Los planes de Washington

En reiteradas oportunidades, el presidente Chávez y altos funcionarios han alertado sobre los planes desestabilizadores, e incluso de magnicidio, que se estudiarían en Washington. Más recientemente denunció lo que se ha llamado "el golpe suave". Naturalmente, la oposición siempre se muestra descreída, responde que se trata de maniobras diversionistas, y piden pruebas de los planes de magnicidio.

A la Casa Blanca no le interesa tanto lo que Chávez hace en Venezuela, y ni siquiera lo que dice que hará, tanto como la influencia que está ejerciendo y puede ejercer en América Latina. Los movimientos de izquierda crecen en toda la región, incluso en países donde pierden elecciones como México y Perú. Es aterrador ese panorama.

Ellos están claros; por eso en 1973, cuando se planeaba el derrocamiento del presidente Salvador Allende, Henry Kissinger, asistente de seguridad del presidente Nixon, justificaba el golpe por los efectos que tendría el gobierno de Allende en los países limítrofes e incluso en los países del eurocomunismo. "Es más peligroso que Castro".

A esas razones políticas agréguele usted un factor determinante: las reservas de petróleo en Venezuela, y entonces habrá menos motivos para dudar de las intenciones, propósitos y planes de Washington. Y a propósito, ¿cuántos paracos y expertos francotiradores y explosivistas han entrado a Venezuela en las últimas semanas? Lo que van a leer a continuación no son especulaciones de la izquierda chilena ni producto del periodismo de investigación, ni denuncias políticas, son extractos de los 24.000 documentos secretos de la CIA, el Departamento de Estado y otras dependencias del Gobierno de EEUU, desclasificados por ordenes de Clinton "para compensar en parte el daño causado a Chile", y procesados por Peter Kornbluh y Patricia Verdugo en sus libros Pinochet: los archivos secretos y Allende, cómo la Casa Blanca provocó su muerte.

4 sept 1970. Gana Allende las elecciones; 15 sept, reunión en la Casa Blanca: Donald M.

Kendall, presidente de la Pepsi, Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, y el presidente Nixon, quien había sido empleado de Kendall, deciden enfrentar a Allende; ese mismo día, Nixon reúne al fiscal John Mitchel, a Kissinger y al jefe de la CIA, Richard Helms, quien resume la reunión en sus escuetas notas: 10 millones de dólares, por lo pronto; disponer de los mejores hombres, hacer aullar la economía chilena, no importan los riesgos, presentar plan en 48 horas.

Antes de la toma de posesión, se le hizo saber a Frei que "no dejaremos que le llegue una sola tuerca o tornillo a Chile si Allende se hace con el poder. Haremos cuanto esté a nuestro alcance para condenar al país y a sus habitantes a las privaciones y la pobreza más absolutas".

Planifican el secuestro del jefe del Ejército, el general Schneider; la CIA entregó 50 mil dólares y seis metralletas para la operación. Lo trasladarían a Argentina, se anunciaría su desaparición, los militares acusarían a la izquierda; ante la situación, el presidente Frei renunciaría, asumiría una Junta Militar que disolvería el Congreso.

Pero Schneider fue muerto y el plan fracasó.

Ante la insistencia de Washington, el embajador en Chile, Edgard Korry, responde el 12 sept: "...Es evidente que los militares no harán nada en absoluto para evitar la llegada de Allende al poder", pero como Kissinger insiste, le escribe. "Estoy convencido de que no podemos provocar un golpe de Estado", y Viron Vaky, asesor de K, lo reafirma: "Es imposible llevar a cabo una acción militar. No tenemos la capacidad necesaria para motivar un golpe de Estado" (14 sept) La CIA tuvo paciencia.

Fracasado el intento de impedir la toma de posesión, Nixon comentó a Ron Zeigler, su secretario de prensa: "Es cierto que le ordené a Korry que lo hiciera, pero fracasó, el muy hijo de puta. Ese era el principal problema al que tenía que enfrentarse: debió haber evitado que Allende se hiciera con la presidencia".

