La Cia y los Demócratas

Durante una audiencia ante el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes del congreso de los Estados Unidos el 18 de enero, el actual jefe de la CIA, el General Michael V. Hayden, reveló que el Presidente George W. Bush había pedido que su agencia “prestara más atención” a las actividades del Presidente Hugo Chávez y su gobierno en Venezuela. Los comentarios del General Hayden fueron dirigidos al comité de inteligencia del congreso después de que el saliente Director Nacional de Inteligencia, John Negroponte, se dirigió al grupo de congresistas. Negroponte, ahora el sub-secretario de estado bajo Condoleezza Rice, indicó al comité que el gobierno estadounidense estaba “bien posicionado en términos de inteligencia” en Venezuela y Cuba, y comentó que la nueva misión especial de la CIA para Venezuela y Cuba, supervisada por el oficial de inteligencia veterano Norman A. Bailey, desde noviembre del 2006, estaba activa y funcionando bien. Bailey, un operativo de la Guerra Fría y un “reaganista”, trabajó como oficial de inteligencia y especialista en América Latina durante más de dos décadas. La nueva misión de la CIA en Veneuzela y Cuba, oficialmente creada en agosto del 2006 por la Dirección Nacional de Inteligencia de Negroponte, esta diseñada para mejorar las operaciones de inteligencia, la colección de información y el analisis estrategico de la situación en los dos paises. Un nota de prensa de la oficina de Negroponte del pasado 16 de agosto del 2006 declaró que la nueva misión de la CIA era “crítica hoy en día, porque los políticos han incrementado sus atenciones en los desafíos que Cuba y Venezuela representan a la política exterior de los Estados Unidos.”

El (ahora ex) jefe de la inteligencia estadounidense, John Negroponte, también comentó durante su testimonio en el congreso que Venezuela “es probablemente el segundo país en el hemisferio donde hemos concentrado la mayoría de nuestra inteligencia y nuestros esfuerzos de analisis.” Basado en esos comentarios, Cuba aún mantiene el rango como la principal “prioridad” de inteligencia del gobierno estadounidense en esta region.

El día siguente durante una rueda de prensa en Washington, los líderes demócratos del senado y de la cámara de representantes, Harry Reid y Nancy Pelosi, clasificaron a Chávez como uno de los grandes “desafíos” y “amenazas” que enfrenta Estados Unidos en el mundo, agrupando a Venezuela con Al Qaeda, Irán, Corea del Norte, Irak y Cuba. En setiembre del 2006, Nancy Pelosi fue la primera democrata que salió a defender a Bush después del discurso del Presidente Chávez en las Naciones Unidos cuando llamó el presidente estadounidense “el Diablo”. Pelosi dijo a la prensa en aquel entonces que Chávez era un “dictador ordinario” y que “todos los patriotas estadounidenses deberían defender a su presidente ante los ataques de Chávez.”


Fue durante la presidencia de John Fitzgerald Kennedy, presidente por el partido democrato, que la Operación Mangosta – programa de la CIA para asasinar a Fidel Castro e invadir la isla de Cuba - fue diseñada y conducida. Fue también durante Kennedy que la CIA desarrolló su modus operandi del asasinato y que comenzó el trabajo clandestino en Chile para prevenir la inevitable elección légitima de Salvador Allende. Además, Kennedy autorizó las primeras acciones en Vietnam y expandió la capacidad de las operaciones secretas de la CIA y de la inteligencia militar en el mundo entero. Jimmy Carter, cuando fue presidente, autorizó las primeras operaciones clandestinas en Centro América a final de los años setenta, acciones que luego abrieron la puerta a Ronald Reagan y su equipo nefasto para realizar su Guerra sucia en esa región durante una década.

Ahora que se han postulado varios candidatos del partido democrato para las elecciones presidenciales del año 2008 en los Estados Unidos, como Hillary Clinton, Barak Obama y John Edwards, muchos piensan que la política exterior estadounidense cambiaría si alguno de ellos lograra captar la mayoría de los votos. Pero la historia nos demuestra que no importa mucho el color del partido que ocupa la Casa Blanca cuando se trata de América Latina. Y el caso venezolano ha sirvido como ejemplo para comprobar que esa realidad se repite. Howard Dean, jefe del partido democratico ha criticado fuertemente al Presidente Chávez durante el ultimo año, clasificándolo como “autoritario” y “dictatorial” y los únicos congresistas democratos que han defendido a Chávez y Venezuela en frente a estos ataques, como José Serrano y William Delahunt, han sido verbalmente abusado y agredido por la prensa y por sus colegas en el congreso.

Estas últimas declaraciones del director de la CIA, el General Hayden, revelando que bajo las “instrucciones del Presidente Bush, hemos aumentado nuestro trabajo en Venezuela”, indican claramente que el gobierno de Washington considera a Venezuela como una gran amenaza a la posición y el poder de los Estados Unidos en el hemisferio. Y eso no es un asunto republicano o democrato; se trata del mantenimiento del imperio de los Estados Unidos y de la estructura socio-político y económico de ese país. Aquí en Venezuela no se puede esperar que el congreso ahora con una mayoría democrata, va a cambiar la política agresiva y hostíl de Washington hacia Venezuela. Más bien, como estas primeras semanas del año han demonstrado, esa política continuará intensificando violentamente.


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Eva Golinger


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