Maniobras imperiales

Separatismo, terrorismo, perversión económica, conflictos regionales, intervenciones electorales y amenazas militares: estos son algunas de las maniobras imperiales que hoy estan amenazando a Venezuela y sus aliados regionales.

El Separatismo

Ya comenzó la iniciativa separatista en Bolivia, en la región de Santa Cruz de la Sierra. El pasado 4 de mayo, grupos separatistas financiados y asesorados por la NED, la USAID y la embajada de Estados Unidos en Bolivia, realizaron una consulta departamental a favor de la “autonomía separatista”. A pesar de ser ilegal e inconstitucional, y tampoco reconocida a nivel internacional, con la excepción de Estados Unidos, esa iniciativa no termina con solo el voto y la decisión de una minoría cruceña. Es apenás ahora que ellos comenzará el trabajo real – la implementación de un estado separatista en Bolivia como modelo para otros países en la región. ¿Cómo lo harían? Primero, llevarán al Presidente Evo Morales a un referéndum revocatorio a nivel nacional – lo cual probablemente ganaría Evo. Sin embargo pudiera reflejar que casi una mitad del país andino esta en desacuerdo con su política. Esto se lograría a través de una campaña mediática durante los próximos meses que intenta convencer al pueblo boliviano que Evo Morales les esta llevando a un conflicto innecesario. Esta estrategia, aplicada ya en Venezuela y en otros países, sirve para debilitar el apoyo al líder indígena, y más que todo estará dirigida a aquellos de clase media, profesionales y los que votaron por él pero a lo mejor no son “patria o muerte”. Utilizarán la relación con Venezuela y particularmente con el Presidente Chávez para intentar demostrar que el Presidente Morales esta poniendo al país en peligro, porque Estados Unidos considera a Venezuela como casi un “patrocinante del terrorismo”. Ya sectores de la oposición en el senado boliviano llamaron para que Evo Morales rompiera la relación con Venezuela y retirara todos los convenios de cooperación entre los dos países. Estos métodos de presión se activarán aún más durante los próximos meses antes del referéndum revocatorio para debilitar lo más posible la gran base de apoyo que tiene Evo.

Mientras tanto, los cruceños y los otros movimientos de la llamada “media luna” (Pando, Beni y Tarija) irán ejecutando su “autonomía” ilegal, justificando sus acciónes debido a la “inminente derrota” de Evo Morales de la presidencia. La iglesia católica y el gobierno de Washington – con posiblemente algunos aliados europeos – apoyarán las iniciativas separatistas como una manera de “calmar tensiones” y evitar un conflicto regional. Seguro habrá otra reunión pronto de la Confederación Internacional por la Libertad y Autonomía Regional (CONFILAR), entidad que promueve los procesos autonómicos en la región. Su Presidente es Carlos Dabdoub, prefacto separatista de Santa Cruz, y su sede principal esta en Santa Cruz de la Sierra. La primera reunión de CONFILAR fue en Septiembre del 2006 en Guayaquil, Ecuador, y a la reunión asistieron el expresidente Alfredo Palacios y los alcaldes de Guayaquil y Quito, Jaime Nebot y Paco Moncayo, y el evento fue patrocinado por la Corporación Guayas, que tiene vínculos con la NED, el Instituto Demócrato Nacional (NDI), CIPE y la USAID. Son miembros los representantes de Bolivia como Walter Justiniano de FULIDE y Carlos Dabdoub, el secretario general de la Prefactura de Santa Cruz, tanto como Alberto Mansueti del Movimiento Rumbo Propio del estado Zulia, Venezuela, y otros líderes separatistas latinoamericanos de Guatemala (Marysabel García Leal de la Cámara de la Libre Empresa) y del Perú (José Luis Tapia del Instituto de Libre Empresa).

Para continuar apoyando el proceso separatista en Bolivia, activarán los otros procesos en Venezuela y Ecuador. Ya en estos días, el grupo separatista de Zulia, Rumbo Propio, ha estado capitalizando el momento para ocupar espacio en la opinión pública y para promover su modelo “autonómico regional”. Han sacado propaganda en la televisión local zuliana y en You Tube, que articula su idea separatista y solicita apoyo para un “estatuto autonómico” en Zulia, tanto como hicieron en Santa Cruz la semana pasada. Y también realizaron un foro en el Consejo Legislativo del Zulia en donde propusieron la realización de un “referendúm” a favor del “estatuto autonómico”. Adicionalmente, el propio gobernandor de Zulia, Manual Rosales, estuvo durante los primeros días de mayo en Colombia, junto con el Presidente Álvaro Uribe, dando declaraciones sobre la necesidad de “estrechar la relación” entre Zulia y el país vecino. O sea, Rosales estaba haciendo política exterior sin la autorización del gobierno nacional con un país con lo cual Venezuela se encuentra actualmente en un conflicto diplomático lleno de mucha tensión. Esta reunión entre Rosales y Uribe seguramente contaba con la asesoría (y la posible presencia) del Embajador de EEUU en Colombia, William Brownfield, quien ha sido uno de los propulsores principales del plan separatista en Zulia desde el 2005.

