Caballo de Troya

Ese algo más

En artículos anteriores dije que la revolución bolivariana y sus misiones dan para todo. Esta semana leo que el señor Bush y funcionarios de su gobierno prácticamente se declaran bolivarianos y ofrecen misiones similares. Claro que a la vez agregan que esto se motiva en que surgen opiniones hemisféricas diferentes que tienden a superponer el interés de la mayoría a la libertad del individuo, lo cual es necesario prevenir y revertir.

No se entiende muy bien entonces para qué son las misiones y que función cumplen dentro de la visión del pensamiento liberal, que se apoya en la visión zoológica de la lucha y supervivencia del más fuerte sobre el más débil. Pero aún así queda en evidencia el mérito de la revolución bolivariana unida a la cubana en las misiones humanizadoras del mundo.

Porque no cualquier acción obliga al lobo a disfrazarse de cordero y abandonar sus desmanes de matón del pueblo para venir a ver si logra engañar a las ovejas nuevamente. También dije en artículos anteriores que nuestra visión de la caída del imperio era demasiado ingenua, que aún tenía muchos trucos en la manga para dividir y frenar la dirección integradora.

Una de las posibilidades que citaba era justamente la de tomar un perfil más bajo al habitual y hacer proposiciones tentadoras para aliarse con un país fuerte en cada continente. En este caso le corresponde a Brasil la tentación en América para cercar el avance de la nueva dirección humanitaria e integradora. Claro que yo no digo que la vaya a aceptar, espero sinceramente que no. Pero en todo caso la oferta va y habrá que ver cuan tentadora es.

Si se aceptara que EEUU viniera a cumplir supuestas misiones sociales en Sud América ese sería el perfecto caballo de Troya para meternos agentes de todos los colores y tamaños, sin que nadie pudiera decir nada de sus actividades disfrazadas de solidaridad.

También he dicho en artículos anteriores que cuando se inician ya en los hechos las nuevas alternativas, no se puede seguir con el discurso de integración sin sumarse a ellas. Porque dejaría en evidencia ante el pueblo cuales son los intereses que se defiende.

La semana pasada se concretó entre Argentina y Venezuela el compromiso de lanzar el Banco del Sur para financiar obras e industrias para la integración. Con el aporte del 10% de las reservas internacionales de ambos países y con sede en Venezuela. Ecuador y Bolivia ya anunciaron su interés en formar parte de tal proyecto.

Por otro lado el presidente Chávez propuso planificar esa integración y que no fuese más allá del 2020. ¿Qué harán ahora los que hablan de integración? ¿Logrará sus objetivos el lobo disfrazado de cordero o saldrá con la cola entre las patas, acorralado y enfrentado por los pueblos que ya lo reconocen y no le creen sus cuentos de Caperucita Roja y la abuelita?

Ya en el ámbito de la revolución bolivariana yo creo que sería conveniente y aclaratorio enfocar el cambio como discontinuidad, como ruptura con hábitos y creencias. Prefiero hablar de cambio o de irrupción de lo nuevo, diferente, en lugar de revolución que es una palabra muy cargada con experiencias pasadas que al final no resultaron revolucionarias.

O si se quiere fueron decepcionantes para las expectativas que el pueblo conciente o inconcientemente había depositado en ellas. Además la revolución bolivariana es un momento totalmente diferente a los anteriores en incontables aspectos, entre ellos la ausencia de violencia, muertos, represiones, torturas, ajusticiamientos.

Hoy en día tenemos un ejemplo claro de lo que quiero decir con discontinuidades o ruptura con los hábitos y creencias del pasado. Se trata del Partido Unido Socialista de Venezuela o como sea que se vaya a llamar, propuesto por el presidente luego de ganar abrumadoramente las elecciones el tres de diciembre pasado.

Los partidos políticos que lo acompañaron hasta ahora y que en definitiva son minoritarios y solo reciben los votos del presidente con un teñido menor de simpatía por uno u otro color, ya comenzaron a inventar todo tipo de excusas para no deshacer sus partidos y conveniencias. Pero aquí hasta donde yo entiendo lo que se está proponiendo no es que los partidos se integren al PUSV, sino que el partido se organice desde las bases, desde los participantes activos, protagónicos. Al presidente Chávez jamás le interesaron los partidos ni cedió a ninguno de sus chantajes y todos nos acordamos bien que sí los hubieron y de quienes fueron.

El siempre dijo que solo deseaba el respaldo popular y que el día que no lo tuviera pues se iba, porque no gobernaba por apetitos ni prestigios personales, sino para ejecutar un plan aprobado en referéndum por toda la nación. Hoy en día las quejas del pueblo por la ineficiencia y desinterés de sus representantes, burocratismo y corrupción ya desbordan la copa.

Y es oyendo a su pueblo que el presidente propone este nuevo partido. Cada herramienta sirve para cumplir la función para la cual fue diseñada. Los viejos partidos representativos ya no pueden, no tienen la capacidad de acometer las nuevas circunstancias y por eso es necesario prescindir de ellos. No de la gente necesariamente si hicieron su trabajo con y por el pueblo, pero si de la institución ya obsoleta.

