¿Qué es un rei en el siglo XXI?

“Un rey esclavo del infortunio

debe acatar la desgracia como rey”

Shakespeare



Desde joven, cuando no había televisión deformadora de la mente, para debilitar el raciocinio de muchos, la lectura era i sigue siendo, la mejor fuente de felicidad i de formación intelectual. Entonces, al lado de los libros de estudio de una profesión, en mi caso la medicina, pasar a distintas lecturas era el regocijo que para los hombres de las últimas décadas que, como dijo Eric Fromm, se sitúan frente a un televisor como frente a una gran mamadera (un tetero, decimos nosotros) para “nutrirnos de lo que se nos da todo hecho, sin tener que hacer el menor esfuerzo de aprendizaje”, en mi tiempo era pasar de unos libros a otros, como los actuales cambian de canal moviendo un dedo solamente, con el control remoto; i así alternábamos el estudio de la profesión, con lectura de libros de ensayos, novelas de distintos tipos (me gustaban las histórica de Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Emilio Salgari o detectivesca de Conan Doyle, Ágatha Christy, Charlie Chan, etc.) para con el correr del tiempo pasar a lecturas más seria, especialmente cuando empecé a estudiar Filosofía. Allí me hice, un intelectual, con un acervo cultural que me ha servido para todo en la vida, entre otras cosas para estudiar mi propio idioma, su gramática, sus bellezas, principalmente la poesía, esa cosa sutil i volátil para hacer vida en el amor i entre lo sublime i lo hermoso. Por esto he vivido sumergido en un mundo maravilloso, el mundo de los libros, el mejor instrumento que haya forjado la civilización i la vida. Como el supremo Jorge Luis Borjes, repito: estoi más orgulloso de los libros que he leído, que de los que he escrito, i agregando la especificación: de los autores que he leído i transformándolos en mis mejores amigos, ya que los otros, hombres de amistad, los humanos amigos, van llegando i se van marchando, cuando menos lo pensamos.

Algunos han dicho, i creo que viene desde Cervantes, que no hai libros malos; de todos puede uno sacar algo positivo i por eso, no solamente en las obras de Shakespeare que trata de la vida i las acciones de muchos reyes famosos, sino de las emocionantes, movidas i bien hilvanadas novelas históricas de Alejandro Dumas padre, empezando por Los Tres Mosqueteros, Veinte años Después, el Vizconde de Bragelone, el Collar de la Reina, José Bálsamo o Memorias de un Médico, la Condesa de Charny, Ángel Pitou, (donde encontré la más maravillosa o estupenda descripción de la Toma de la Bastilla) etc., uno va conociendo la Historia de Francia, la vida de dos Cardenales funestos como Richelieu, Mazarino i otros; la de reyes de la “cadena” de los distintos Luises, empezando por sobre todo Luis XIV el Rey Sol, el que dijo una vez “el Estado soy yo” o el que terminó perdiendo la cabeza en la guillotina, Luis XVI, se va convenciendo que los reyes, como los antiguos Señores Feudales, o lo Césares, los Zares (derivado de César) o los caudillos i conquistadores como Atila, Gengis Khan, Ciro o Alejandro, todos son hombres comunes, pero terribles por su ferocidad, su crueldad e injusticia, aunque Alejandro tuviera de maestro un filósofo, o Pericles fuese culto en el Siglo de Oro de Grecia, o Adriano en Roma a la que construyó su primera muralla. De ellos vienen todos los otros reyes que forjaron Monarquías, i establecieron línea hereditaria para perpetuar sus descendientes en un poder mal adquirido, siempre por la fuerza, la trampa, el asesinato, el saqueo o el fraude. De allí arranca también el capitalismo, porque todos fueron saqueadores de tesoros i se alimentaron, beneficiaron i enriquecieron del trabajo esclavo de los pueblos. Por eso es que, desde los tiempos de Shakespeare, quien en sus obras pinta mui bien a muchos de estos señores depredadores i sometedores de pueblos, piensa ya con criterio racional que, a pesar de todo, en los de los siglos más recientes, es un infortunio la realeza, ante el progreso del mundo esa heredad de sus “cargos”, por lo que deben acatar sus desgracias como reyes. Ninguno de los que representan a las pocas monarquías de hoi en día, Inglaterra, Holanda, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Noruega, España, (las más “señeras” en Europa) i otras menores allí i el mundo africano o en el mundo oriental, puede aspirar a que se le considere de origen divino, enviados de Dios, como sobre todo las religiones, en especial la católica, apostólica i romana, le han hecho creer. En concreto me refiero entonces, a Juan Carlos de Borbón, Rey de España, no por la gracia de Dios, sino la desgracia de Francisco Franco, Falangista, Fascista i Dictador que lo tuvo como súbito mientras él mandaba dictatorialmente a España; sitial al que llegó con una horrenda guerra civil, con apoyo de otras potencias extranjeras, para destruir i masacrar a la República Española i llenar al país de cadáveres (como García Lorca) i al mundo de nobles, sabios i valientes exiliados (como Antonio Machado). Juan Carlos fue impuesto por el dictador Franco, cuando ya se convenció de que arrastraba las patas i estaba para morir. Antes, lo cargaba a su lado como un lacayo más. Cuando viví en Madrid un año, este chiste me lo contaron allá; no sé si fue mi inolvidable amigo José Luis Rodríguez Meléndez, entonces ya viejo ex republicano, víctima de la guerra civil donde perdió sus bienes i le “conquistaron” su primera esposa, cronista de la ciudad de Sevilla para la década del sesenta, o fue otro amigo madrileño. El chiste decía que, en una Corrida de Toros en Las Ventas, Plaza de Toros de Madrid, estaban en primera fila el Generalísimo Francisco Franco, i el príncipe Juan Carlos, mientras toreaba El Cordobés, un torero singular, alegre i medio loco pero gran torero, que había comenzado como espontáneo lanzándose al ruedo. El torero, completada la faena i entrando a matar, había “pinchado” muchas veces, mientras el toro no caía i el público reclamaba. En eso se levantó Juan Carlos quien, no mandó a callar ni al público ni al torero, sino que le espetó: ¡Cordobés, qué esperas!...a lo que el torero volviéndose hacia él, le contestó: ¡Lo mismo que tú, que se muera!

