1. Elección estadounidense: asunto de seguridad nacional latinoamericana
El desenlace electoral en Estados Unidos es un asunto de seguridad nacional para los gobiernos latinoamericanos, debido al extraordinario poder del coloso del norte y su naturaleza imperial. Por lo mismo, es lógicamente imposible pensar en un presidente estadounidense que sea “bueno” para la Patria Grande. La disyuntiva entre los dos candidatos nos remite al juicio sobre el menos nocivo para la nación latinoamericana.
2. Los Bloques de Poder Electoral (BPE)
Para escoger la opción menos tóxica hay que abandonar la infantil idea de que los presidentes del Partido Demócrata sean más pacíficos o democráticos que sus homólogos republicanos. La praxis de todo político ---sus movimientos--- es la resultante de las fuerzas (vectores) que operan sobre él, tanto dentro del país como a nivel mundial. Los intereses de esas fuerzas o “Bloques de Poder Electoral” (BPE), determinan la naturaleza de cada proyecto presidencial y los grados de libertad del candidato.
3. La bolsa de valores
El sistema electoral burgués es el equivalente político de la bolsa de valores. Cada candidato representa una opción de inversión en un mercado de futuros. Los inversionistas (BPE) invierten conforme a la tasa de “retorno” (ganancia) que esperan obtener, al triunfar su candidato. Quién se equivoca es castigado por el “mercado” y pierde el capital. Durante la fase de las primarias, el mercado electoral es plural y ofrece diversas opciones al futuro. Después se reduce a un duopolio y la prospectiva rentabilidad de la inversión se transparenta: Obama o McCain.
4. ¿Obama y McCain son iguales?
Minimizar las diferencias entre Obama y McCain es tan peligroso, como exagerarlas. Porque ambos candidatos representan, al mismo tiempo, el interés general del sistema imperial estadounidense y el interés particular del Bloque de Poder Electoral que los financia. Esa doble lógica, sistémica imperial y clientelar, genera sus identidades y diferencias.
No dudarán en ejecutar los intereses comunes de la clase dominante, por ejemplo, la imposición de la Doctrina Monroe. Sin embargo, las diferentes fracciones de esta clase (industrial, financiera, militar, agraria, mediatica, etc.), pueden tener diferentes modelos de optimización de sus intereses. Obama, por ejemplo, apoya el Tratado de Libre Comercio con Perú, pero no el de Colombia, porque necesita los votos del sindicalismo estadounidense que está en contra del terrorismo de Estado de Uribe. Esas diferencias fácticas en los modelos de optimización parecen insignificantes a la luz de un análisis estructuralista, pero son de enorme importancia a nivel de la política práctica.
5. Los modelos de optimización
El modelo de optimización del interés sistémico y de la clientela de McCain, tiende hacia la tradición de Theodore Roosevelt y Harry Truman (separación de Panamá de Colombia y ataque nuclear a Hiroshima, respectivamente), determinado por los poderes del complejo militar-industrial, la petrocracia, el sionismo, ciertos medios (R. Murdoch) y bancos. Obama tiende hacia el modelo-discurso de Franklin D. Roosevelt (Four Freedoms, good neighbor policy, New Deal), aunque en la praxis ha apoyado la agresión militar de Uribe contra Ecuador, la agresión verbal contra Hugo Chávez y la planeada agresión militar de Israel contra Irán.
El punto de partida de ambos candidatos es el interés imperial de reconvertir a Estados Unidos en una potencia mundial hegemónica. Sin embargo, la forma de hacerlo los diferencia, teniendo Obama una fórmula de éxito más realista que McCain.
6. El escenario de Vietnam
Obama entiende que la situación de la pax americana es la del presidente James Carter, después de la derrota en la Guerra de Vietnam. Que la recuperación del liderazgo mundial presupone la recuperación de la autoridad moral de Estados Unidos, además de la manutención de su fuerza militar y poder económico. Carter resolvió esa tarea convirtiendo a los derechos humanos en prioridad (discursiva) de su política exterior. Obama va por el mismo camino, buscando un reacercamiento táctico al Estado de derecho internacional, destruido por Bush. Por eso, proclama el cierre del campo de tortura en Guantánamo, la aceptación de las Convenciones de Ginebra y la adhesión a la Corte Penal Internacional.
7. La condición del triunfo de McCain
Es prácticamente seguro que Obama ganará las elecciones de noviembre si logra concentrar el debate electoral en torno a la necesidad del “cambio”. Para McCain, la única posibilidad de ganar sería un escenario de crisis, que motivara a la población a votar por un “comandante experimentado”. La construcción de un escenario semejante al 11 de septiembre, 2001, sería una posibilidad; una operación coordinada entre los gobiernos terroristas de Uribe y Bush, sería otra. Pero, el escenario más probable es un ataque de Israel a Irán.
8. El ataque a Irán en la agenda electoral
El reforzamiento de las sanciones contra Irán por la Unión Europea; la debilidad del gobierno de Ehud Olmert; su política de distensión frente a Siria, Hezbolá y Hamas, y el simulacro de un masivo ataque aéreo contra Irán ---con más de cien aviones de combate sobre partes de Grecia y el mediterráneo, la semana pasada--- hacen más probable este escenario. El primer ensayo general de la agresión a Irán autorizado por Bush, fue el ataque israelí a Hizbolá, en 2006. Es significativo, que pese al fracaso de aquél ensayo, Israel insiste en realizar el ataque preventivo, para el cual necesita aprovechar el resto del poder que le queda a la facción neoconservador-zionista en la Casa Blanca. Fuera de este escenario los Republicanos no pueden ganar las elecciones.
9. Obama, el mal menor
Para América Latina, el “mal menor” entre los dos funcionarios imperiales es, sin duda, Barack Obama. La política práctica de los gobiernos y movimientos latinoamericanos debe posicionarse sobre esa realidad, siempre que no se le olvide que la política de los imperios “no tiene amigos, sino solo intereses”.
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