1 Decía Voltaire que "en cuanto se dispara un cañonazo en Flandes, resuena en América y en la costa de Coromandel".
Cuando Estados Unidos elige Presidente, caen bombas en Nicaragua, en Panamá, en Iraq, en Ecuador. El inicio o la continuación de una guerra es el más poderoso argumento electoral en una campaña en donde no se debate ideología ni programa, sino imagen del candidato. Profetizó Ray Bradbury en Fahrenheit 451 una sociedad hipnotizada por la televisión donde los electores votarían por el candidato mejor parecido. Las elecciones de Kennedy y de los actores Ronald Reagan y Arnold Schwarzeneger le dieron la razón. En Estados Unidos un presidente se vende, como cualquier mercancía. Sumas colosales se invierten promoviéndolo y se recuperan cobrándole en contratos y subsidios. Los dos partidos son sólo uno: el de los negocios.
2 Durante mucho tiempo en Estados Unidos sólo podían votar los varones ricos. No sufragaban indios, esclavos, mexicanos de los territorios anexados ni blancos pobres. Las mujeres sólo eligen desde 1920. Los que han cumplido 18 años, desde 1975. El ciudadano tampoco escoge en forma directa a su Presidente: no se aplica el sistema de "un ciudadano, un voto".
Cada estado de la unión elige "representantes" para los colegios electorales en número igual al de sus parlamentarios legislativos, y el candidato presidencial que obtiene más votos en un estado gana la totalidad del colegio electoral de éste. Estados con poca población pueden tener más "representantes" en los colegios que otros más poblados.
Tal sistema lleva a la Presidencia a candidatos que no ha obtenido la mayoría de los votos, pero sí la mayoría de los colegios electorales.
3 Cada estado impone su propio intrincado conjunto de requisitos para el voto, que comprenden entre otros muchos el sufragar en día laboral, la obligación de registrarse, el haber participado en elecciones primarias en los partidos y lapsos de residencia comprobada. La abstención es la tradición más arraigada de la democracia imperial: ascendió a 51,8% en las legislativas de 1988; a 51,2% en las presidenciales de 1996, y batió su propio récord en las presidenciales de 2004, donde sólo votó el 25% del electorado.
4 Claudio Cedeño caricaturizaba con su personaje William Guillermo a los pitiyanquis que perdían el sueño evaluando candidatos estadounidenses como si les tocara votar por ellos. Sin llegar a tales extremos, admitamos que el republicano MCain ostenta credenciales espléndidas. Heredero multimillonario, logra figurar entre los cinco últimos puestos de su promoción de la Academia Militar. Su hazaña principal es haber estrellado su avión mientras bombardeaba indefensos vietnamitas. Al igual que Bush hijo, y que su candidata a la vicepresidencia Sarah Palin, habla directamente con Dios, quien les dice que la quebrada economía de Estados Unidos está mejor que nunca; que deben defender las políticas que la llevaron a la ruina, bombardear cada día miles de niños iraquíes y no descartar la intervención en Venezuela.
5 Así no extraña que lo sobrepase en las encuestas Barak Obama. Despierta alguna esperanza por joven, por moreno, por haber sufrido discriminación toda su vida. Pero no olvidemos que los más feroces defensores de las políticas guerreristas son los afrodescendientes Condolezza Rice y Colin Powell, quien por cierto apoya a Obama. A éste lo postula el Partido Demócrata, que votó solidariamente con el Republicano la mayoría de las leyes contrarias a los derechos sociales y favorables al latrocinio capitalista que arruinó a Estados Unidos. Sobre la guerra, oscila entre la promesa de detenerla y la de continuarla. Igual inconsistencia revelan sus demás pronunciamientos sobre las cuestiones cruciales de la economía y la sociedad y sus relaciones con Venezuela.
6 Al candidato que gane no solicitamos, exigimos: 1) Que retire las bases militares que pretenden mantener a América Latina y el Caribe como territorio ocupado, y en particular las de Guantánamo, Vieques, Soto Cano, Comalapa, Manta, Iquitos, Santa Lucía, Palmapampa, la del Paraguay, las de Curazao y Bonaire, Tres Esquinas, Larandia y la docena de aeropuertos habilitados a tal fin en Colombia.
2) Que inhabilite los llamados Planes Colombia, Patriota, Victoria y todos los subsiguientes.
3) Que desmantele el Plan Puebla-Panamá, proyectado corredor estratégico entre Estados Unidos y América del Sur.
4) Que desmovilice la IV Flota del Atlántico y del Caribe, instrumento de amenaza contra nuestros países, que no amenazan a Estados Unidos.
5) Que levante el bloqueo contra Cuba, agresión permanente contra un país repetidamente rechazada por la inmensa mayoría de los miembros de la ONU.
6) Que retire a la DEA del resto del mundo y la concentre dentro de Estados Unidos, para ver si logra que éste deje de ser el primer país consumidor de droga del planeta.
7) Que reconozca plenos derechos humanos y laborales a los cuarenta millones de "hispanos" que trabajan dentro de sus fronteras sometidos a discriminación, persecución y explotación.
8)
Que el Departamento de Estado retire los sobornos que a través del National Endowment for Democracy inyecta a infinidad de Organizaciones No Gubernamentales para que desestabilicen sociedades y gobiernos de países democráticos.
9) Que elimine el "Consenso de Washington", los Tratados contra la Doble Tributación y los Paraísos Fiscales.
10) Que abandone la política contradictoria de subsidiar su propia agricultura con más de 30.000 millones de dólares anuales mientras presiona a sus socios comerciales para que no protejan sus cultivos.
11) Que cese de exigir a los países latinoamericanos el pago de sus deudas públicas y se ocupe de cancelar la suya, la más alta del mundo.
12) Que renuncie a imponernos el neoliberalismo, que casi lo llevó a la tumba a él.
13) Que deje de considerar automáticamente enemigo a cualquier gobierno democrático que adopte medidas progresistas.
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