La internacional Exxon Mobil, al igual que todas las empresas imperialistas de su misma estirpe, suele apabullar a los pueblos y a sus gobiernos, pretendiendo imponer sus criterios, con o sin razón., Venezuela se puso de pie para protestar ante el mundo las desmedidas pretensiones de embargo de bienes de PDVSA, bajo el pretexto de garantizar el pago de la deuda que, según ellos, Venezuela tiene con esa empresa.
El Derecho es dialéctico, es retórico y controvertido. Nadie puede negarle a la Exxon Mobil pretender cobrarle a Venezuela, a su industria petrolera, una presunta deuda, como nadie podrá negarnos el derecho a defendernos para no cancelar la pretensión de esa empresa trasnacional; hasta allí estamos de acuerdo. Lo absolutamente inaceptable es la pretensión de la Exxon Mobil de mal ponernos frente al mundo, de intentar hacer ver que PDVSA está en estado de mora y en crítica situación financiera, por lo que nos embargan bienes en el mundo por valor de 12 mil millones de dólares, bajo la pretensión de garantizarse el cobro de las acreencias a su favor. Es evidente el despropósito de la trasnacional, movida en ese asunto por intereses políticos, para doblegarnos como pueblo, y por intereses económicos, para debilitar nuestra empresa petrolera y ganar ellos el terreno que no tienen.
El Presidente Chávez fijo la pauta, ordenó que nadie se doblegara, no rehuyó el debate judicial y la medida de embargo, por más que fuera ante tribunales extranjeros, donde era poco previsible que pudiéramos triunfar. El Ministro y Presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, manifestó que “desde el mismo momento que la trasnacional Exon Móbil pretendió someter a nuestro país a una situación de hostigamiento, de presión inusual para que retrocediéramos en nuestras obligaciones ciudadanas, el Gobierno Bolivariano instruyó que no íbamos a ceder en los justos derechos del pueblo, en el ejercicio soberano respecto a las decisiones y manejo de nuestros recursos naturales”. La prestigiosa abogado y Profesora universitaria Hidelgard Rondón de Sansó condujo el valioso equipo jurídico que se enfrentó con la falsedad y la maldad en los tribunales londinenses, logrando sentencia favorable que dejó sin lugar las pretensiones de embargo de la Exxon Móbil.
Con alegría patriótica y bolivariana, el Presidente Chávez calificó el triunfo de Venezuela como victoria “histórica, moral, jurídica, política y económica”. El juez Paul Walter, de la Alta Corte de Justicia londinense, admitió no tener jurisdicción en el caso.
Desde esta humilde tribuna respaldo a la doctora Hildegard Rondón de Sansó, quien ha manifestado con claridad que no es suficiente con que se levante la orden de congelamiento de activos, sino que Venezuela tiene que quedar reivindicada, y que el mundo tiene que saber que es una falacia que PDVSA sea una empresa débil y endeudada, porque no lo es, por el contrario, la nueva PDVSA es más sólida cuando se coloca al lado del pueblo para que sus riquezas y ganancias pertenezcan a éste, y no a las élites beneficiadas históricamente del poder.
La pelea es peleando; el último round está lejos, la Exxon vuelve a atacar con sus embargos en el Reino de Holanda y en las Antillas Neerlandesas, donde Petróleos de Venezuela tiene propiedades, a diferencia de lo que ocurre con el Reino Unido de la Gran Bretaña. Sin duda que lo de Holanda es más complejo que lo del caso que venimos de ganar en el Reino Unido. Nuevamente el país nos convoca y tenemos que enfrentar los nuevos ataques del adversario y del imperialismo. Los embargos sobre los bienes de PDVSA no tienen cabida jurídica, solo se explican como una maniobra política y económica, ya que Venezuela no está actuando ni actuará de manera fraudulenta para evitar pagar una eventual compensación a Exxon Mobil. Cancelar la compensación si fuere el caso, no es deshonroso, lo inaceptable y que nos encontrará siempre de pie, es dejar que el imperialismo y las transnacionales nos pongan la bota en el cuello. No lo lograrán, estamos dispuestos a combatir en la calle por el derecho de nuestro país.
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