17 nov. Memorando de Kissinger a Nixon: Acción política para dividir y debilitar la coalición de Allende; 2. Mantener y ampliar contactos con militares chilenos; 3.

Ofrecer apoyo a grupos y partidos opositores; 4. Ayudar a ciertos periódicos y utilizar otros medios de comunicación en Chile, y 5.

Utilizar medios de comunicación seleccionados (en América Latina, Europa y otras partes) para destacar la subversión del proceso democrático de parte de Allende y la intervención de Cuba y la Urss en Chile".

¿Cuáles seleccionarían en Venezuela? 19 nov. Kissinger con los jefes de la CIA: Cuando William Broe propuso inyectarle dólares a los "más moderados", K respondió: "Si Allende se presenta como moderado, ¿por qué no apoyar a los extremistas".

Posteriormente acuerdan algunas tareas: Financiar a 18 periodistas enviados especiales a Chile para que escriban sobre el inminente colapso; la CIA influyó en 726 artículos contra Allende en diarios de América Latina. ¿Cuántos en Venezuela? Recomendaciones a ITT, Ford, Anaconda Copper, Bank of America, para que emprendan acciones que debiliten la economía chilena. El Banco Mundial, que dio 31 millones a Frei entre 1969 y 1970, no le dio un centavo al gobierno de Allende.

Estudiar la posibilidad de expulsar a Chile de la OEA.

Desarrollo de guerra sicológica, campaña de rumores, "ir a los bares y hacer correr al menos tres rumores al día".

En 1971 se acordó, por órdenes de Nixon, otros 700 mil dólares a El Mercurio, "más si es necesario". La ITT le hizo otros pagos directos. "La CIA gastó más de un millón y medio de dólares para apoyar a El Mercurio".

En 1973 "se registraba un acto terrorista cada 10 minutos en algún lugar del país"; Patria y Libertad se organizó cuadra por cuadra en primeros auxilios, autodefensa, uso de armas, fábricas de molotov, fondos de la CIA al Partido Demócrata Cristiano y al Partido Nacional para que adquieran sus propias radioemisoras y diarios.

La acción ante los militares comienza a dar frutos. Un informe de la CIA a Washington registra: "Altos oficiales del Ejército de tierra, la Armada y los Carabineros han decidido derrocar al gobierno chileno durante la primavera de 1972". Todavía debieron esperar varios meses.


Desmoralizada llegó Condoleezza Rice
a Washington. Toda llorosa le echó el cuento al presidente Bush de lo que le había pasado en Panamá con el discurso de ese maluco de Nicolás Maduro. Ni el Canciller de El Salvador la acompañó.

A Bush le recordaron una consigna cuando Cuba fue expulsada, y le dijo: "No te angusties, Condy, con OEA o sin OEA ganaremos la pelea".

Como los estudiantes de Comunicación Social estuvieron muy activos en las manifestaciones pidiendo libertad de prensa, es la oportunidad para que sus escuelas abran una investigación que les permita comparar cómo era esa libertad en los años de Pérez Jiménez, de Betancourt, de Lusinchi, etc, y cómo es ahora.

La primera pregunta es cómo fue ese proceso de maduración, si es que lo hubo, en las universidades privadas que después se expresó en las nutridas manifestaciones estudiantiles, y la segunda, cuál fue el entrenamiento del grupo de jóvenes que sorprendió al país con sus frescos y coherentes discursos en la Asamblea Nacional.





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Eleazar Díaz Rangel

Periodista egresado de la UCV. Ganador del Premio Nacional de Periodismo y menciones en diversas especialidades. Es Director del diario Últimas Noticias desde el año 2001. Profesor titular jubilado de la universidad central de Venezuela, cuya escuela de comunicación social dirigió (1983-86). Presidente de VTV 1994-1996. Presidente de la asociación venezolana de periodistas.

 edrangel@grupo-un.com

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