hemisferio latinoamericano, lo cual incluye a los gobiernos imperialista de la Unión Europea, como Francia, España, el Reino Unido, gobiernos que forman parte del sindicato imperialista de la OTAN han desatado una guerra sin cuartel contra el Estado Venezolano.

El multimillonario empresario, Donald Trump, en alianza con los gobierno esbirro de corte fascista no puede permitir el socialismo en Venezuela, sobre todo porque somos una Patria con recursos naturales inconmensurables.

Desde el final de la II Guerra Mundial, EEUU ha sido un gran promotor de las instituciones y los tratados internacionales, pero nunca ocultó que lo hacía al servicio de sus intereses. La mayoría de los tratados firmados no los ratificó, pero exigió su cumplimiento a terceros y nunca ha aceptado condenas de estas instituciones.

En los últimos tres años esta dinámica se ha acelerado. En 2017 abandonó el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y el Pacto Mundial sobre Migración y Refugiados, en 2018 se retira del Acuerdo Nuclear con Irán, de la Agencia de NNUU para los Refugiados Palestinos y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en 2019 lo hace del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y en 2020 se retira del Tratado de Cielos Abiertos, e incluso reciénteme se retiro de la Organización Mundial de la Salud. Además ha amenazado con abandonar la Organización Mundial del Comercio, el Acuerdo de Limitación de Armas Nucleares (2021), comenzar la militarización del espacio y volver a retomar el programa de pruebas nucleares.

La amenaza es real: EEUU se está desvinculando aceleradamente de cualquier compromiso que limite su campo de acción en materias de muy alto riesgo; lo está haciendo a pesar del desacuerdo de muchos de sus aliados más importantes y desconocemos hasta donde está dispuesto a llevar a cabo estas amenazas. Los crímenes contra la humanidad de EEUU continúan y el riesgo de que aumenten es cada vez más evidente, y no podemos mantenernos pasivos ante esta situación y ante estas nuevas amenazas.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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