Huele a esperanza

Y a no huele a azufre. Huele a esperanza, dijo el presidente Chávez en su discurso pronunciado en la ONU el 24/09/09, en clara alusión a las diferencias entre la política de Bush y la de Obama. Pero también a los logros del Sur y al programa de acción a nivel mundial que se viene perfilando.

Un Presidente de la Asamblea General, Miguel D’Escoto, transformó la Asamblea General de la ONU de un centro de bostezos y manos alzadas acatando órdenes del gobierno de EEUU, en otro que se va revitalizando. La Presidencia recuperó autoridad y fue limitando la injerencia del Secretario General y la tendencia del Consejo de Seguridad a ir interviniendo en los temas de la Asamblea General. Pero también durante su presidencia se logró que los temas económicos y financieros, que estaban monopolizados por el G-20, el FMI y el BM, pasasen a ser asuntos de la Asamblea General. Lo mismo que la agresión sionista contra Palestina que dejó de ser asunto sólo del Consejo de Seguridad.

Un programa de acción va conformándose. La cooperación Sur-Sur va siendo una realidad como cooperación solidaria. El Alba y Petrocaribe marcan un camino, que sin duda ha sido profundizado por la Cumbre América del Sur-África (ASA).

La reforma de la Arquitectura financiera internacional y la sustitución del dólar como moneda de reserva, también es algo que va manifestándose. El Banco del Sur y el Sucre son hechos perspectívicos que coinciden con procesos en otros continentes.

Los efectos del cambio climático van unificando a los pueblos. Es indudable la responsabilidad histórica de los países del Norte en la destrucción del planeta. Ello debe traducirse en un compromiso firme para la reducción de emisiones de gases invernadero.

Los países del Norte cada vez más se apartan de la democracia y el respeto a soberanía. En el Sur hay un movimiento, cuyo eje está en Latinoamérica, más concreta- mente en Honduras, para defender dichos principios.

La paz, la no violencia y la justicia constituyen el denominador común de todas estas acciones. Las bases militares, las fuerzas de despliegue rápido comandadas por la Otan, son las respuestas del capital. Un gran movimiento por la paz es imprescindible para salvar a la humanidad y al planeta ¡Qué crezca el olor a esperanza! julio.

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Julio Escalona


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