El 62% de los somalíes viven en extrema pobreza, su índice per cápita es el peor del globo terráqueo, el 11,5% de sus hijos mueren cada año por hambre, existe un solo médico por cada 12.000 habitantes, el 97% de su agua es salada, siendo solo el 1% tratada para que pueda ser potable, su fecundidad es una de las más altas del mundo, 6 niños por madre.
Esta suma, generan los números de la tristeza somalí, hoy dividida en cada una de sus ciudades por diversas expresiones políticas, quienes separadas, intentan hacer múltiples gobiernos, desde su capital Mogadiscio, no logra verse una sola expresión en lo que ayer, intento ser una nación.
Recientes noticias indican que después cuatro meses, dedicados a negociaciones, acuerdos, sustos y presiones, un grupo de piratas somalíes liberaron un barco que tenían secuestrado, meses atrás, los Estados Unidos, junto a Los Aliados, lanzaron el acostumbrado alerta, “sus nacionales no deben pisar bajo ningún motivo costas somalíes”, advirtieron que este pobre país es el nuevo refugio de piratas y terroristas, todos nos preguntamos, ¿harán lo mismo con los dictadores de Honduras?
A los somalíes no les quedo otra alternativa que lanzarse a sus océanos, lo primero, defender sus humilladas costas, las cuales, al igual que en siglos atrás, resurgieron bajo el espíritu, de aquellos bravos navegadores de infinitos mares, quienes recorriendo diversas nacionalidades e idiomas, con la neblina baja de los océanos, atacaban con feroces arcabuces y cañones a aquellas incipientes potencias, quienes empezaban a saquearles.
Hombres con pañoletas rodeándoles sus cabezas, bajo el mando de un viejo capitán con pie de palo, sosteniendo un afilado y brillante garfio, con un ojo perdido, adornado por un negro parche, con banderas pintadas de calaveras, y una lora que gritaba: ¡atacar, atacar!
La triste Somalia ha sido saqueada por sus veteranos enemigos, esto ha sucedido desde mucho antes a El Pentágono del Republicano George Bush, bajo uno de los más descarados gobiernos, utilizaron ejércitos de otros países para invadirles, solo porque allí había un gobierno pro islámico, el cual fue abiertamente acusado de estar integrado por miembros de Al-Qaeda, los directores del terrorismo internacional, hasta llevarlo a ser un país tan pobre, declarado actualmente, bajo una gran hambruna.
Ahora, amenazados por los portaviones de la Quita Flota, entre esos, él George Bush, aun así, los somalíes están alejados, los años expuestos a su explotación consiguieron que en diciembre de 2005 con el apoyo de los Estados Unidos los intranquilos etíopes invadieran la nación somalí, estos dirigieron una legión de asaltantes armados hasta los dientes, con más de ocho mil mercenarios, retirándose apenas en enero de este nuevo año, no sin antes desatar el incendio de la ira de cristianos contra islámicos.
Como era de esperarse, el juego de los EE.UU dio resultado: guerra civil, al igual que en la Yugoslavia de Milosevic, envenenado en la cárcel más segura del planeta: La Haya, sin dar aun ninguna respuesta al mundo.
Estas ofensivas de largo alcance estimulan enfrentamientos entre grupos étnicos, tribales, apelan al nacionalismo, y a viejas disputas geográficas, forzando así, el ajedrez geopolítico mundial, por el control de los recursos localizados en sus subsuelos.
El Cuerno de África nuevamente está en guerra, su población de apenas unos ocho millones de habitantes, vieron como en el año mil novecientos noventa y uno su presidente era derrocado con el apoyo de occidente, la nación se precipito hacia una general desestabilización política, como no había gobierno, y tras feroces enfrentamientos internos, la agazapada Europa, envió flotas de buques para descargar toneladas de basura radioactiva, vertiendo miles de galones de material nuclear en sus océanos.
Sus profundidades empezaron a envenenarse de plomo, cadmio y el venenoso mercurio, siendo los hijos de los somalíes las primeras víctimas, inmediatamente comenzaron a nacer con malformaciones, esto, sumado al terrible tsunami del aciago diciembre del dos mil cuatro, los residuos tóxicos pasaron dentro del territorio, quedándose y causando una peor catástrofe, inmediatamente los científicos y médicos rápidamente fueron retirados de las labores de ayuda, una vez más, la hipocresía occidental obligo su silencio.
Pero los merodeadores siguieron su trabajo, esquilmaron todas sus reservas concentrados en grandes bancos y empezó el saqueo de sus formidables bancos de peces, esto, mientras los somalíes morían de hambre, se robaban su atún, gambas, langostas, entre otras riquezas marinas sacadas en millonarias toneladas.
Inmediatamente los somalíes al ver este desastre conformaron brigadas, llamadas Guardacostas Voluntarios de Somalia, entonces los Republicanos desde la silla de cuero de la Oficina Oval y desde las salas situacionales creadoras de todos los malévolos escenarios, gritaron: Piratas.
La exageración militar no se hizo esperar, y como viven de ganancias provenientes de la guerra, lanzaron a los mares somalíes flotas de la marina británica, acompañada por decenas de buques compuestos por más de treinta países, más EE.UU y China.
Perseguían hombres hambrientos, sin ropas, famélicos, con la angustia de que en tierra firme morían sus familias de hambre, mientras el “educado” primer mundo despilfarrador de comida, entre otros sagrados recursos, los acusan de terroristas, ubicándolos como la nueva amenaza marítima.
Esta cruda situación no corresponde al de una película surrealista, tiene como principales actores a los nuevos rebeldes del mar, quienes no vacilan en acusar a la gran voracidad occidental, a quienes primero les destruyeron su gobierno, luego inundaron sus playas de residuos tóxicos y nucleares, posteriormente, quienes trabajaban en buques eran arrojados al mar cuando a sus explotadores se les place, sus familiares ven como grandes flotas se llevan su comida de las profundidades del océano, mientras en tierra firme sus hijos perecen de hambre.
El imperialismo mundial ataco a este pobre país, a la cabeza, el mayor generador de desastres, los EE.UU. pero también fueron Australia, Bélgica, Botswana, Canadá, Egipto, Francia, Alemania, Grecia, India, Italia, Kuwait, Marruecos, Nueva Zelandia, Nigeria, Noruega, Pakistán, Arabia Saudita, Suecia, Túnez, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Gran Bretaña y Zimbabwe.
Y ahora, acusan a sus hijos de ser piratas, ¿quién no sería pirata, terrorista o guerrillero? o, lo que se le dé la gana, para detener con débiles barcazas, piedras y caucheras la defensa de su destrozado futuro.
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