A pesar de que la gran mayoría de los venezolanos rechazan esta inciativa separatista en el país, una maniobra imperial pudiera influir sobre ciertos sectores regionales resultando en un ambiente más favorable al tema de la “autonomía separatista” zuliana.

EL TERRORISMO Y LA AMENAZA MILITAR

En junio del año 2006, el Departamento de Estado – a sugerencia del congreso estadounidense – clasificó a Venezuela como un país que “no colabora suficientemente con la lucha contra el terrorismo”. Esta clasificación, que no salió en el informe anual sobre el terrorismo del 2006 del Departamento de Estado, sino que fue una iniciativa separada, trajo consigo la prohibición de vender armamento a Venezuela, afectando también a cualquier empresa extranjera que utiliza tecnología estadounidense en sus productos. Dos años después, Washington busca clasificar a Venezuela como un “estado terrorista” para poder justificar una intervención bélica en el país suramericano. Sin embargo, a pesar de la evidencia fabricada que vincula al gobierno venezolano con las FARC y otros grupos terroristas (según Washington), no consiguieron la manera de clasificar a Venezuela como un estado terrorista y aún comprar su petroleo. Entonces, el congreso estadounidense hizo una investigación para buscar la manera de imponer una sanción más dura a Venezuela, sin poner en peligro el suministro de petroleo a Estados Unidos.

La incursión de las fuerzas colombianos a territorio ecuatoriano y la tensión regional que resultó después, fue la razón final que utilizó Estados Unidos para aumentar su presencia militar en la región. A comienzas de mayo, anunciaron la activación de la 4ta Flota de la Armada estadounidense, un batallón de combate inactivo desde la Segunda Guerra Mundial. Y en abril, lanzaron la Operación Libertad Duradera – Centro América y Caribe, que autorizó el despliegue de un equipo élite de fuerzas especiales de la Guardia Nacional para combatir “amenazas terroristas” en la región. Y en la pequeña isla vecina de Venezuela, Curazao, Washington ha ido enviando casi 3-4 buques de guerra, portaaviones o submarinos nucleares cada semana para dar un paseo por la base militar que ellos mantienen allí.

Todo esto ha sido con la intención de preparar un escenario bélico en la región. Las repetidas declaraciones del Presidente George W. Bush sobre las “amenazas” en Cuba y Venezuela, y su desespero para que logra la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia – que es algo que abrirá más oportunidades para la inversión estadounidense en Colombia y el continente, y permitirá el establecimiento de más poder militar en la región para proteger dichas inversiones – muestran el paso acelarado que ha asumido Washington durante los últimos meses en cuanto a la “resolución” de los “problemas” en América Latina. El Senado estadounidense posiblemente publicará un informe pronto que indicará la necesidad de restringir los viajes de venezolanos a Estados Unidos además de ciertos intercambios. Pudiera recomendar y autorizar un presupuesto especial para aumentar el espionaje y la fuerza militar estadounidense para contrarrestar la influencia de Venezuela en la región, ya que clasificarían a esa influencia como “asociada con el terrorismo”.

¿Y cómo afectaría todo esto a la opinión pública? Esta es una campaña de terror para asustar al pueblo venezolano y los pueblos vecinos para debilitar el apoyo al gobierno revolucionario y al Presidente Chávez. Ya los voceros del imperio han indicado que este año electoral es fundamental para que la oposición recupere espacios perdidos, objetivo que permitirá la ejecución de su “golpe suave.”

Nadie quiere un conflicto bélico con Estados Unidos, ni con ningún otro país en la región. Sin embargo, no se puede negar que ha sido Washington mismo que ha ido provocando ese conflicto constantemente desde el año 2002. Este año es crítico para las revoluciones en Venezuela (con las elecciones regionales), en Bolivia (con la asamblea constituyente y los movimientos separatistas, y ahora un referéndum revocatorio contra Evo Morales) y en Ecuador (con la asamblea constituyente). Por eso, Estados Unidos aumenta sus maniobras imperiales con la intención de distraer, confundir, debilitar y derrotar nuestros procesos de cambio. Hay que estar más alerta que nunca ante esta nueva escalada del norte.

evagolinger@hotmail.com


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Eva Golinger


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