Un rei, pues, en el siglo XXI no debía existir en el mundo civilizado. Es, como se diría en televisión que deforma el idioma, un “mega-anacronismo”. El único rei que debería permanecer, es el rei del ajedrez que por cierto, es el mayor bolsa en el tablero. Se puede mover en todas direcciones, pero un solo paso, una sola casilla i eso para esconderse o defenderse: apenas si se le permite un solo brinquito en el enroque, i después que, hasta los peones, libran una gran batalla en la cual el talento creador es indispensable; el juego termina cuando el rei se rinde o es puesto mate.¡Jaque mate, i se acabó! Así el progreso del mundo, deberá irle dando jaque mate a todas las monarquías, pues son una carga inútil para los Estados; una serie de vagos mantenidos que no tienen profesión ni trabajo conocido, excepto matar venados adormecidos i amarrados, como hace Carlos el Cara de Lágrima que despreció a la bella e inolvidable Diana, aunque está esperando que muera su madre para ser rei. Sin embargo alardean de refinados, educados, señoritos finos i otra cantidad de estupideces o ridiculeces que, apenas si sirven para que sus exagerados bienes, sean mostrados al turismo, así como sus matrimonios, aniversarios i otras vanalidades de la vida común. Pero todos comen, orinan, defecan i tienen relaciones sexuales, igual que hasta los más miserables por su causa. No aportan nada, i tienen muchos vicios, rivalidades, cachos i actos delictivos o “pecados” veniales i mortales, como cualquier ser humano. Son parásitos de la sociedad, i definitivamente inútiles a la vida económica i política para lo cual son utilizados. Mas, como han dicho muchos, en la Cumbre de Chile, a Juan Carlos “se le salió el Borbón”, como se le había salido otras veces, desde que le quitó le herencia al trono a su padre i se subió en el dedo de un dictador. Se le salió la clase, mandando a callar creyéndose un “jefe de Estado” clase aparte, sólo que en el Presidente Chávez (¡Me siento cada día más orgulloso de sus capacidades i conocimientos de líder revolucionario!) i el indio maya de Daniel Ortega, iguales a él como Jefes de Estado, son demasiado rivales sociales i humanitarios, para un ¡Borbón Borbón! Los venezolanos serios, revolucionarios i con verdadera formación intelectual, respetamos, queremos i admiramos, a la bella España que nos mostró la prosa de Azorín, unida a la monumental de Cervantes en Don Quijote, o en la poesía de Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado. Ah…¡Como eres de bella, monumental i artística, España! ¡La castellana i la morisca, gallega, vasca o catalana! La que deseamos republicana, laica i feliz, sin esa caricatura de monarquía. El mundo cambia i muchos no lo perciben. En el siglo XXI no se justifican Emperadores como Bush ni reyes como Juan Carlos; esperemos que sea el siglo del socialismo humanitario, la paz verdadera i la felicidad de los pueblos.

castillojohanam@gmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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