El papel del Estado y la crisis sistématica del capitalismo

Si me preguntan por la salud del sistema capitalista, la respuesta médica económica, es que está entrando en etapa preterapia intensiva, es decir el diagnóstico es reservado y se requiere para su curación medicinas ajenas a la dosis económica pertinente para semejante caso, como es esto, se preguntarán algunos desprevenidos de lo que está ocurriendo en su seno, sencillamente la escasez de materias primas y medios de sustentación de la economía neoliberal ha quedado desnuda ante su propia inercia. Uno de los principales rasgos de la crisis viene dada aunque en forma primigenia hasta ahora, en el cada vez mayor incremento de precios y escasez de alimentos a nivel mundial, lo que apunta a otro agregado en el camino al desastre a nivel mundial.

Deshojemos la margarita para ver de que se trata, un país como EEUU que consume casi el 25% de la energía mundial, simplemente está cuesta arriba en el mantenimiento de semejante infraestructura, debido a su incapacidad y por su propia cuenta de producir los insumos requeridos a partir de sus propios inventarios en tan extenso territorio y para una población de un poco más de 200 millones de habitantes.

Cuando decimos la dosis económica pertinente y lo ligamos a la escasez de materias primas y cuya solución rebasa los límites de su propio territorio, estamos señalando que se buscará fuera de sus fronteras la provisión y aseguramiento de lo que sea necesario para mantener su propio estatus y fortaleza institucional. He allí, el dilema imperial para continuar en la pretensión de dominación mundial a través de la constitución de un tipo de gobierno mundial que de al traste con soberanías e independencias de países, fundamentalmente aquellos que como Venezuela, les puedan garantizar el mínimo de sostenimiento de semejante aberración, por sus inventarios de recursos renovables y no renovables y que en cada uno de los países escogidos que a la buena de Dios la naturaleza proveyó.

Debemos señalar que la teoría liberal antes y neoliberal ahora, han abogado por un Estado alejado de la rectoría económica y cuya presencia se limite tan solo a regular la vida de los ciudadanos y que el mercado actúe regulando todo lo demás, trayendo como consecuencia inmediata que ya no hay limites de países sino fronteras invadidas por el comercio internacional y con más fuerza en los últimos veinte años de las transacciones financieras en todos sus alcances y modalidades, ya lo señalaba en principios de los 90 la economista norteamericana Joan Spiro, cuando muy académicamente decía el enorme cambio en las proporciones de las transacciones a nivel mundial, el 60% de las mismas obedecían a las financieras y el 40% a las realmente productivas y generadoras de productos tangibles incluyendo los alimentos, lo que actualmente, es sostenible que esta situación es más grave, señalemos someramente, lo que está ocurriendo en los mercados financieros en la compra venta de títulos, bonos, acciones y demás instrumentos financieros, que han cambiado de manos en un tiempo relativamente corto, produciendo una cadena de más de 20 escalones en titularidad afectando ostensiblemente los rendimientos correspondientes y generando algo así como una economía artificial, inequívocamente no efectiva y antiproductiva.

En la actualidad muchos ojos miran hacia Keynes y el papel del Estado, lo que significa para el neoliberalismo la puerta de entrada al pote de la basura de sus políticas del apartheid económico y social, que bueno sería que en Venezuela muchos opositores y teoricistas defensores del neoliberalismo se vieran en ese espejo altisonante y convexo.

No es por supuesto una crisis terminal y que el imperialismo ha perdido la batalla, lo que si hay que considerar es la oportunidad histórica de dar un empujoncito en los países latinoamericanos, en particular en el abono de los sentimientos nacionalistas e independencia, como manera de responder enérgicamente a los abusos del imperio.

Cuando decimos que la recurrencia del Imperio hacia la intromisión en estos países y en otras latitudes, se hace en la búsqueda desesperada de salidas a la crisis interna, estamos señalando el poder de la fuerza militar y la conspiración permanente como el caso nuestro y países como Bolivia y Ecuador que han delineado políticas independientes en camino a otra alternativa distinta al capitalismo conocido. En este aspecto Cuba ha dado el ejemplo en la resistencia y defensa de la soberanía y dignidad del pueblo.

Son muchos los elementos que nos ayudan a calificar la crisis norteamericana en términos de decadencia, al menos en la relación del poder omnímodo y prevaleciente para la imposición de sus intereses en otros países, desde la situación del dólar hasta la reciente incapacidad del Fondo Monetario Internacional para afrontar sus propios gastos, recurriendo a la oferta de venta de sus posesiones de oro bruto o en barras, considerando la enorme situación de déficits en 49 estados de la unión y del Estado norteamericano en particular, situación derivada del enorme gasto militar y la afectación de más de 2 millones de habitantes producto de la crisis inmobiliaria. Crisis por cierto que abre las compuertas de la intervención del Estado al mismísimo estilo keynesiano de los años 40 del siglo pasado. Ese Estado cuya política social ha mermado la asistencia social y reducción de recursos para amplios sectores pobres de ese emblemático país para seguidores de su estándar de vida bajo las expectativas del llamado “sueño americano”.

Podemos afirmar ante tal eventualidad que la gran diferencia hoy día, entre el capitalismo depredador y el socialismo del siglo XXI es sin lugar a dudas el papel del Estado y la posibilidad que este se eriga en el rector de la política económica y social, al menos en esta parte del mundo, no hay otra salida, no solo por el fracaso del neoliberalismo esclavizador sino por la alternativa del socialismo que apunta hacia la humanización de la sociedad global y único modelo que a través de la justicia social redima la aspiración de paz de la humanidad y acabe irreductiblemente con la aspiración imperial de un solo gobierno guerrerista mundial bajo su dirección.

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Rafael Febles

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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