1. Se dice que un total de 33 personas murieron y al menos 30 resultaron heridas en la Universidad de Virginia Tech –a 280 kilómetros a suroeste de Washington- en una de las peores matanzas que un civil haya perpetrado en solitario en los 231 años de la historia de los Estados Unidos. La noticia se extendió en segundos en todo el mundo y los medios de información –principalmente la televisión- aprovecharon todos sus recursos para hacerla espectacular y ganar muchos más millones de dólares. La curiosidad o talvez la morbosidad por saber cómo ocurrió fue despertada por los medios como si ese tipo de asesinatos y muy parecidos nunca haya ocurrido o no se sepa que a diario se registra en varias partes del mundo, especialmente en Afganistán, Iraq y Palestina. Sin embargo los medios saben que acontecimiento deben propagar y cuántos más deben silenciar.
2. La Universidad de Virginia es una universidad más de las decenas de miles que hay en el mundo. Lo terrible es que los objetivos, planes y programas de formación de alumnos y profesionistas que se desarrollan en esa universidad yanqui se repiten tradicionalmente en la gran mayoría de las universidades de los distintos países. Las universidades, cuando no desarrollan planes impuestos directamente por las empresas capitalistas, buscan adaptarse al sector productivo para que sus egresados obtengan empleo. La preparación humanística –por lo menos desde hace 30 años en México- les importa un bledo porque, según dicen, la poesía, la música, la pintura, la literatura, la historia, la filosofía no sirven para comer y menos que ganar dinero. Por eso han eliminado de sus planes de estudio las carreras y materias humanísticas, sustituyéndolas por tecnológicas.
3. Gobiernos y poderosos empresarios, con el único objetivo de crear estudiantes y profesionistas que produzcan y no piensen, que trabajen para crear riquezas sin que nadie exija que se repartan, personas que ganen dinero para ser consumidores, les importa un carajo que se estén creando individuos que no sepan –ni les interese saber- acerca de sus orígenes, de su historia, de las luchas de su país o de los problemas del mundo. ¿Para qué darle importancia a las enseñanzas que hablan de la amistad, la solidaridad, el compañerismo, el trabajo colectivo –dicen- si lo que interesa es la “excelencia académica”, la competencia, la ganancia, los concursos, en resumen: el triunfo del individuo sobre sus competidores? Por eso hay que decir: ¿De qué carajos se quejan si esa educación competitiva que el mismo capitalismo ha diseñado, está llevando a masacres y asesinatos?
4. EEUU es hasta hoy la cuna de los asesinatos en masa. Lo extraño es que las masacres no hayan sido muchas más o simplemente las han silenciado. Sólo habría que preguntar: ¿En qué estado de salud han regresado decenas de miles de soldados, oficiales y “héroes nacionales” yanquis de las guerras de invasión de Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, Israel y en qué ambiente viven sus hijos y parientes? Si la sociedad norteamericana es una sociedad enferma, no es por culpa de su pueblo o sus habitantes, sino porque sus gobiernos han sido los más violentos y asesinos de la historia. Muchos países europeos que vivieron en carne propia la primera y la segunda guerra mundial, así como sus hijos, sufren permanentemente una especie de delirio o miedo causado por aquellas guerras y ante la posibilidad de que se repitan. En EEUU, mientras más violento es el gobierno, más tensión se sufre.
5. En México, según informes del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), las universidades privadas atienden 33 por ciento de la matrícula nacional en licenciatura, es decir, poco más de 640 mil jóvenes. De continuar con esta tasa de crecimiento, en 2010 atenderán 40 por ciento. Muy pocas certifican sus planes y programas de estudio. De las mil 500 instituciones de educación superior particulares creadas en los pasados 10 años, sólo 24 forman parte de la ANUIES y 113 de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior. Hasta hace unos 25 años la educación pública atendía el 95 de la matrícula escolar. Hoy la escuela privada es un gran negocio que beneficia a grandes empresarios.
6. Preguntaba en 1830 el liberal mexicano Dr. Luis Mora. ¿Cómo un Estado laico puede dejar la formación de las mentes de un pueblo en manos de particulares y del clero?, Entre 1985 y 2001 la matrícula de las universidades particulares, según el periódico La Jornada, creció seis veces más que la de instituciones públicas, lo que generó que en menos de dos décadas su cobertura creciera de 15.7 a más de 30 por ciento a escala nacional, en particular en los estados del sur-sureste del país: Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Las universidades particulares menos numerosas son las que tienen menos de 500 alumnos y las que más crecieron son las de entre mil y 2 mil estudiantes, las cuales se concentran en el noroeste, noreste y centro-occidente del país. Se necesita que ese Estado haya renunciado a su papel y haya traicionado sus orígenes.
7. La realidad es que el Estado laico desde hace varias décadas renunció a su papel de formador de mentes para entregárselas a los grandes empresarios y al clero. Y, como declaró hace un par de días el filósofo Savater: “Los padres tienen el derecho de transmitir a sus hijos sus valores y visión espiritual de la vida, pero en ningún caso esa perspectiva debe ser la única. El Estado debe velar porque a ningún ciudadano se le imponga una afiliación religiosa o se le impida ejercer la que ha elegido; segundo, el respeto a las leyes del país debe estar por encima los preceptos particulares de cada religión”. En México, la Iglesia del Cardenal Rivera, de Onésimo Cepeda y de Sandoval Iñiguez, con el apoyo de los presidentes Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, se sienten con el poder para imponer su política y exigir a sus fieles subordinarse a sus órdenes.
8. Las universidades del mundo ya deben dejar de ser fábricas de estudiantes y profesionistas al servicio del capital. Sus autoridades y su personal académico deben dejar de pensar en la loca carrera por los cargos, los ascensos y los ingresos económicos sin control o límite. Para no producir estudiantes y profesionistas asesinos se requiere una educación humanista y solidaria con los problemas del pueblo, que es el que con su trabajo hace posible el presupuesto público. La defensa de la educación pública, gratuita, laica y popular debe ser una bandera de lucha contra la privatización que han estado imponiendo los gobiernos neoliberales. Aunque los EEUU sea un país líder en asesinatos y masacres en sus escuelas y universidades no puede decirse que ese ejemplo no se extenderá. Por eso nuestros objetivos, planes y programa educativos deben cambiar radicalmente.
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