La barrida que el liderazgo de Evo Morales propinó a través del MAS, al fascismo en Bolivia, es un mensaje claro a quienes piensan que con la trampa tendida al pueblo de Honduras van a detener el giro hacía la izquierda, que en busca de sus raíces están dando los pueblos hispano parlantes de Suramerica.
La felpa que el pueblo aborigen de Bolivia dio a sus opresores, que durante más de 500 años le han despreciado y sojuzgado, es también ejemplo para esos pueblos que todavía tienen miedo y que se dejan amedrentar por las mafias del narcotráfico y paramilitares, pagadas y entrenadas por el imperio norteamericano.
Aquí se hizo patente el pensamiento del ilustre trujillano Mario Briceño Iragorry: “Aunque parezca dormido o engañado el pueblo ha aprendido su lección, él dura más que aquellos que lo engañan y oprimen”.
Allí está el resultado el despertar del pueblo boliviano, con Evo Morales a la cabeza comenzó en 1997, cuando el líder obrero, nativo de Oruro, obtuvo 3 por ciento de apoyo en las elecciones, en un periodo de 12 años el aborigen vilipendiado y objeto de burlas por parte de la derecha apátrida, con su racismo étnico y liberal, les ha dado una cachetada y les ha hecho morder el polvo de la derrota, incluso en cotos cerrados del fascismo boliviano, como Tarija y en Santa Cruz y Pando les bajó el morro, con lo cual la rancia derecha boliviana ha quedado poco menos que desarticulada.
Ese 63 por ciento de apoyo a Evo y los 26 senadores electos de los 36 que integran la cámara indica a las claras que el boliviano enterró el miedo y que de nada sirvieron las masacres contra ese digno pueblo que llevaron adelante criminales que tenían cargos de elección popular y los nazis europeos que se han refugiado allí y que se adueñaron de inmensas extensiones de terreno en perjuicio del pueblo originario, pero que ahora la revolución cultural se propone rescatar para devolverlas a sus legítimos
propietarios.
De nada valió la arremetida mediática llamando al pueblo a votar en contra de Evo, acusándolo de ser títere de Chávez y de Fidel. De nada sirvieron los titulares como que “En Honduras se paró al chavismo”y otras linduras de la desesperada derecha que ahora está contra la pared, porque el pueblo boliviano no quiere violencia, ni volver a ser colonia yanki. El aborigen boliviano decidió ser libre y es un mensaje importante para los aborígenes del mundo, que todavía tienen miedo y respetan a sus opresores.
El triunfo de Evo en Bolivia y el de Pepe Mujica en Uruguay, junto a la consolidación de la revolución bolivariana en Venezuela y la revolución ciudadana en Ecuador,fortalecen el nuevo mapa político suramericano, pero al mismo tiempo significa que los pueblos del continente deben mantenerse en alerta, porque el imperio ha sido herido en lo más profundo de sus intereses y eso hace que su ira y su agresividad aumenten, en otras palabras es una fiera herida.
El imperio está perdiendo dos importantes bastiones claves para sus ambiciones expansionistas, como lo son Venezuela y Bolivia. Venezuela, porque es la primera potencia energética mundial, con las grandes reservas petrolíferas y gasíferas, amén de las reservas de oro, hierro, diamante y otros minerales, que representan “bocatto di cardenale,” para el imperio y por la otra Bolivia, que a parte de tener unas gigantescas reservas de gas, tiene plata, cobre y otros metales y para complemento ahora el litio fuente de energía limpia y utilizada en diversos campos de la moderna industria energética. Paralelamente tiene grandes reservas hídricas, biodiversidad y lo más importante su posición geográfica, un factor geopolitico determinante para las ambiciones de Estados Unidos.
Ahora vienen los comicios chilenos, donde también puede darse un viraje interesante, pues la revuelta de los Mapuches, el descontento de algunos sectores laborales y otros factores que han pedido a la
presidenta Bachelet, romper con los viejos esquemas del pinochetismo, pueden incidir en los resultados.
El despertar de los pueblos de la América aborigen al igual que en el Medio Oriente y África, es un síntoma de la búsqueda de sus raíces para a través de esas sabidurías construir el presente y avanzar hacía el futuro que no puede ser otro que el de amor, de paz, de tolerancia y libertad, libre de los imperios sanguinarios que históricamente han maltratado a estos pueblos, que desde sus inicios no han hecho otra cosa que luchar por su libertad y resistir para la defensa de sus principios y culturas, frente a las inclemente arremetidas de los bárbaros que allende los mares solo han dejado, saqueo, las huellas de inhumanas torturas, genocidios, arrase de culturas y montañas y praderas teñidas con sangre inocente en nombre de la democracia y la libertad.
Tal como ocurre con la guerra de exterminio en contra del rebelde pueblo Palestino, ejecutado a través del sionismo genocida, mafioso que manipula y sojuzga al pueblo hebreo ,en cuyo nombre asesinan y cometen tantas tropelías, tan o peor de horrendas que las practicadas por los nazis , en contra del mundo durante la II guerra mundial.
La masacre de Afganistan, al cual el “Premio Nobel de la Paz”, le está enviando un aguinaldo de 30 mil asesinos más, para intentar quebrar la resistencia de los patriotas de ese noble pueblo. En Irak, donde “La democracia y la libertad gringa” ha dejado millones de inocentes muertos.
Más recientemente en Honduras, la CIA con el apoyo de sus cachorros, secuestró y lanzó al exilio obligado al presidente constitucional Manuel Zelaya, para imponer un gobierno defacto liderado por las mafias del narcotráfico, traficantes de armas, vehículos y paremos de contar, que ha tratado de imponerse a sangre y fuego, con una mascarada electoral, apoyada por la Casa Blanca y sus títeres en Latinoamérica. Sin embargo el pueblo de Morazan permanece en píe de lucha y aún cuando haya un repliegue táctico la lucha continúa y allí como en todos los escenarios del tercer mundo, el Águila imperial, tendrá su merecido y los pueblos seguirán adelante en proceso de liberación, sin desdeñar el peligro, porque La fiera está herida.
Periodista*
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