Un pueblo que ha sufrido dos invasiones militares de los Estados Unidos durante el último siglo – en 1916 y abril del 1965 – que instalaron dictadores al servicio de Washington, los dominicanos no descartan las intenciones del Pentágono de abrir una base militar en su país. “Los nórteamericanos han querido siempre construir una base en República Dominicana, por la localización geográfica de nuestra isla, en el mismo dentro del Caribe. La bahía de Neyba siempre ha sido apetecida para ese propósito, porque desde ahí hay una mirada directa hacia América del Sur, especialmente Colombia y ahora Venezuela.” Así declaró Manuel Salazar del Partido de los Trabajadores Dominicanos al Seminario Cambio, periódico dominicana que hace unos meses publicó un artículo titulado, ¿Planea EE.UU. instalar una base militar en Barahona?
Esta posibilidad tomó forma concreta durante los meses de febrero, marzo, abril y mayo del año pasado, cuando un contingente militar estadounidense del Comando Sur del Pentágono se instaló en el estado Barahona y su cuidad capital, Santa Cruz de Barahona. Más de 3.500 soldados estadounidenses con rifles, ametralladoras, cohetes y bazookas, además de tanques de Guerra, helicópteres Black Hawk y una cantidad de buques y naves de asalto llegaron al Puerto de la Bahía de Neyba, en las afueras de Baharona, para supuestamente realizar una misión humanitaria llamada las “Nuevas Horizontes”. Pero muchos preguntaron “¿para construir clínicas y repartir medicinas se necesitan tantos rifles y tantas ametralladoras?” (Diario Hoy, “Weekend en Barahona”, Rep. Dominicana).
La elección de Rafael Correa en Ecuador ha puesto en peligro la renovación del contrato que se vence en el año 2009 entre el gobierno ecuatoriano y Washington, que permitió la construcción de una base militar operativa en Manta. El nuevo presidente ecuatoriano ha dicho claramente que no renovará ese contrato con los Estados Unidos y no permitirá más presencia militar de Washington en su tierra. La base de Manta fue establecida en el año 1999 al cierre de la base áerea Howard en Panamá que mantuvo Washington durante décadas. Para expandir más su presencia por la región de América Latina, el Pentágono se acordó con los gobiernos de Ecuador, El Salvador y Aruba/Curazao (Reino Holandés) para construir unas pequeñas bases operativas en esos países. Llamadas “Forward Operating Locations” (FOL- Centro de Operación Avanzada), su misión era el monitoreo del tránsito de drogas y actividades relacionadas con el narcotráfico. Pero tanto como el caso en Ecuador como en Aruba y Curazao, las bases han sido utilizado para realizar operaciones de espionaje, misiones de fuerzas especiales, amenazas e intimidaciones a países vecinos, y para controlar la zona.
Poco a poco durante los últimos ocho años, estas centros de operación avanzada han sido reforzados sin la autorización de los países patrocinantes. En el caso de Curazao en particular, la base estadounidense ha sido un punto de conspiración y amenaza en contra de Venezuela. Solo durante el último año, más de 50 buques de Guerra y portaaviones han pasado por su territorio – a pocos kilometros de la costa venezolana - llenos de aviones de combate, helicópteres Black Hawk, lánzamisiles, mísiles Tomahawk, y miles y miles de marines y soldados preparados para realizar “ejercicios” anti-terrorista en la región caribeña. La isla de Curazao ha sido “ocupada” por los estadounidenses en cada sector économico. Hoteles importantes, bancos principales, compañías de telecomunicaciones, satelites, agua, electricidad e internet han sido adquiridos por empresas estadounidenses muy vinculados al gobierno de George W. Bush. Y hasta han habido (aún hay) intenciones de empresas petroleras de Texas, como Valero Oil Company, de negociar con el gobierno de Curazao para lograr romper el contrato que existe entre Curazao y PDVSA para operar la refinería Isla (de esta refinería más de 50% del petroleo es suministrado al Caribe y Centro América) y venderla a los estadounidenses. Ya fue logrado en Aruba – la refinería que existe en esa pequeña isla a un salto de Venezuela fue comprada por Valero.
En el caso de República Dominicana, las invasiones estadounidenses del siglo XX lograron penetrar la cultura y sociedad dominicana con lo gringo. Se ve en todas partes: las grandes cadenas y tiendas estadounidenses; los negocios con nombres en inglés; el idioma anglosijado (dicen “Bye” en lugar de “chao” o “adios”); la admiración a lo blanco en lugar de lo negro; y hasta la manera de celebrar los días festivos (correr todo a un lunes o un viernes para no interrumpir la semana de trabajo). Y los dominicanos no gozan del estatus de “colonia” como los puertorriqueños. No ganan en dólares aunque los productos de consumo en su mayoría vienen de los Estados Unidos. Pagan casí 100 dólares para llenar un tanque de gasolina (entre 200 y 300 mil bólivares), a pesar de los beneficios de Petro Caribe, y el salario mínimo no supera los 250 dólares al mes.
El país, como muchos me decían, fue invadido hace un siglo y la intervención persiste hoy en día. A pesar de que su presidente actual, Leonel Fernández, viene del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) – supuestamente izquierdista – esta a punto de firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Washington. Solo días después de firmar el acuerdo de Petro Caribe con el Presidente Chávez el año pasado, Leonel viajó a Washington para reunirse con el presidente George W. Bush y su secretaria de estado Condoleezza Rice para concretar el TLC.
Con el cierre de la base de Manta dentro de dos años y el cierre ya de la base de Vieques en Puerto Rico, los Estados Unidos esta mirando fijamente a República Dominicana para satisfacer sus necesidades de control y dominación militar en el hemisferio. República Dominicana queda a pocos kilometros del Comando Sur en el estado Florida, EEUU y también esta bastante cerca a los países más preocupantes para Washington hoy en día: Venezuela y Cuba. Sin la solidaridad, la atención y el acercamiento de Venezuela al pueblo dominicano, todo indica que Baharona sera el próximo lugar del poder militar estadounidense, mirando directamente a la tierra bolivariana.