Estos primeros años del siglo XXI han ido de sorpresa en sorpresa. (1) El desmoronamiento de la economía capitalista y, en un país racista, la elección de un presidente negro para que la enderece. (2) El insurgir de la Revolución Bolivariana. (3) La elección de un auténtico representante de las etnias aborígenes bolivianas, Evo Morales, para avanzar en la intrincada y laberíntica lucha de la toma del poder y desplazar la rancia oligarquía al servicio de intereses foráneos, que por 500 años mantuvo el dominio y sumisión colonial sobre las mayorías nacionales de quechuas y aimaras. (4) El regreso de Daniel Ortega a la presidencia de Nicaragua. (5) El triunfo abrumador de Rafael Correa en Ecuador. Y (6), la sorpresa mayor, el triunfo en Palestina del partido Hamas. El propio Hamas fue el primer sorprendido por el respaldo de las mayorías nacionales, cansadas de la política de indecisiones y entreguismo del partido Al Fatah (Yasser Arafat). Pero el triunfo le fue escamoteado por la UE, Israel y EE.UU. al no permitirle la formación de un nuevo gobierno.
La campaña mediática siempre ha presentado a Hamas como grupo “terrorista”. Nunca se dice que Hamas tiene un proyecto político para el pueblo palestino que se sustenta en cuatro estrategias: (1) La educación y la religión; (2) El servicio comunal (el zakat) y otros servicios sociales; (3) en política (movilización de masas); (4) la lucha armada, derecho de todo pueblo a defender su territorio invadido y los derechos humanos violentados permanentemente por el invasor sionista.
Con el triunfo de Hamas, llegaba la posibilidad de conciliar la paz basada en el respeto a la independencia y soberanía del pueblo palestino sobre los territorios que le pertenecen desde la más remota antigüedad (pueblo semita). Pero, el gobierno sionista no acepta a Hamas como interlocutor legítimo, de igual manera que no acepta a Jilbola y menos, después de la derrota militar que le infligió en el Líbano.
Al desconocer el triunfo de Hamas. ¿Dónde queda el respeto a la democracia? Es una felonía pretender imponerle condiciones a la política de Hamas que es la política adoptada por la mayoría del pueblo palestino ¿Qué pasaría si en Colombia, en elecciones libres y limpias las FARC ganan? ¿Cuál proyecto político se ejecutaría? ¿El de la trasnochada oligarquía o el de las FARC? He ahí el dilema en que se debate el imperialismo ante los triunfos de gobiernos populares. Esto forma parte de la actual tragedia y genocidio que se vive en Gaza, en donde las víctimas son las culpables de la guerra. ¡Que paradoja! ¿Hasta donde llega la falacia y sordidez del sionismo y sus aliados?
El triunfo de Hamas aterra a Egipto y Arabia Saudita, financiadores de la actual invasión y cómplices junto a la UE y EE.UU. del genocidio y la cobarde agresión contra el pueblo palestino (Gaza), que día a día enfrenta a la potencia militar del planeta (piedras contra tanques y aviones) !Que disparidad! La misma que hubo hace 500 años entre aborígenes americanos y conquistadores europeos. Son las guerras genocidas de los imperios: contra China, la guerra del opio; contra Irak y Afganistán, la guerra por el petróleo; y hace mil años, contra los pueblos musulmanes de Oriente, Las Cruzadas, para rescatar un sepulcro.
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