Cuando Trump se mudó a la Casa Blanca la convirtió en un circo.
Cuando los supuestos amigos políticos se voltean y asumen nuevas posiciones lo que hay que hacer es sentarse a escuchar sus secretos. Todo quedará peor después de comenzar las traiciones. Pues para Donald Trump como ex presidente han quedado atrás sus angustiosos años cuando se creía dueño y amo del mundo, justo cuando escuchaba los consejos de su vicepresidente, cuando esté lo iba imbuyendo en sus tramas.
Donald Trump va en caída libre y Mike Pence lo espera abajo. El desplome lo lleva estrepitosamente a un enlodado charco aun cuando viene enfangado de acusaciones. Sin sutileza, Pence ha calificado a su antiguo jefe de delirante, desesperando a un Trump que se ve espantado, agotado, confuso, como huyendo. Sabe que la declaración de su "ex compañero" hará que se concreten cuatro cargos más y estos serán federales, y esto lo ha colocado en la entrada del zaguán de la cárcel a purgar una alta condena.
Ahora, Pence queda en manos del fiscal especial —Jack Smith— teniendo que rendir declaraciones ante el gran jurado principal, Trump, saltando como un animal acorralado se ha declarado inocente antes de escuchar la mayoría de los cargos ya imputados, decisión que lo hunde más. La única arma con la que cuenta es su popularidad en las encuestas. Pero las acusaciones son penales y graves por los cargos de conspiración para defraudar a su país al querer anular las elecciones presidenciales del 2020 lo cual es calificado de fraude.
La pesadilla se concreta a partir del 28 de agosto del 2023 fecha del juicio donde ya el juez federal habrá conversado bajo juramento con Pence y el ex vicepresidente sin perder tiempo ha dicho claramente: "responderemos al llamado de la ley si llega y simplemente diremos la verdad". Luego ha rematado: "Trump estaba equivocado en ese momento y está equivocado ahora". El meollo del problema está en que Trump le pidió a su vicepresidente que hiciera fraude y rechazara el resultado de las elecciones.
Sigue Pence: "el pueblo estadounidense merece saber que el —entonces— presidente Trump me pidió que lo pusiera por encima de mi juramento a la constitución, pero mantuve mi juramento y siempre lo haré". Y concluye: "nuestro país es más importante que la carrera de cualquier hombre".
Trump recuperándose ha señalado que él jamás pidió que lo pusieran por encima de la constitución y que Pence delira. Se acabaron las lealtades. Lo que Trump pretendió ignorar en su estilo de hacer política a lo estadounidense fue el show en lo que convirtió su vida presidencia donde buscó hacer negocios, fraude, acuerdos con el único fin de crecer en lo económico para favorecer su título de magnate.
Ha ignorado que las lealtades se disipan y que nada vale la pena esperar cuando la jugada está cubierta de deslealtades pues sus días de poder han acabado, aquello de creerse el presidente más poderoso del planeta ha llegado a un indeseado final, ahora todo ha tocado un inesperado desenlace, se desploma, ya nada funciona a su favor y aquel mágico circo que fue la Casa Blanca ha desaparecido.
Hasta más pronto…
