El trabajo sucio

Mario Silva, del programa de televisión “LA HOJILLA”, lo dijo claro en estos días, “seguiremos haciendo el trabajo sucio” para desenmascarar y denunciar las graves amenazas y peligros presentes en contra de Venezuela. Alguien tiene que hacerlo si queremos que haya un futuro próspero para la Revolución Bolivariana. A muchos les parece muy facil acusar al gobierno de Estados Unidos o la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono, cuando haya un golpe de estado o una invasión militar, pero se les hace dificil aceptar que las intervenciones más existosas son las silenciosas; las que penetran cada sector y aspecto de la sociedad, infiltrando organizaciones sociales, partidos políticos, medios de comunicación, fuerzas armadas y hasta entidades gubermentales, para imponer y promover su ideología y modelo socio-económico-político.

Es hipócrato profesar ser revolucionario y anti-imperialista mientras recibe financiamiento de la NED, la USAID, Freedom House o el Departamento de Estado, o entra en una relación financiera o política con alguna de esas entidades, incluyendo una “beca” para visitar a Estados Unidos para el “mejoramiento profesional”. Pero al mismo tiempo, debido a sus métodos encubiertos y sutiles, se pudiera hasta comprender que muchos han caido en las entrañas del imperio sin darse cuenta, y apenas ahora ha llegado el momento de su despertar. Algunos lo aceptarán, pero otros seguirán viviendo con la negación total de su engaño y echarán veneno a quienes se atrevan a desenmascarar esa subversión.

Se puede entender las sensibilidades que atraen estas denuncias; afectan a muchos intereses y a muchas personas cercanas a casa, pero eso no disminuye la importancia de su contenido. El hecho de que una ONG o una periodista sea “chavista” y recibe dinero de la NED o el Departamento de Estado no cambia su participación en un plan de subversión y desestabilización. Lo que demuestra más bien es el éxito que ha tenido esa estrategía, porque siempre es más valioso captar los del otro lado que los que ya estan ganados. No se puede diferenciar entre aquellos que se relacionan con las agencias del gobierno estadounidense (que claramente tienen un objetivo en el caso de Venezuela que consiste en dificultar el progreso de la revolución bolivariana) que han demonstrado sus calidades revolucionarias y los que abiertamente son oposición. Es un solo paquete. Grave sería pensar que quienes reciben financiamiento o se relacionan políticamente con entidades del gobierno estadounidense, pudieran estar realizando un trabajo a favor de la revolución que no refleja sutilmente los objetivos de Washington. ¿Porqué creen que quienes estan al frente de las instituciones que financian actividades para “promover la democracia en el mundo”, como la NED, Freedom House, el Instituto Republicano Internacional, el Instituto Democrático Nacional y la USAID, son antiguos directores de la CIA o tienen vinculos muy estrechos con los cuerpos de inteligencia y defensa de Estados Unidos?

De sus propias bocas ha salido la respuesta: para hacer más efectivamente el trabajo que hace la CIA. Tal lo declaró el ex-director de la CIA, James Woolsey cuando fue nombrado Presidente del Freedom House en el 2003. Y eso también fue la justificación del “think tank” American Political Foundation cuando diseñó la entidad que luego fue establecida como la National Endowment for Democracy (NED) en el año 1983. ¿O acaso que es mera coincidencia que todos los “cambios de regímenes” durante los últimos 25 años en países como Haiti, Ucrania, Filipinos, Georgia, Irak, Afganistan, han estado patrocinados por la NED, la USAID y Freedom House? Y en los países donde han habido golpes de estado u otras acciones desestabilizadoras, como Venezuela, Bolivia, Perú, México, Paraguay, Argentina, Haití, Bielarussia, Indonesia, etc, casí todas las organizaciones al frente de esas actividades han recibido financiamiento de la NED, la USAID, Freedom House o directamente del Departamento de Estado. Eso es un hecho fundamentado con documentos desclasificados e información disponible hasta en las propias páginas web de esas instituciones.

Entonces, nos hace mucho daño el pensamiento inocente que no acepta la realidad del conflicto que estamos viviendo. Esto es una Guerra como ninguna otra en la historia. El campo de batalla es un todo y las armas empleadas parecen ser las cosas más familiares y menos sospechosas.

No propongo clasificar a medio mundo como un “agente de la CIA’ por haber trabajado o participado en actividades profesionales que parecían totalmente ‘normales” fuera del contexto de esta Guerra irregular. Pero si pienso que hay que ponerle una parada firme a esas actividades hasta que se pueda establecer cuales han sido los daños ya causados y luego diseñar mecanismos de control para prevenir cosas peores.

Hasta aquel entonces, seguiremos haciendo el trabajo sucio.

evagolinger@hotmail.com


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Eva Golinger


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