Da vergüenza ajena, cuando uno observa a través de los medios de comunicación a opinadores de oficio e historiadores tarifados al servicio de la oligarquía y el imperialismo, ensalzando al dirigente peruano del APRA Haya de la Torre; y al dirigente de AD Rómulo Betancourt.
(I) Rómulo Betancourt:
En su gobierno se inician los asesinatos y las desapariciones de todos los políticos adversos a sus designios; a el debemos los cinturones de miseria que circundan las grandes ciudades de Venezuela, fue un sátrapa, que engañó, hambreó y masacró al pueblo venezolano, que terminó de entregar nuestros recursos naturales a las grandes transnacionales y en su gobierno, empieza el peculado a gran escala. El periodista Marco Aurelio Rodríguez, lo calificó así: escribió en La Esfera del 24 de abril de 1964: “Venezuela ha sido engañada con el mito de la capacidad de Rómulo Betancourt. Nada más falso que esa leyenda de dotes sobrenaturales, que se cimienta sobre el hecho de que el dirigente guatireño ha sido capaz de cumplir su período de gobierno. Si la circunstancia de ejercer el poder por un plazo dado fuese condición de superioridad, el general Juan Vicente Gómez sería el hombre más grande de nuestra historia”. Luego dice: “Ningún venezolano de esta época ha poseído la habilidad de Betancourt para halagar a los militares y para neutralizarlos. Esa es su genuina demostración de capacidad”. Betancourt llega a la conclusión de que para conquistar y conservar el poder en Venezuela es preciso saber mentir, engañar, prometer y jurar en falso; es indispensable permitir el robo y conveniente ser ladrón. El egoísmo, la jactancia no son defectos, sino cualidades: hay que exigir la adulación y el servilismo, despreciar y humillar la dignidad humana. Un mandatario venezolano no puede vacilar cuando se trata de ordenar persecuciones, allanamientos, secuestros, confiscaciones, prisiones, destierros y torturas personales; las más de las veces la muerte. El manipuló y halagó a dos oficiales del ejército el mayor Carlos Delgado Chalbaud y el capitán Mario Vargas, que el 18 de octubre de 1945 derrocaron al Presidente más DEMOCRÁTICO que tuvo Venezuela hasta 1999. El 19 de 0ctubre una junta de gobierno tomó el poder, integrada por los dos mencionados oficiales y cuatro dirigentes adecos: Rómulo Betancourt, Luís Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios y Raúl Leoni y un independiente Edmundo Fernández. Esta es parte de la historia del héroe de los oposicionistas. Y para él, la medida de su triunfo estriba, como el hombre que dispara primero y averigua después, en el pulso y en la mirada para dar en el blanco.
(II) Víctor Raúl Haya de la Torre:
Reproducimos aquí los comentarios que hizo León Trotski a una carta de Víctor Raúl Haya de la Torre. El número de agosto de 1938 de la revista argentina Claridad publica una carta de Haya de la Torre sobre la situación Latino Americana. Parece que Haya de la Torre reduce solamente al fascismo los peligros que amenazan a América Latina. No toma en cuenta al imperialismo sino a una de sus variantes, el fascismo. Declara categóricamente: “En caso de agresión, estamos seguros de que Estados Unidos –el guardián de nuestra libertad- nos defenderá”. ¿Es una ironía? Para Haya de la Torre Estados Unidos sólo existe como un “guardián de la libertad”; nosotros lo consideramos el peligro más inmediato y, el más amenazante. Consideramos que esta posición oportunista no sólo es errónea sino profundamente peligrosa, ya que obstaculiza la tarea de educar revolucionariamente al pueblo. ¿En qué sentido se puede calificar a Estados Unidos de “guardián de la libertad” de los mismos pueblos que explota?
