¡Bolivarianos!

¡Compatriotas! La hora de Venezuela es crucial. O se hunde en las tinieblas de la esclavitud, o conseguimos el triunfo decisivo. Los Estados Unidos por la fatalidad de sus pro-hombres, asociados con la fascista oligarquía criolla, quieren frustrar el sueño maravilloso de Bolívar, ese sueño de Libertad y Justicia, que acariciamos desde los albores de nuestra Independencia. Me refiero al terror inquisitorial del enajenado criminal de George Bush, el cual debemos execrar de nuestra Patria. Ese terror que pretende asesinar ignominiosamente a nuestros mejores hombres, que están sacrificando su vida, para darnos la Libertad soñada. Y ese hombre tenebroso, quiere destruir el Gran Ideal Bolivariano.

La democracia de los Estados Unidos no es más que una expresión de su Imperialismo, ello no es óbice para que apliquen una política agresiva contra nuestro País. Hay que señalarlo con firmeza y debe constituirse en la base del programa Revolucionario. Si creéis en alguna divinidad, pedidle que anonade al monstruo cuyos tentáculos. Han consumido durante más de siglo y medio las savias mejores de los pueblos Latinoamericanos.

La gran Burguesía y más aun la burguesía ascendente quiere encontrar preceptos para el dominio pleno de nuestra Patria. No entienden el sentido de la Revolución que se está gestando en el País. Es más que una lucha por el poder. Es un cambio sustancial de ideas. Es el derecho que defendemos por la igualdad y la abolición definitiva de los privilegios. Basta de mentiras tomemos lo que nos corresponde. El poder no vale sino por la aquiescencia de los gobernados.

Los comerciantes e industriales; los médicos y profesionales; los profesores universitarios, se hacen beligerantes todos unidos con los politiqueros del punto-fijismo, arremeten contra el Presidente Chávez, desencadenando una crisis de furor y melancolía. El pueblo se dio cuenta, que todo es fútil y sin trascendencia. Está descubriendo que vivir es participar, luchar, vencer, proyectar, brincar las dificultades, ganar unas y perder otras. El odio y el rencor no cesan; por el contrario, vienen más emponzoñados y lo que es peor se envalentonan, confundiendo la magnanimidad con la blandenguería.

Esta crisis marcará el principio de otra era; ahora el destino inicia la revancha venidera de la Justicia sobre el Privilegio. Una nueva Moral entrará a regir los destinos de la Patria. Hasta ahora fue la violencia el Cartabón de las hegemonías políticas, sobre los partidos del punto-fijismo se impondrá otra moral y los valores éticos se medirán por su justicia. Superados estos obstáculos, dos fuerzas aparecen como núcleos de la sociedad futura: El Trabajo y la Cultura. Cada fuerza será la solidaridad colectiva de todos los que piensan y trabajan bajo un mismo techo, movidos por intereses e ideales comunes.

El sistema es lo que hay que transformar; pero el sistema no es nada ajeno a sus componentes, es decir a las clases que lo integran. No se trata de que ambos sean victimas de una fatalidad extraña, sino de que hay una clase que hace valer su prepotencia para conservar las cosas como están y otra que es Revolucionaria en la medida en que quiere transformar la explotación en una comunidad de trabajo.

“Bolívar, se yergue una vez más, para revelarnos otra vez cuán lejos y cuán cerca estamos de él”.


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Manuel Taibo


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