Como una buena muestra del excelente negocio que ha sido para el mundo del capitalismo las guerras y los conflictos armados internos en los países del tercer mundo, veamos los resultados del estudio que dio a conocer el instituto British American Security Information Council (BASIC) en septiembre de 2005, a través del cual pone en evidencia que solamente en la intervención criminal del gobierno imperial de Bush en Irak entre 2003 y mediados del 2005, sesenta y ocho (68) empresas de su país fueron contratadas para tareas muy específicas, que iban desde el diseño de estrategias de ataque y agresión a la resistencia iraquí, hasta la enseñanza de idiomas, pasando, obviamente, por aquellas que tenían que ver con la seguridad de las tropas invasoras y, fundamentalmente, con el resguardo y protección de los pozos y las instalaciones petroleras.
En el diario La Jornada de México de septiembre de 2007, el periodista José María Pérez Gay, en relación a dicho estudio dice que cifras extraoficiales indican que el número de las empresas norteamericanas privadas involucradas en la guerra de Irak para ese momento, sobrepasaban las cien.
Veamos en lo que sigue la relación de las firmas estadounidense más importantes del gran total que registra el instituto británico, las cuales percibieron en ese corto lapso de menos de dos años, contratos por la cantidad de casi 800 millones de dólares y cuyas nóminas se integraron con no menos de veinticinco mil hombres, provenientes, en su gran mayoría, de países del tercer mundo, especialmente de Filipinas y una apreciable cantidad del Africa y América Latina.
La “Combat Support” para brindar apoyo al ejército estadunidense en acciones de combate;
La “Mantech”, para mantener suficientes especialistas en radiotransmisiones;
La empresa “Airscan” para vigilancia nocturna con cámaras especiales los oleoductos y los pozos petroleros;
La “Blackwater” para vigilar y proteger, entre muchos otros políticos, a Paul Bremer, director de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria en Irak (abril a mayo de 2004) y puso a su disposición “grupos móviles de seguridad”;
La “ISI Group” para la protección de personas y edificios dentro de la llamada zona verde;
Las firmas “Cochise y “OS & S” para la custodia de personalidades importantes;
La “Centurion Risk” para entrenar a personas de organizaciones internacionales y humanitarias, así como también a varios corresponsales de la prensa extranjera y medios televisivos, a fin de sepan enfrentarse a situaciones de extremo riesgo y peligro;
La “Triple Canopo” para el resguardo armado de convoyes y transportes militares;
Las firmas “Titán y “WWLR” para manejar los variados equipos de traductores;
Las empresas “CACI Internacional” y la “MZM” para mantener siempre alertas y disponibles especialistas en lengua árabe en los casos de interrogatorios y operaciones sicológicas;
La “Vinell” para la reconstrucción y entrenamiento del nuevo ejército irakí;
La firma “Dyn Corp”, para reorganizar a la policía de Bagdad y sus escuelas de aprendizaje
L “Ronco”, para desarmar, desmovilizar y reintegrar al antiguo ejército iraquí
La “Group 4 Securiror (G4S)”, para la custodia y vigilancia de personas, objetos, edificios y en especial la protección permanente de los pilotos de los aviones de combate.”
La empresa “Kellog, Brown & Root” para ocuparse de la logística en territorio, la cual contaba con algo más de 50 mil personas, desde albañiles hasta mecánicos de automóviles, ingenieros electricistas y cocineros.
Señala el periodista de La Jornada que hemos citado, Pérez Gay, que: “Las compañías militares privadas no sólo se han establecido en Irak, sino en casi toda la península árabe. Un ejemplo contundente (es) Arabia Saudita (donde) han cubierto casi todos los frentes y han desplazado al ejército o la policía nacionales (..) La Vinnell tiene a su cargo el entrenamiento de la guardia nacional y brinda protección a las zonas de máxima seguridad; la Bozz Allen dirige y controla la Academia Militar Saudita; la O’Gara custodia y protege a la familia real y se dedica a formar fuerzas de seguridad locales; la Cable and Wireless se encarga del entrenamiento de las fuerzas de seguridad en el combate contra el terrorismo y adiestra comandos en la guerra urbana” y, finalmente agrega en su reportaje el periodista azteca: “La privatización de la violencia ha llevado (..) al dominio de las compañías militares privadas, a su reglamentación de modo directo o indirecto de los conflictos bélicos internacionales, imponiendo sus estrategias y tácticas militares.” Por lo común, agrega, “…estas compañías tienen sus cuarteles generales en los países ricos e industriales de Occidente (..) sus campos de acción y dominio se encuentran en las naciones pobres y hambrientas, que antes se llamaban tercer mundo (..) El monopolio de la violencia legítima, como Max Weber definía al Estado, parece haber desaparecido”, con la voracidad del capitalismo.
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