La antiquísima refriega entre el bien y mal se remoza y se convalida como si fuese el ave Fénix de la Historia, que no es otra que la lucha de clases, nombrada por la vida y por la muerte, y renombrada luego por Carlos Marx. Ese desideratum que da cuenta de la contradicción fundamental entre una clase privilegiada que usurpa y roba los recursos naturales, se apropia de todo lo que produce la clase trabajadora, y que todo lo convierte en mercancía; frente a las masas desposeídas de este Mundo, y probablemente de otros mundos que no hemos conocido; se acentúa en la medida en que se agotan los recursos de la tierra y del subsuelo, se nos recalienta el Planeta.
Fue la voracidad de los ladrones de esos capitales que luego de pasar por sucesivas etapas se hizo Imperialismo. Es la fase superior señalada por Lenin. La crueldad capitalista, despojada ya de cualquier asomo de comprensión de lo humano, tomó como práctica reiterada y natural el uso de la mentira, el crimen, la masacre, el genocidio, y cualquier otro procedimiento semejante, o desmesurado, para salvaguardar el capitalismo, sistema político basado en la ganancia de unos pocos barrigones al frente de los capitales trasnacionales conformados en grandes corporaciones que se encaraman sobre la miseria global que genera su explotación.
Es la pervivencia de esa idea, como axioma de la lógica capitalista, la que fabricó las balas para matar, entre innumerables mártires de la humanidad, a Patricio Lumumba, al Che Guevara, y ahora a Raúl Reyes. Estos tres héroes, muertos en la batalla incesante por derrotar definitivamente al Imperialismo como enemigo histórico del Socialismo que preludia al Comunismo, sistema político de la clase trabajadora que nos iguala a todo y garantiza la felicidad de todos los seres humanos mediante la preservación de la vida en el Planeta; murieron por sus convicciones, y por que estaban decididos a oponer sus vidas a la permanencia del imperialismo, en aquel terrible dilema de vencer o morir.
Al imperialismo no le queda otra opción que mentir y mentir, y volver mentir sobre su última mentira. Al Che Guevara le cortaron las manos porque la CIA necesitaba asegurarse de que aquel muerto era el muerto que necesitaban. Era como tener en su salón oval, la muerte de la esperanza de los Pueblos que luchan por el Socialismo. Los Imperialistas saben que esa esperanza no puede morir, y no morirá nunca. Pero también saben que la pueden matar de cuando en cuando, como en Sucumbíos. Sin embargo el Imperialismo no ha sacado la cuenta bien. No se ha fijado que en ese lugar de la Selva ecuatoriana, muy cercano a la línea limítrofe con Colombia, cometieron uno de sus desafueros más garrafales para su pervivencia. No se dieron cuenta que el Imperialismo todo se estaba metiendo en el Computador del camarada Raúl Reyes. No parecen despertar los semiólogos del Pentágono y de la CIA, al hecho de que están todos empantanados dentro de la famosa PC.
Esta PC es más peligrosa para el imperialismo que aquellos papelitos escolares que le sirvieron de excusa para invadir a Irak. El computador que dicen ellos que era del camarada Raúl Reyes, es muchísimo más nefasto para los EEUU que el auto atentado de la implosión de “Las Torres Gemelas” dirigidas por la CIA. La PC, que según la opinión de Noble, el caballero de la nobleza policial de INTERPOL, contiene información para ser leída en mil años, es nada más ni dada menos que el corazón vivo y sangrante del Imperialismo norteamericano. Tiene razón el gran noble de la nobleza imperialista: se necesitan miles de años para leer las mentiras repetidas del Imperialismo. Se necesitan milenios para leer las aventuras del Imperialismo en el Mundo de los Oprimidos. Tardaríamos mucho en leer cómo fue que los EEUU llegaron a financiar el 40% de su economía con sus negocio de las drogas en gran parte del mundo, pero particularmente en Colombia, hace falta mucho tiempo para leer cómo fue que lograron culpar a los otros de sus delitos de narcotráfico y paramilitarismo. Mucho, mucho tardaríamos en averiguar cómo fue que disculparon, entre otros terroristas, a Posada Carriles, y como ahora se disponen a lavar de culpas a sus Rambos, los payasitos de la plana mayor de la cúpula paramilitar que trabaja para ellos en la Colombia ocupada y anulada como República soberana. Y como todas esas mentiras están dentro de ese computador, imaginemos por un momento el peligro que corre el Imperialismo con ese aparato en manos de lacayos como Uribe, Naranjito, los Santitos y de otros angelitos de la nobleza paramilitar colombiana.
Los EEUU se apresuraron a interpolitar el Computador que la parapolitica colombiana puso en las manos del cadáver del camarada Raúl Reyes. Los imperialistas saben que esa PC es una trampa mortal, y que necesitan la palabra de un genio para salir de ella. Sólo que comienzan a preocuparse porque ese genio no aparece por ningún lado. Noble no llega ni a cachifo, y sus lacayos en Colombia no son más que asquerosas larvas con apariencia humana. ¿Se habrá perdido para siempre ese genio en las páginas de “Las Mil y Una Noches”? Y si es así ¿Quién podrá salvar a nuestro enemigo histórico de esta mentira asesina?
tutas13@yahoo.com