1. Un movimiento de “ciudadanos colombianos”, con el apoyo del presidente fascista Álvaro Uribe, del golpista hondureño Micheletti y del gobierno de Obama, convocó vía Internet y otros canales a manifestaciones simultáneas en 90 ciudades bajo el lema “No más Chávez”; el fracaso fue rotundo porque apenas logró reunir a un grupo de cientos de personas en Nueva York, Caracas, Managua y Bogotá. Pero también, como respuesta, hubo una marcha en contra de la tercera reelección del presidente Uribe y en protesta por el acuerdo militar de Estados Unidos con Colombia para hacer más grandes las facilidades a soldados estadounidenses en las siete bases recién instaladas en este país sudamericano. Los antichavistas buscan aglutinar a la derecha filofascista mundial para evitar que los pueblos se movilicen contra la explotación capitalista.
2. ¿Espera acaso el venezolano Hugo Chávez que el gobierno yanqui de Obama le de otro golpe de Estado, como el de 2002 o como el que dieron a Allende en Chile o a Zelaya en Honduras? ¿Espera una invasión norteamericana como la que sufrió Cuba en Playa Girón en 1961, organizada por los gusanos y el gobierno de Kennedy? Que se preparan poderosos golpes militares contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, es indiscutible. No es poca cosa lo que esos gobiernos –junto al de Cuba- están haciendo para que el continente se libere de las ensangrentadas garras de los EEUU clavadas en el corazón de los pueblos indígenas, campesinos y obreros. ¿Puede acaso olvidarse que hasta hace unos diez años los yanquis aún chupaban libremente la sangre y las energías de nuestros pueblos y Chávez llegaron a despertarlos?
3. El pueblo cubano, cuando fue invadido en abril de 1961, aún tenía listas sus armas (las que usó en la revolución) para defenderse; los aviones y el armamento yanqui de los invasores nada pudieron frente a un pueblo armado y aguerrido que defendía a su país; en unos cuantos días fueron barridos y apresados por el pueblo armado. En Chile sucedió lo contrario en 1973: Allende no quiso (y cuando quiso no pudo porque estaba bloqueado) entregarle armas a su pueblo para defenderse contra la canalla derechista cecerolera al servicio del ejército y la embajada de los EEUU. Algunos grupos radicalizados chilenos, como el MIR, pidieron a Allende que entregara armas al pueblo, pero su legalismo y su confianza en las instituciones burguesas, que aún dominaban al país, lo paralizó. Fue entonces cuando Pinochet dio el golpe sangriento.
4. Chávez, Morales y Correa no deben hacer caso a las legalidades burguesas; la clase empresarial y los medios de información se han abierto “de capa”. Están haciendo la guerra frontal y no hay que darles oportunidad para que la desarrollen. Los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, que son en estos momentos la vanguardia de las luchas de liberación, no deben dar ni un paso atrás frente a los medios de información que –con el falso grito de libertad de prensa- aliados a las poderosas empresas monopólicas yanquis, quieren seguir imponiendo sus intereses sobre el pueblo. No pasarán muchos días o semanas para que esas convocatorias pro-yanquis vuelvan a lanzarse para salir a las calles. Así como en los sesenta salimos bajo el grito de “Cuba sí yanquis no”, es tiempo que también los mexicanos respaldemos las luchas de Chávez, Evo y Correa.
5. La pasada reunión de Unasur fue muy importante porque demostró que los bloques de poder en la región van adoptando (poco a poco) posiciones antiimperialistas y que las bases militares de Colombia son una amenaza para los pueblos de América y África; la realidad es que sería muy iluso pensar que debió ser una reunión radical socialista o antiimperialista que impida el funcionamiento de las bases militares en Colombia. No debe olvidarse que todavía los intereses yanquis están arraigados en Brasil, Chile, Argentina y Uruguay y resulta difícil que estos países adopten posiciones como las de Chávez; pero Unasur sigue siendo una organización está más allá de la OEA y del Grupo de Río. Entre algunos años también Centroamérica será otro dolor de cabeza de los yanquis porque los procesos de liberación de los pueblos van adelante.
6. El día en que Brasil, México, Colombia y Argentina, los países más poblados y grandes de América Latina, asuman posiciones independientes y antiimperialistas, ese día el imperio norteamericano comenzará a estallar en pedazos porque ya no podrá saquear las riquezas petroleras, acuáticas y otros recursos naturales que tanto necesita para agrandar su imperio. Los EEUU dejarán de ser imperio yanqui, policía mundial, jefe del armamentismo internacional, para convertirse en un gran país amigo de los demás. Ya no será el país más poderoso y rico del mundo, pero será un país amigo y solidario como muchos otros. ¿Qué imperio lo sustituirá? Posiblemente los yanquis hayan sido el último imperio y los nuevos países que hoy destacan en el mundo: China, India, Japón, Alemania, Brasil no alcancen nunca esa categoría a pesar de su fortaleza.
7. El imperialismo, como diría un líder chino, es un tigre de papel o un gigante con los pies de barro; cuando ven al pueblo armado se asustan, corren y se derrumban. Por eso Chávez, Evo, Correa, deben mantener a sus pueblos en guardia permanente o, como dirían por aquí: en “alerta roja”. Hay que repartir las tierras entre los campesinos, hacer que los centros productivos pasen a manos de los trabajadores, que los bancos funcionen bajo la vigilancia total del gobierno y que los medios de información –que tanto tergiversan y engañan a sus lectores- sean emplazados y expropiados (si fuera necesario) para que se conviertan en bienes públicos. Si en este momento no radicalizan sus planes y programas por miedo a la burguesía más tarde podrán arrepentirse, pero cuando ya las cosas no tengan remedio. Ni un paso atrás, todos adelante.
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