El resurgimiento de antiguos malestares étnicos, religiosos, tribales, geográficos y de limites terrestres y acuáticos, son parte de las grandes listas que penden del equilibrio de las balas, para una maquillada paz en las regiones de Arabia Saudita.
La intranquilidad de las regiones del Medio Oriente se debe a los malos movimientos geoestratégicos de los jeques saudíes, la proliferación de fuertes y sofisticados armamentos provenientes de las retocadas alianzas con los Estado Unidos, reaccionan hacia una paz tutelada, tenue y muy frágil.
El manejo dado por estos pequeños jeques en las discrepancias religiosas incrementan notables malestares económicos, la oposición a las fuerzas de los EE.UU. a cada momento es más notable e inaceptable por la vida misma de sus nacionales, como de toda la comunidad árabe internacional, así, como por todos los gobiernos de la conflictiva región.
La presencia extranjera, denota una marcada represión a las fuerzas democráticas que intentan por la vía política que el estado cambie, los marcados intereses de la superpotencia del norte mantiene a toda costa un territorio que le garantiza el aprovisionamiento inmediato de combustible, y por nada estaría dispuesto a dejarlo perder, sin antes combatirlo a la fuerza.
Actualmente no hay fuerzas políticas claras para corregir los destinos políticos de los países del golfo, la llagada división entre sunitas y chiitas, ha permitido a las autoridades aplastar en muy pocos días los alzamientos, como los sucedidos recientemente en Bahrein, donde a pesar que la oposición continua en Manama, su capital, y otros exiliados en algunos países árabes, los cambios permanecen detenidos.
La esperanza que se mantiene en el subyacente descontento es construir nuevos escenarios de cambio con el pasar de los años, a pesar de las complicadas luchas por la sucesión de las diversas monarquías.
Aun cuando en Arabia Saudí no existe claramente fechas que definan las sucesorias establecidas, mantienen al actual monarca, el Rey Fahd, su salida desencadenaría otro terrible escenario sucesoral, entre la cantidad de descendientes masculinos de Ibn Saud.
Entre los regados círculos políticos dirigentes de Bahrein, Kuwait, y los Emiratos Árabes Unidos, penden muy próximos los escenarios de una guerra civil, esta podría ser desencadenada por una terrible insurrección popular.
Las disputas territoriales de la región, como las sucedidas entre Irán y los Emiratos Árabes Unidos, con los trazados de sus fronteras, permanecen en litigios, aparte de de exclusivas zonas económicas petroleras, hace que la situación de Qatar y de Arabia Saudí, estén por los intereses de sus subsuelos.
Finalmente, el origen de los conflictos está renovándose constantemente, el Golfo Pérsico es una zona de marcadas fisuras territoriales, políticas, sociales y económicas, todo por el principal recurso bituminoso, es decir, el petróleo, acompañado de las grandes reservas de gas.
Los futuros conflictos estarán comandados por los EE.UU, bien porque ellos los originen o tengan que defender a sus principales proveedores, y esto, porque esta potencia se ha erigido como los supuestos defensores, de cualquier implicación, que logre mantener la responsabilidad de estabilidad, en las regiones del Golfo.
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