Y es aquí cuando y donde los que declamaron su amor a la revolución, al pueblo y su presidente ponen el grito en el cielo. ¿Por qué? Simplemente porque se trata de pasar de los ideales, teorías y declamaciones a los hechos. Y es allí donde entran en escena los intereses, se termina la volátil relatividad intelectual y se disparan las reacciones viscerales.

Me hace acordar al cuento de aquél campesino al que le explicaban lo que era el comunismo. Si tienes dos o tres autos, casas, etc., pues te quedas con lo necesario y repartes el resto entre los que no disponen de ello. Le pareció muy bien, pero como buen campesino desconfiado de la gente de la ciudad pidió más ejemplos.

Bueno si tienes dos o tres camisas o pantalones te quedas con uno y repartes el resto. ¡Ah no, eso si que no! Ya no le interesaba más el comunismo. ¿Pero por qué? Porque de eso si tenía dos o tres. Lo tuyo es mío y lo mío también.

Muchos amigos se molestan cuando les digo que desconfío seriamente de teorías e ideologías que no se han aún convertido en conductas, en formas de vida. Pero es que hace décadas que participo del intento de cambio social y siempre veo repetirse los mismos mecanismos. Todo podría reducirse al viejo y sabio refrán “hecha la ley hecha la trampa”.

Desde el principio de los tiempos de que tenemos noticia venimos en una dialéctica conflictiva entre intereses y hechos con normas de conducta social, civilizatoria. Por eso se hizo necesario “un tercero” para dirimir tales conflictos, para aplicar la experiencia y las normas que de ella se extrajeron. Así surgieron los consejos de ancianos, los jueces en época de Moisés, etc.

Las instituciones del estado nacional no son sino la acumulación de tal experiencia y su evolución en las formas. ¿Por qué será que se concibe un estado nacional para redistribuir equilibradamente los excedentes productivos recaudados como impuestos, para dar todos los servicios necesarios a los menos favorecidos por el orden social imperante?

Seguramente porque la experiencia o práctica socioeconómica ingenua tiende naturalmente, evoluciona mecánicamente hacia la concentración de riquezas y poder. Así que si tras un tiempo no repartes de nuevo las fichas del juego pues no se puede seguir jugando, el nivel de tensiones sociales llega a un extremo en que se termina el orden social y la gobernabilidad.

Y cuando además legalizas la propiedad privada sin ningún tipo de restricciones y cual derecho sacrosanto acumulable y heredable generacionalmente, no es difícil suponer que tras un tiempo unas pocas familias concentrarán la riqueza y poder y vivirán a expensas de otras. Que además tendrán que pedir por favor para acceder a satisfacer sus necesidades.

Pero seguimos en la misma dialéctica entre intereses, hechos concretos y normas, constituciones, leyes, impuestos, etc. Solo que cada vez tenemos más aparatos represores, supervisores, vigilantes, espías. Por lo cual cada vez tenemos menos gente que produce.

Lo cual nos deja en evidencia que este sistema de imposición por premio-castigo es en esencia erróneo y cada vez menos eficiente y más represivo. Al llegar a cierto grado de evolución produce una poderosa tecnología que revoluciona y globaliza la economía inevitablemente, poniendo en evidencia la acumulación del tropismo histórico en todo su poder.

En todo este período han surgido variadas teorías respecto a las causas de este estado humano y social, que en general pueden reducirse a la bipolaridad que predomina en todo el pensamiento humano y del que nunca ha podido liberarse. En ellas se oscila entre la prioridad de la libertad del individuo o de la colectividad, como quiera que esta sea concebida y representada epocalmente.

Pero todo este pensamiento se neutraliza a si mismo cuando busca hacia atrás un momento histórico en el que este conflicto haya tenido su principio y lógicamente una facción que lo haya propiciado. Porque desde el momento que no encontramos lugar ni tiempo donde el conflicto no haya existido, no queda más que concluir que su origen no es externo.

Y si no lo es entonces ha de tener su principio en la forma mental humana. Es cuando profundizamos en la siquis que en efecto comienzan a aparecer las raíces de tal conflicto. Porque no se ve en ninguna parte de la naturaleza, es típicamente humano. Y ha de tener por tanto una base sicobiológica que lo posibilite y explique.

Buscando esa diferencia en los reinos de la naturaleza aparece que el ser humano es el único que tiene cierta movilidad a nivel de expresión sexual. Porque todos las demás especies tienen regulada su etapa de celo por las horas de sol. Y es justamente en la adolescencia que el niño comienza a mirar el sexo opuesto y a los de su propia generación, se diferencia de sus padres que fueron hasta ese momento sus héroes y busca nuevas identidades.

Esto me hace acordar del cuento del patito feo que criado por una gallina creció entre pollitos. Hasta que a cierta edad se comenzaron a reír de él y discriminarlo porque era diferente y feo. ¿Uds. han conocido algún adolescente que no se sienta diferente y feo? Y así, del mismo modo sucede luego con respecto a toda la cultura.