América Latina y sus recursos naturales son un punto de apoyo absolutamente indispensable para la agresión mundial por parte de Estados Unidos. A esta altura ya no se trata de que la Casa Blanca defienda a los países Latinoamericanos sino que defiende a Latinoamérica como tal en beneficio de Estados Unidos. Pero cada uno de esos actos de “defensa” implica la sumisión total del país “defendido”. El ejemplo de Chile demostró que a los “guardianes” no les interesa lo más mínimo la “libertad”. Las relaciones entre Washington y Santiago no se deterioraron después del golpe de estado en Chile; por el contrario, mejoraron bastante. La razón reside en que Washington consideraba a la dictadura de Pinochet un instrumento más dócil y seguro de los intereses imperialistas norteamericanos que la democracia revolucionaria de Salvador Allende. Esta es básicamente la posición de la Casa Blanca respecto de todo el sur del continente. La “democracia” de los Estados Unidos no es más que una expresión de su imperialismo. Debido a la decadencia del capitalismo norteamericano, la democracia no es óbice para que los “guardianes” de la libertad apliquen una política imperialista sumamente agresiva, en los países de América Latina. Hay que señalarlo con claridad, precisión y firmeza y esta perspectiva debe constituirse en la base del programa revolucionario.
Mientras exista el imperialismo los pueblos Latinoamericanos no podrán liberarse y los oprimidos no podrán derrotar a la burguesía imperialista si no se alían todos como uno sólo contra el imperialismo. Es evidente que en lo referente a este problema fundamental Haya de la Torre apoya en su carta la posición de los dirigentes más oportunistas de América Latina; (Calderón, Uribe, Alan García, otros) si se considera que la burguesía imperialista norteamericana es el “guardián” de la libertad de los pueblos que explota no se puede buscar una alianza con los norteamericanos. Haya de la Torre insiste en la necesidad de la unificación de los países latinoamericanos y termina su carta con la fórmula: “Nosotros, los representantes de las provincias unidas de Sud América”. La lucha por los estados unidos de América Latina es inseparable de la lucha por la independencia nacional de cada uno de los países latinoamericanos. Sin embargo, hay que responder clara y precisamente esta pregunta: ¿cuál es el camino que lleva a la unificación? De las vagas formulaciones de Haya de la Torre se puede concluir que esperaba convencer a los gobiernos de América Latina de que se unieran voluntariamente... bajo la “protección” de Estados Unidos. En realidad, sólo el movimiento revolucionario de las masas populares contra el imperialismo, incluyendo su variante “democrática”, podrá alcanzar ese gran objetivo.
(III) CONGRESO DE PANAMÁ.
En Panamá en 1825, la política colonialista de los Estados Unidos fue postergada, pues había que aguardar las vicisitudes futuras, según aconsejara Thomas Jefferson. De otra parte, el mandato a los delegados de Estados Unidos, quienes inspirados en las ambiciones colonialistas de Jefferson, fueron obstáculo insalvable e hicieron fracasar el Congreso. Esas vicisitudes no tardarían en aparecer como consecuencia de las ambiciones territoriales de los esclavistas del Sur; y luego por las ambiciones Imperialistas de los Intereses Industriales y Financieros del Norte. Su gran aparición tuvo lugar 20 años después de realizado el Congreso de Panamá. En interés de América Latina, de su política de paz y de su desarrollo nacional independiente, deben revisarse los acuerdos del Congreso de Panamá, y las conclusiones de aquél como los mandamientos que sirven de doctrina al andamiaje económico, político y jurídico que ha servido al imperialismo yanqui para hacer de las naciones Latinoamericanas vasallos económicos y a la mayoría de sus gobiernos partes sumisas del bloque agresivo guerrerista que, en el presente sirve para adelantar objetivos de sujuzgamiento de nuestros pueblos. ¿Qué enseñanzas aportó y hasta que punto puede decirse que el Congreso fue la génesis de una política acorde con los intereses de las naciones latinoamericanas?
Salud Camaradas.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria. Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net