En ilegitimidad permanente vivió siempre Honduras, Presidente Zelaya, y muchos otros pueblos de este continente, con falsas constituciones al servicio de los oligarcas, lo legítimo es la lucha actual.

Raúl Bracho

Ayer leía las declaraciones que Manuel Zelaya diera a Telesur en relación a las elecciones realizadas el pasado 28 de Noviembre, en ellas puedo entender su incomprensible insistencia en ser restituido como presidente de Honduras, que lejos de contribuir para la creación de una respuesta revolucionaria, no significará más que legalizar un gobierno de facto y el resultado de las elecciones pasadas.

"El Gobierno nuevo que se instala el 27 de enero no podrá operar sin un acuerdo de gobernabilidad con todas las partes involucradas en este proceso", dijo desde la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece sitiado por la policía y el Ejército por órdenes del régimen golpista desde el pasado 21 de septiembre.

"La actitud de los Gobiernos es de preocupación, debe haber solución, no podemos vivir en ilegitimidad permanente", agregó Zelaya.

Si bien dijo que Lobo, del Partido Nacional, ganó frente al Partido Liberal, "pero esas elecciones no tienen legitimidad por el abstencionismo, por el ausentismo que hubo, que es extraordinario, porque sólo el 40 por ciento votó".

Sería bueno profundizar sobre estas posturas conciliatorias del señor Manuel Zelaya, las elecciones no son válidas o inválidas por el abstencionismo, en muchas elecciones con altos índices de abstención el triunfo es para el que obtenga más votación entre los que sufragan, en el caso de estas elecciones, estas no se pueden aceptar por ser realizadas por un gobierno ilegítimo y de facto, por no haber sido convocadas por un presidente democráticamente electo y por no haber reconocido las naciones del mundo a los militares fascistas que las convocaron. No por los índices de abstención.

Las insinuaciones de Manuel Zelaya para que el supuesto ganador del Partido Nacional, Pepe Lobo, tenga diálogos con todos los sectores, para poder gobernar, más sus expresiones sobre la urgencia de las demás naciones para que vuelva la democracia a Honduras, son demasiado tibias y no se corresponden con las posturas del frente de Resistencia al Golpe que ha pasado a llamarse Frente de Resistencia Popular y que en voz de Juan Barahona, convocan a la lucha por la Constituyente.

Honduras no puede menos que seguir adelante en su lucha contra la constitución pétrea que cercena la voluntad del pueblo y darse una nueva carta magna, para derrotar a las clases oligarcas y golpistas, no cabe dentro de esta lucha ningún tipo de reconocimiento al candidato ganador en la farsa de Micheletti, ni menos las insistencias de Zelaya por su restitución, los caminos pacíficos no pueden terminar siendo caminos en los que se cede espacio o se concilia con el enemigo, la lucha sigue, el pueblo debe organizarse y deberán mejores cuadros, tomar la vanguardia y romper definitivamente con ningún tipo de coqueteo con las clases oligarcas.

Para hacer una Asamblea Constituyente no hace falta autorización de nadie ni de ninguna institución, es el pueblo soberano quien la convoca y la ejecuta, su resultado luego debe someterse a consulta popular, para comenzarla solo basta empezar y esto es lo que el frente y Zelaya deben asumir. El poder del pueblo es imbatible, el mundo deberá aceptar su decisión.

En ese aspecto, como primer paso, la organización popular ha pasado a llamarse Frente Nacional de Resistencia Popular y ante su formación declara también Zelaya:

"La Resistencia es la esperanza para tener una nueva Constitución instalando una Asamblea Nacional Constituyente", agregó el presidente constitucional hondureño. Entonces me pregunto: ¿Qué tanto quiere usted dialogar con Pepe Lobo? ¿Qué necesidad la de que se le restituya para gobernar sin poder gobernar, para solo darle tinte de legalidad a tanta injusticia, camarada Zelaya?, Ya basta, Honduras a sido un pueblo valiente y firme, digno y revolucionario, dispuesto a seguir el mismo camino hacia el socialismo, algo tiene que nacer y algo tiene que morir, no hay otra posibilidad histórica, no hay diálogo con el eterno enemigo del pueblo, no hay pacto posible con los explotadores y asesinos del pueblo de Honduras.

Constituyente y desconocimiento total de la farsa electoral.


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