Un día cualquiera sin que pase nada excepcional te sientes insatisfecho, alejado de todo lo habitual hasta ayer, ya nada de eso te interesa. Comienzas a buscar tu lugar en el mundo, sientes que tiene que haber algo diferente, que la vida tiene que ser algo más que esto. Es como si de repente despertaras sorprendido de un sueño que creías real, te desilusionaras.

A eso se le llama sinsentido vital, es esencialmente humano y se intensifica a medida que se acelera el cambio claro está. Justamente en ese fenómeno tan humano tiene su base el surgimiento de todo arte, ciencia y religión, de toda ideología, de toda búsqueda e intención.

Ese es el motor sin el cual no existiría nuestra historia, pues nos reduciríamos a satisfacer nuestras cíclicas necesidades y del resto jugaríamos como lo hacen los animalitos en el bosque. Si quieren una prueba de lo que digo piensen si ha habido algún momento en que nuestra sociedad haya estado más erotizada, más ensoñada con la felicidad de pareja.

Observen si ha habido otras épocas en que todas las religiones se desentierren y salgan a recorrer el mundo como hoy. Fíjense en las declaraciones de los hombres más poderosos del mundo diciendo que recibieron directo de Dios la misión de luchar con los infieles y salvar al mundo. Si alguien puede explicar todo esto racionalmente se merece un Oscar y estatua.

Yo lo encuentro todo más parecido a los poderosos mitos renaciendo y remozándose desde la memoria profunda de la especie. Creo que el ser humano dispone de una sobre energía que trasciende sus necesidades y lo impulsa siempre más y más allá. Y siempre se despierta de los hábitos y creencias que predominaron en una época sintiéndose extraño, desorientado.

Por eso sueña paraísos, culpas y pecados que hicieron que lo perdiera, cielos e infiernos eternos y trascendentes a la muerte que es su mayor límite y crea normas por las cuales ganarlos. Pero cuando predomina la razón desacraliza su pensamiento, crea teorías e ideologías, sueña ahora traer el paraíso a la tierra, pues dispone de la tecnología para ello.

Nacen las consignas de igualdad, hermandad, libertad, justicia. El modelo y sentir profundo es el mismo que se ha venido develando a través de la historia, el mismo guión esencial, pero los argumentos se adaptan a las formas que predominan en cada época.

Es por esa razón que el único modo de comprender que eso que hace que surja lo más elevado o ruin del ser humano se origina en su intimidad y no en el paisaje externo o perceptual. Por eso se aferra y acumula objetos de todo tipo, tanto mentales como físicos, se identifica con ideologías, creyendo, sintiendo que lo conducen a alguna parte, a la felicidad, prestigio, éxito, gloria.

Porque necesita darle una dirección a su accionar y un sentido a su vida que siente o cree que fluye linealmente en el tiempo. Y claro está, cuando llegan momentos de cambio no hay quien lo haga soltar aquello a lo que se aferra como su madero de ahogado, porque sin ello se siente desnudo y vulnerable ante el futuro desconocido.

De allí que los fenómenos de burocracia o aferrarse a la seguridad y continuidad de lo conocido, y de corrupción o querer llegar rápidamente a la supuesta felicidad porque el tiempo se acaba, son “la normalidad” de estos ciclos de transición y cambio.

Nada de esto se puede explicar racionalmente. ¿Para que querría un individuo acumular cosas o dinero que no podrá usar ni en diez vidas? ¿Para que esclavizar y matar seres humanos y/o tener que vigilarlos toda la vida cuando podría tranquilamente vivir sin esforzarse demasiado como los animalitos? ¿Cuál es la finalidad del poder? ¿Para qué?

Nos han hablado mucho de todo esto pero nunca nos han dicho los por qué y los para qué. Yo siento que en el ser humano habita, palpita y se manifiesta “un algo más” que lo hace trascendente y lo impulsa más allá de los sentidos, de todo lo que se puede ver y palpar.

“Ese algo más” es lo que se busca en el espejo del mundo comparándose con todo lo que percibe, concibiendo, creando y trayendo a ser en el mundo por intuición, inspiración, lo que presiente en su intimidad.

Por eso insisto en que en estas etapas de discontinuidad, de acelerada transición, en que los viejos modelos e instituciones se desmoronan dejando nuestros hábitos y creencias, nuestros cerebros y vísceras desorientados, solo el corazón tiene la fuerza, el fuego, la fe necesaria para saltar sobre tal abismo entre intereses concretos y volátiles ideologías.

Lo nuevo viene al mundo a través de inspiración, intuición, creatividad. Lo nuevo es desconocido, lo presentimos pero aún está por ser, por cobrar forma. Por tanto lo mejor que se puede hacer es facilitar la inclusividad y solidaridad social y posibilitar la libre exploración, en que “ese algo más” encuentre amablemente su camino hacia las conciencias y el mundo.

michelbalivo@yahoo.com.ar


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Michel Balivo


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